La incertidumbre política y la inestabilidad financiera de la última semana pusieron en alerta a la industria automotriz. "Cada suba del dólar encarece la producción y nos impide proyectar un futuro", dijo Martín Zuppi, CEO de Stellantis Argentina -uno de los principales productores y el mayor vendedor de vehículos del país- y presidente de la Asociación de Fábricas de Automotores (Adefa).

Agregó que, esta volatilidad resta competitividad, lo que hace imposible incrementar volúmenes de exportación, por un lado, y reducir los precios de los autos en el mercado interno, por otro. "Hasta fin de año, la situación será compleja", anticipó.

El aumento del tipo de cambio encarece los costos de producción, limita la previsibilidad y dificulta la planificación de inversiones, en un sector que depende, en gran medida, de materiales importados, enumeró el ejecutivo, quien dialogó con El Cronista tras su participación en Auto.Tienda, evento sectorial que se realizó este viernes en el Golden Center, de Parque Norte.

Zuppi explicó que más del 50% de las piezas de cada vehículo provienen del exterior. "Esta inestabilidad frena la producción y deja sin previsibilidad a toda la industria", sostuvo y remarcó que, sin estabilidad macroeconómica y ni condiciones competitivas para exportar, resulta imposible incrementar los volúmenes o reducir precios.

El mercado automotor había sido uno de los primeros en repuntar durante el segundo semestre de 2024. Comenzó 2025 con subas del 100%, incremento que, en ocho meses, se moderó al 65%, según datos de la Asociación de Concesionarios de Automotores de la República Argentina (Acara). A agosto, se vendieron 444.041 unidades, sobre un mercado que se proyecta por encima de 600.000 para el año.

Sin embargo, los patentamientos del mes pasado, 41.507, marcaron una caída del 13% contra los de julio. Algo que, en Acara, atribuyeron al movimiento del dólar en las últimas semanas de ese mes, lo que "siempre genera cierta sensibilidad", indicó Sebastián Beato, presidente de Acara.

Por su parte, las terminales acumularon dos meses consecutivos de caída en su producción. En julio, la actividad se retrajo 35,7% interanual y, en agosto, un 13,8%. En ambos casos, incidió el menor volumen de exportaciones, debido una presencia más agresiva de marcas chinas en los principales mercados de la región para los vehículos fabricados en la Argentina. Adefa se refirió a la pérdida de competitividad. Prefirió no hacer foco en el tipo de cambio, sino en la carga impositiva. En particular, de provincias y municipios.

Zuppi compartió panel con Alfonso Prat-Gay, vicepresidente de Prestige Auto, la empresa que este año compró la operación (y licencia de marca) de Mercedes-Benz en el país, y Dante Sica, ex ministro de Producción y Trabajo de la Nación y titular de la consultora Abeceb.

Prat-Gay reclamó la necesidad de políticas específicas para el sector. "La automotriz es una de las actividades más importantes del país. Dependiendo del año, ocupa el tercer o cuarto lugar en exportaciones. No solo por la cantidad de empleo que genera, sino también por el impacto en la balanza comercial. Por eso necesitamos políticas de largo plazo", afirmó.

En ese contexto, advirtió que "la apertura es una herramienta para ganar eficiencia y especialización, aunque la experiencia demuestra que cuando se aplicó de manera desordenada e irracional terminó provocando más daño que beneficios".

En las próximas semanas, aterrizarán en el mercado local nuevas marcas. En Especial, la china BYD, mayor fabricante de vehículos eléctricos del planeta. Zuppi aclaró que, para las terminales argentinas, no es esa la verdadera competencia. "Competimos contra nosotros mismos. Con las filiales en Brasil o en México. Si ellos ofrecen mejores condiciones, las inversiones se definen allá", explicó.

"La Argentina tiene que dar señales claras: estabilidad macroeconómica, reglas de juego previsibles y un camino hacia la competitividad. De lo contrario, las inversiones van a ir a otro lado", indicó.

"Dentro del grupo debemos disputar proyectos con plantas radicadas en países vecinos. Por eso, la Argentina tiene que dar señales claras: estabilidad macroeconómica, reglas de juego previsibles y un camino hacia la competitividad. De lo contrario, las inversiones van a ir a otro lado", afirmó.

A su vez, Sica sostuvo que los desafíos que enfrenta el sector no son nuevos, aunque van cambiando con el tiempo. "Hay un paralelo con la década de los '90. En ese momento, teníamos que modernizar la industria para integrarnos al Mercosur. Hoy, tenemos que modernizar para integrarnos a un mercado global que cambia aceleradamente. El desafío es aún mayor", afirmó.

El debate también giró en torno a la necesidad de sostener una política industrial que no quede sujeta a los vaivenes de la coyuntura. Zuppi subrayó la importancia de los acuerdos bilaterales, en especial, con Brasil, que concentra gran parte de las exportaciones de vehículos producidos en la Argentina. "El acuerdo automotor con Brasil vence en 2029. Si llegamos a esa fecha sin mejoras en competitividad, va a ser muy difícil sostener el nivel de inversiones actuales. Ese es un tema que no podemos dejar de lado", advirtió.

Sica coincidió en que la industria debe pensarse como parte de una estrategia regional más amplia: "El sector automotor argentino está concentrado en cinco grandes grupos, con un peso muy fuerte en la región. Eso tiene ventajas, pero también implica que debemos integrarnos más para sostener inversiones y no quedarnos aislados."

De cara a las elecciones de octubre, el panorama también suma incertidumbre en el corto plazo. "Hasta fin de año, la situación será compleja. Tenemos elecciones el 26 de octubre y, como suele ocurrir en el país en cada proceso electoral, eso genera dudas. Van a ser 40 días muy intensos. Lo importante es qué medidas se tomen después para dar tranquilidad", advirtió Zuppi.

Pese a estas dificultades, hay consenso en que la industria automotriz no es parte del problema sino de la salida. "Siempre a la Argentina le faltan divisas. Por eso, hay que mirar a los sectores capaces de generarlas y la industria automotriz es uno de ellos", señaló Prat-Gay.