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La crisis económica alteró muchas rutinas cotidianas y salir a comer no fue la excepción. Lo que, durante años, fue un plan habitual -ya sea para distenderse, encontrarse con amigos o simplemente no cocinar- pasó a ser una decisión pensada, sujeta por el bolsillo. Con menos gente saliendo y precios en alza, el sector gastronómico atraviesa uno de sus momentos más difíciles.

En este contexto, bares y restaurantes ven en el Día del Amigo una oportunidad para reactivar el movimiento. La celebración sigue vigente, pero con nuevas reglas: los insumos aumentaron, la demanda cayó y, para muchos locales, ofrecer promociones ya no es rentable. Lo que antes aseguraba buena facturación hoy se evalúa con cautela, ante el riesgo de trabajar a pérdida.

El consumo cayó fuerte

Un relevamiento de Kantar Insights indicó que el 76% de la población redujo sus visitas a bares y restaurantes en el último año. Entre los sectores de menores ingresos, la cifra asciende al 85%. La principal razón, según el 74% de los encuestados, es el aumento de precios. Pero también influyen otros factores: un 41% menciona las largas esperas y un 30% las malas experiencias previas, especialmente, entre los jóvenes de entre 18 y 24 años.

Aun así, persiste un margen para el encuentro: el 42% asegura salir a comer afuera, al menos, una vez por semana o varias veces al mes. Dentro de ese grupo, el 66% lo hace por motivos de socialización, mientras que un 33% lo vincula con celebraciones. En el segmento de entre 35 y 49 años, ese porcentaje se eleva al 44. Con estos datos, el Día del Amigo aparece como una oportunidad comercial, aunque más acotada que años anteriores.

Pocas promociones, más delivery y nuevas propuestas

Sin margen para grandes descuentos, varios locales optaron por diseñar propuestas puntuales. Entre ellas, menús cerrados, experiencias más cuidadas o combos para compartir en su casa.

Algunos lugares, como Tres Monos, bajaron el precio de sus tragos más conocidos a $ 6000, una forma de seguir captando sin perder la rentabilidad. Concepción Pizza y Vino, en cambio, apostó por reforzar el diferencial en el ambiente, con DJs pasando vinilos, platos especiales de invierno y promociones como 2x1 en vermut y vino por copa.

También crecen las opciones para delivery, una modalidad que muchos consumidores eligen para evitar el gasto de salir. Siete Mares armó dos combos de sushi con cervezas importadas: uno de 28 piezas y dos cervezas a $ 41.000 y otro más completo, de 40 piezas y cuatro cervezas, a $ 57.800.

En esa misma línea, Buche preparó dos propuestas para compartir entre ocho personas: el combo Festín incluye empanadas, tabla de fiambres, postre y cervezas por $ 125.000, mientras que el combo Épica suma dos tablas temáticas con quesos franceses, embutidos españoles y otros productos gourmet por $ 205.000.

La fecha se mantiene pero el gasto se ajusta

Aunque el poder adquisitivo cayó, el Día del Amigo sigue siendo una excusa válida para encontrarse, incluso si los planes son más medidos y el consumo, más pensado. La ocasión persiste, pero ya no todos los restaurantes pueden o quieren adaptarse con propuestas especiales.

Muye decidió no ofrecer promociones ni descuentos, aunque diseñó un menú específico para ese día que incluye entrada, plato principal y postre, con opciones como bife de chorizo o pesca blanca. La propuesta apunta a ofrecer una experiencia que justifique el gasto, sin resignar rentabilidad.

Otros espacios, como Sole di Parma, eligieron un enfoque distinto: mantendrán su cocina abierta hasta las 22 y sumaron una opción más simple y económica con sándwiches caseros y vermut con soda a precio promocional.

Sin embargo, no todos tienen margen para sumarse y directamente optaron por no modificar su propuesta habitual, y explican que aplicar descuentos en este contexto les resultaría perjudicial. Para muchos, sostener los precios ya implica un esfuerzo diario y, frente a una fecha como esta, prefieren no forzar los números.

Aunque el contexto no ayuda, el Día del Amigo sigue siendo una oportunidad para cortar con la quietud de los últimos meses y recuperar algo de movimiento en un escenario que se volvió cuesta arriba para la gastronomía.