La empresa familiar y de 100% capitales argentinos Sidersa ya puso en marcha la construcción de la que será la planta más moderna, eficiente y sustentable del mundo. Así lo confirmó su CEO, Hernán Spoto, quien aseguró que la fábrica está "ocho años adelantada al mercado europeo" y que tendrá la capacidad de transformar chatarra en acero verde en menos de tres horas.

El desembolso rondará los u$s 300 millones y la fábrica estará lista a mediados de 2028. Para ejecutar la inversión, Sidersa ingresó al RIGI -fue el primer proyecto industrial en conseguir el aval del Gobierno-, herramienta que Spoto consideró como "respaldo fundamental" para tomar la decisión, ya que brinda la previsibilidad necesaria para este tipo de inversiones.

"No solo tenemos el riesgo de ser empresarios, sino que se suma el riesgo de la Argentina. Sin embargo, somos optimistas porque, si tomáramos decisiones de inversión de acuerdo con un gobierno o ministro de Economía, no podríamos hacerlo", reflexionó.

Además, la empresa adhirió al RIGI de San Nicolás, que otorga exenciones impositivas a nivel municipal y está a la espera de la reglamentación del régimen a nivel provincial. De concretarse, este brindaría también beneficios impositivos relacionados con ingresos brutos y el impuesto al sello.

El proyecto, que se empezó a gestar en medio de la pandemia, propone una larga lista de soluciones tecnológicas para lograr eficiencia y reducir costos de producción. Entre ellos, el uso de sistemas electrónicos de control de corriente que permiten reducir un 10% el gasto en energía y la producción de forma continua, que permitirá realizar el proceso completo -desde que ingresa la chatarra hasta que sale el producto final- en menos de tres horas. Normalmente este proceso demora alrededor de 24 horas.

Además, la nueva planta -que no prevé el uso de gas natural- se podrá conectar de forma directa a un parque eólico o solar, lo que evitaría una mayor carga en la red nacional de distribución de energía. Aunque todavía no es un plan en sí mismo, Sidersa no descarta montar otro parque renovable para abastecer energéticamente su producción.

La construcción de la fábrica -lindera a la que Sidersa ya tiene en San Nicolás- se realizará con 100% de mano de obra local y demandará el trabajo de alrededor de 1000 personas. "Aunque a veces no sea lo más económico, hacemos lo mejor para la Argentina", aseguró a la vez que reconoció que importará únicamente aquellos insumos -sobre todo, tecnológicos- que no se producen en el país.

"Vamos a producir algo que el mundo va a querer y que no todos lo van a poder ofrecer, que es el acero verde", destacó Spoto.

A pesar de que el proyecto tiene como prioridad abastecer la demanda local,Sidersa no descarta la posibilidad de exportar a Europa. Es que, para 2035, el continente tiene el objetivo de que el 45% del acero sea verde o bajo en carbono. Esto se refiere a aquel producido con muy bajas emisiones de carbono.

En caso de exportar el 100% de la producción de la nueva planta, significaría un ingreso de u$s 360 millones al año. El objetivo es producir 360.000 toneladas anuales de acero para la construcción, aunque también desborda a industrias como el oil&gas, la minería y el agro, para la producción de maquinaria especializada.

En diciembre de 2024, Sidersa presentó su solicitud de adhesión al RIGI, con la mitad de la inversión ya asegurada gracias a un crédito de u$s 50 millones otorgado por la Corporación Financiera Internacional (CFI). A esto se sumaron u$s 27,6 millones obtenidos mediante su primera emisión de obligaciones negociables en el mercado de capitales.

El proyecto marcará la primera construcción de una siderúrgica integrada en la Argentina en más de 50 años. Se prevé la creación de más de 300 empleos directos y unos 3500 puestos indirectos vinculados a actividades como la recolección de chatarra, la construcción y los servicios logísticos.

La construcción abarcará tanto la acería como la laminación, lo que permitirá sustituir importaciones en forma anual y mejorar el saldo comercial del país. Además, se espera que esta inversión impulse el desarrollo de la comunidad local mediante la reactivación de carreras universitarias y terciarias vinculadas al sector industrial y metalúrgico.

Con 70 años de trayectoria, la firma abastece a más de 2000 clientes desde su complejo industrial en San Nicolás y cuenta con una planta en Justo Daract (San Luis), un centro logístico en Hurlingham (Buenos Aires) y oficinas comerciales en Ciudad de Buenos Aires y Rosario (Santa Fe).