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Montañas, construcciones de madera, clima seco, árido, casi desértico. Los únicos colores que destacan son el rojo y el azul de la bandera chilena, que, por los festejos de la conmemoración de su Independencia, abundan en cada casa, en cada esquina, en cada comercio. Por el otro lado, el mar que rompe cerca de la orilla y devuelve la frescura que no siempre abunda en Tocopilla, en la región de Antofagasta, en el norte de Chile. Allí, la actividad minera es, desde hace ya varios años, el motor económico de la región. De hecho, el 25% del cobre mundial se origina en el lado chileno de la zona Andina.

En la ladera de una de las tantas montañas que se desprenden de la Cordillera de los Andes, se ve un camino en zig-zag que acompaña la dirección de un enorme tubo que sube en vertical hasta perderse entre el horizonte y la bruma marina. Allí, trabajaron -y convivieron- alrededor de 8000 personas de todas las profesiones y nacionalidades en uno de los proyectos más ambiciosos y desafiantes del grupo Techint en Chile.

En marzo de 2023, Techint Ingeniería y Construcción, la pata del holding comandado por Paolo Rocca que se dedica a construir grandes obras en las industrias de oil & gas, energía y minería; comenzó a darle forma al proyecto SADDN, Suministro de Agua Desalinizada Distrito Norte. La obra, que ya está en su etapa final, busca reducir 60% el consumo de aguas continentales (dulce) en la industria minera y reemplazarla por recursos hídricos provenientes del mar con un posterior tratamiento para eliminar la sal.

La obra cobra relevancia, no solo porque el agua dulce es un recurso finito a nivel mundial, sino que, por su ubicación y geografía, el norte de Chile tiene serios problemas de suministro hídrico. El tratamiento y la posterior transformación del agua salada, en tanto, parecen ser una solución, que, incluso, podría aplicarse en algún proyecto de cobre argentino.

SADDN es el primer proyecto integrado que el gigante grupo ítalo-argentino está llevando a cabo en Chile para Aguas Horizonte, el operador final de la obra, un consorcio constituido entre el conglomerado japonés Marubeni y la mayor transportista del país vecino Transelec, cuyos accionistas son de origen canadiense y chino. Luego de 20 años, Aguas Horizonte transferirá el proyecto a Codelco, la mayor empresa minera de Chile y quien impulsa el uso de alternativas hídricas en la industria.

El desarrollo consta de la obra marina, una planta desalinizadora y un sistema de impulsión de agua que se extienden a lo largo de 160 kilómetros de tuberías y tres estaciones de bombeo. Estas, permitirán bombear hasta 840 litros de agua por segundo que suministrarán este recurso tan indispensable para el sector a tres grandes operaciones mineras: Radomiro Tomic, Chuquicamata y Ministro Hales (Distrito Norte de Codelco). Cada estación empujará el agua hasta los 3000 metros sobre el nivel del mar. Techint también forma parte del proyecto las obras de alimentación eléctrica, inexistentes hasta la llegada de la constructora a la región.

Aguas Horizonte invirtió en este proyecto alrededor de u$s 1000 millones y Techint, por su parte, ofició de contratista. Rodrigo Larralde, director de proyecto adjunto de SADDN aseguró que la obra ya está al 83% y que se pondrá en marcha a mediados del año que viene.

Agua de mar apta para uso industrial: su transformación

El sistema iniciará en el mar, donde se captará el agua a través de tres tubos de 1,3 kilómetros y 1,8 metros de diámetro que se colocarán en el fondo marino; dos de ellos para absorber el recurso, el tercero para devolver al mar los minerales que se extraen en el proceso. El agua fluirá hacia la planta desalinizadora a lo largo de una cañería que pasa por debajo de la Ruta 1, la calle que divide el paisaje montañoso del enorme reservorio de agua salada a los pies de la precordillera chilena.

Una vez en la planta, el agua pasará por un proceso de filtrado que utiliza arena, similar al que se usa en las piletas caseras. Posteriormente se realizará un procedimiento químico en el que se quitarán todos los microorganismos del agua, que, para ese momento aun conservará 32 gramos de sal por mililitro.

El proyecto SADDN utiliza ósmosis inversa, una tecnología que permite transformar agua de mar en apta para uso industrial. El proceso consiste en hacer pasar el agua a presión a través de membranas especiales que retienen la sal y otras impurezas, dejando solo el líquido limpio. De cada dos litros que entran en el proceso, uno sube a la mina, mientras que el otro se devuelve al mar con el doble de concentración de sal.

Una vez finalizado ese proceso, el agua se conserva en tanques especiales, para, luego, propulsarla hacia las minas. Una parte del reservorio se utilizará también para el consumo de los edificios administrativos de Aguas Horizonte que ya están en construcción.

La primera estación de bombeo estará ubicada a un lado de la planta, que impulsará el agua hasta los 1100 metros de altura. La segunda estación de bombeo elevará el agua desalinizada otros 800 metros y la última, otros 1300 metros, hasta llegar a un reservorio de agua industrial con capacidad de 250.000 metros cúbicos. Desde allí se distribuirá a dos reservorios más pequeños, uno para los procesos de Radomiro Tomic y otro para los de Chuquicamata y Ministro Hales.

Las posibilidades para la minería argentina

Chile es el principal productor de cobre a nivel global. Representó aproximadamente el 23% de la producción mundial en 2024, con 5,3 millones de toneladas métricas extraídas ese año. Este metal es esencial para la economía chilena, ya que abarcó cerca del 45% de las exportaciones del país. Alberga, además, algunas de las minas de cobre más grandes del mundo, como Escondida y Collahuasi, que son operadas por empresas como BHP, Anglo American y Codelco, la mayor empresa estatal del país y del mundo en producción de cobre, con operaciones en Chuquicamata, El Teniente y Radomiro Tomic, entre otras.

A pesar de que la actividad minera en la Argentina y la explotación del cobre en particular no alcanza el nivel de desarrollo que la misma industria del otro lado de la Cordillera, los recursos son similares y los yacimientos, vecinos. Esto permite que las proyecciones para el país sean más que optimistas, en la medida que la actividad se consolide, los proyectos que ya están en marcha avancen y las grandes inversiones se hagan realidad.

"Cuando vemos un mapa de los yacimientos en Chile y los de Argentina, están empatados. Distrito Vicuñas, así como otros proyectos que están en cartera, van a beneficiarse mucho de la sinergia entre las industrias de ambos lados de la Cordillera", dijo Alejo Calcagno, director de operaciones área sur de Techint Ingeniería y Construcción.

Y continuó: "Todos los proyectos que evolucionen en la Argentina tienen que hacerlo con agua. Y, probablemente, en etapas futuras, sea con agua desalada chilena". El ejecutivo adelantó que Techint ya está en conversaciones con algunas compañías del sector para evaluar la posibilidad de llevar agua desde Chile para la tercera etapa de su proyecto. "El agua de Chile es una alternativa viable para las expansiones futuras", aseguró a la vez que puntualizó que podría tratarse de la construcción de un nuevo proyecto, así como la extensión de uno ya existente.

Por el avance de los proyectos en la Argentina, las mineras aún pueden operar sin un caudal de agua muy poderoso. No obstante, no pasarán más de cinco años para que empiecen a necesitar mayores cantidades de agua.