La plataforma de regalos de experiencias Bigbox llegará el próximo año con operación local en Colombia y su CEO y fundador, Gastón Parisier, ya empieza a imaginar el siguiente (y gran) paso: el aterrizaje en Brasil, la mayor economía de América latina.

"Antes de entrar en Brasil, queremos estar más sólidos donde estamos. Queremos llegar bien entrenados, con un producto que esté mucho más consolidado", explica el emprendedor, quien creó la empresa en 2009 y, además, es cofundador de la aerolínea low cost Flybondi y, el año pasado, fue el principal promotor de la llegada de Franco Colapinto a la Fórmula 1.

"Quizás, tendremos que desembarcar con la adquisición de alguna empresa que ya exista, que conozca el terreno. Hay que conocer la cultura, estar más preparados", agrega.

Además de su sede en Buenos Aires -que, recientemente, amplió tras tomar un segundo piso en el edificio de Núñez donde está radicada-, Bigbox tiene oficinas en Uruguay, Chile, Perú y México. Aunque sin presencia física, también brinda servicios corporativos -es decir, regalos empresarios- en Ecuador y Paraguay, al margen de un cliente como Mercado Libre, que le demanda cubrir los 18 países donde la idea de Marcos Galperin tiene operación.

"Somos muy flexibles con los clientes corporativos. Tenemos una red de experiencias, prácticamente, en toda América latina. Incluso, en lugares donde no tenemos plataforma local", apunta.

Con un modelo cuyo "corazón", en palabras de Parisier, es "usar talento argentino para el mundo", la empresa hasta ahora atendía en Colombia sólo al segmento corporativo. "Ya teníamos la red de experiencias. Ahora, vamos a estar con operación propia", explica. Cada oficina local representa unas 15 personas -Bigbox tiene un total de 220 empleados-, además de la posibilidad de abrir puntos de venta, que existen en la Argentina, Chile, Perú y Uruguay. La apertura en un país, mensura Parisier, es una inversión de entre u$s 1 millón y u$s 2 millones.

"El mercado colombiano tiene que ser como el de Chile, que hoy es el 10% de nuestro negocio. Debería alcanzar ese número en dos o tres años", aventura.

Este año, Bigbox alcanzará una facturación de u$s 40 millones, aportada en mitades iguales entre la Argentina y el negocio internacional. En volumen, habrá comercializado 600.000 experiencias, de las cuales el 70% son para el mercado de consumo masivo (es decir, público general). De ese 70%, la mitad son experiencias gastronómicas. "Nuestro norte es vender, en dos años, 1 millón de experiencias anuales", comenta.

"En América latina, el mercado de regalería mueve u$s 50.000 millones por año. Mis competidores son los zapatos y los pañuelos", define Parisier. "Hay empresas rivales pero están muy enfocadas, casi el 95%, en el corporativo. Nosotros, en cambio, somos más retail. Pero ver al que hace lo mismo que yo es tener la mirada errada. Nuestros competidores son los productos físicos: compito contra un juego de platos o de copas. Buscamos dar experiencias a buenos precios. Por eso, también entramos muy fuerte con nuestro vertical de eventos", anticipa.

Para este Día de la Madre, Bigbox lanzó la posibilidad de comprar experiencias sueltas y no el paquete tradicional, con varias opciones de regalos. Es la respuesta a algo que la empresa vio crecer aceleradamente en la plataforma: las ventas de experiencias sueltas se triplicaron en 2024 y, en 2025, ya representaron el 10% de su B2C, con un ticket promedio de $ 40.000, más alto que el de las Bigbox convencionales.

"Todo lo que estamos construyendo en Bigbox va por tres ejes: más personal, más social y más dinámico", define Parisier. "Más personal es ponerle toda la tecnología para que, de las 5000 experiencias que ofrecemos, el usuario pueda ver las que más creemos que le van a gustar a él o va a preferir regalar", explica. Más social, sigue, es que todos, usuarios y proveedores, puedan interactuar en la plataforma. Y el tercer eje, que, por ejemplo, el proveedor pueda ofrecer productos con precios distintos en diferentes momentos del día.

"Nuestro proyecto actual es reposicionar la marca. Volver a mostrarla mucho más dinámica y agilizada", cuenta. El primer paso fue el cambio de imagen en los puntos de venta, "la cara más directa con el cliente", los pondera. De los 12 que tiene en el país, Bigbox ya renovó ocho. Inauguró dos este año: Nordelta y Palmas del Pilar.

La inversión en renovación de locales y oficinas es de $ 2000 millones, precisa el CEO. "Estamos, también, con un proyecto para renovar el packaging, cómo se entrega el regalo. El año próximo, se va a ver un producto renovado. ¿Por qué? Porque la gente valora el producto físico, el regalar algo. Sobre todo, para fechas especiales", explica.

Todo este esfuerzo, agrega, comprende una estrategia de creación de contenido. "Queremos migrar un poco a ser co-productores de contenidos. Por ejemplo, si una escuela de aviación no tiene más capacidad para ofrecer experiencias porque no tiene aviones, Bigbox le compra dos para eso", ilustra.

"Mi sueño es ofrecer experiencias de autos", desliza. Algo que, todavía, no concretó por no haber podido encontrar proveedor adecuado. Su acompañamiento a Colapinto -Parisier fue quien lo acercó a muchos de sus actuales sponsors, como YPF, Quilmes, Globant y Mercado Libre- resultó aleccionador.

"La experiencia de la Fórmula 1 fue muy inspiradora, muy educativa", dice, sobre el negocio montado en torno a la competencia, con gente que paga paquetes de u$s 10.000 (Gran Premio de Brasil) o u$s 25.000 (Las Vegas) para presenciar la carrera con distintos accesos a zonas de los equipos y pilotos. "¿Hay fanáticos en la Argentina dispuestos a manera una Ferrari en el autódromo por u$s 300? No tengo ninguna duda", asegura.

Será otra idea a desarrollar, en un contexto que, afirma, ahora le facilita planificar.

"La apreciación cambiaria del último año y medio fue favorable. Ahora, toda esta presión que hubo sobre el dólar redujo el precio promedio. Pero, ¿qué es lo que compro? Una inflación estable, en el valor que sea. Sabiendo eso, sabés cuál es el tiempo en el que podés vender las experiencias", explica.

Bigbox nació vendiendo experiencias a usar hasta dentro de un año. En Europa, el mercado se mueve a cinco años y, en Chile, la propia empresa vende a dos. "En la Argentina, los momentos más críticos de inflación, llegamos a vender a dos meses. La opción a eso era vender la experiencia a un precio ridículamente alto", contrasta. "Hoy, estamos en un buen momento porque la inflación fue a la baja. Nos permite tener previsibilidad", describe. "Pero esto es la Argentina: puede cambiar hoy, mañana o el 26 de octubre".