SCANNAPIECO, UN CL SICO DE VILLA CRESPO QUE FUNCIONABA DESDE 1938

Por el boom inmobiliario, cerró una de las heladerías más antiguas de la ciudad

El tradicional local estaba ubicado en la avenida Córdoba al 3800 y entre sus clientes más habituales figuran desde importantes artistas hasta Julio De Vido

Era un clásico de Villa Crespo y un oasis en medio de la multitud que recorre los outlets de la avenida Córdoba. Sin embargo, la tradicional heladería Scannapieco fundada en 1938 y una de las más antiguas de Buenos Aires cerró sus puertas y dejó un espacio libre en una de las zonas comerciales más cotizadas.
Como otros tantos íconos porteños, fue fundada por un inmigrante italiano, Emilio Scannapieco, que abrió una heladería con su nombre en el barrio (límite entre Palermo y Villa Crespo) a fines de la década del 30. Había aprendido a preparar helados con Saverio Manso, dueño de la primer heladería porteña, y durante varios años vendió pochoclos con un carrito, que después exhibió en la entrada de su local. Luego, uno de sus tres hijos, Emilio, continuó la tradición y llevó adelante el local durante las décadas siguientes, hasta su reciente cierre.
Los hermanos dueños del local vieron un movimiento inmobiliario interesante en la zona y decidieron vender. Emilio, que hoy tiene 77 años, no quiso seguir más porque está con algunos problemas de salud, contó Enrique Lareu, el esposo de Ana María Scannapieco, hija de Emilio.
Dispuestos a no perder la historia familiar, Lareu y su mujer acaban de abrir una heladería con el nombre A. M. Scannapieco en Villa Pueyrredón, a pocas cuadras de Nazca y Mosconi. La equiparon con el mobiliario y las máquinas de producción del local original (carrito incluido). Hacemos el mismo helado, con las mismas máquinas explicó Lareu. Algunos viejos clientes vienen hasta acá. No tenemos el mismo movimiento, pero de a poco lo vamos levantando, agregó. El kilo cuesta $ 50 y los cucuruchos van desde $ 7 a $ 13, según el tamaño.
Los que alguna vez pasaron por el local de Córdoba al 4800, recordarán la amabilidad de sus empleados (compañeros de la primaria y amigos de la infancia de Emilio) y las fotos de los clientes famosos que incluían desde estrellas de televisión hasta políticos como Julio de Vido. Algunos eran invitados a pasar del otro lado del mostrador para ver cómo se fabricaban las cremas heladas y Emilio abría orgulloso las heladeras repletas de frutas, para mostrar que todo era natural.
La avenida Córdoba, desde Scalabrini Ortiz hasta Juan B. Justo, está hoy copada por marcas de primera línea que venden productos discontinuos o de segunda selección. El 85% de ese tramo son outlets de ropa y los pocos locales de otros rubros se van destinando a eso. Los propietarios buscan más rentabilidad asegura Jorge Toselli, presidente de JT Inmobiliaria Hace 15 días alquilamos un local de 4 metros por 12 en la zona por $ 15.000 mensuales. Lo poco que queda realmente se cotiza.

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