

En la compleja organización de la cumbre del G20 hay un apartado que está siendo más difícil de resolver de lo que se esperaba. Se trata de la flota que utilizarán los altos funcionarios del mundo que estarán de visita en la Argentina a fin de año para sus traslados a los distintos eventos que se realizarán en el marco del encuentro de líderes. Se necesita más de 60 autos blindados de altísimo nivel de seguridad, superior a los que resisten golpes y disparos, aquellos que son capaces de soportar atentados con bombas.
El conflicto se da porque esos vehículos no están disponibles en el país, tal como lo explicaron todas las automotrices en diversas reuniones que mantuvieron con funcionarios del gobierno desde septiembre del año pasado, en las que argumentaron su negativa a "prestar" los autos para el G20.
Así, el gobierno decidió abrir una nueva licitación para "alquilar" los autos. La idea oficial es apartarse de las automotrices y dejar ingresar "a un nuevo jugador" que forme otra UTE (Unión Transitoria de Empresas) como la que se presentó en el pliego anterior para la organización de la cumbre con Messe Frankfurt y MCI, que subcontrate la flota, entro otros puntos de la organización que faltan resolver. Además de los autos blindados, la Unidad Técnica G20 busca vehículos con menor nivel de seguridad, buses y vans.
Fuentes de esa unidad explicaron a El Cronista que la licitación se lanzará en breve, para que la empresa adjudicataria llegue a tiempo a subcontratar la flota necesaria.
No será una tarea sencilla. Todas las automotrices consultadas por este diario aseguraron que en las diversas reuniones que mantuvieron con funcionarios explicaron que no están en condiciones de cumplir con el pedido. El gobierno intentó inicialmente concentrar las negociaciones a través de Adefa (la entidad que nuclea a las terminales) pero no fue bienvenida su intermediación ya que ese tipo de contratos se cierra en todo el mundo directamente con cada compañía. Luego las reuniones fueron individuales, y los funcionarios específicaron los modelos en los que estaban interesados.
Los vehículo de las características que se pretenden utilizar, y que están en línea con los requerimientos de los principales países que enviarán sus delegaciones a la Argentina y que se usan en otros grandes encuentros internacionales, cuestan desde los u$s 150.000 a un promedio de u$s 300.000. En la Argentina no están disponibles con ese nivel de seguridad, por lo que deberían importarse. Para una automotriz, mandar a fabricar al menos 60 unidades a ese precio e importarlas al país es un gasto descomunal. Aun si se ingresaran por un régimen temporario (por seis meses sin los impuestos correspondientes), las terminales deberían costear los seguros y fletes, y luego, igual de complicado, ubicar a esos vehículos que ya no se venderán como nuevos dado que en el país no hay mercado para aprovecharlos. "Es una inversión que nadie se mostró dispuesto a encarar por un evento donde la marca no se luce como para justificarla", explicaron casi de forma idéntica en las automotrices.
En las principales firmas, igualmente, se elevó el requerimiento a las casas matrices pero no dieron conformidad. En dos compañías de origen oriental, todavía no había un no definitivo pero la pronta publicación de una licitación cambiaría el escenario.


