ESTUDIO EN 37 PA SES DE LA CONSULTORA HAVAS ENTRE "PROSUMIDORES"

Poca confianza en el efecto del trabajo para mejorar las finanzas

La moderación en el consumo impulsa el crecimiento de la economía colaborativa en todo el mundo. Pero en la Argentina está vinculado con la caída del presupuesto

Cada vez más personas, en los países desarrollados, comienzan a adoptar nuevos hábitos de consumo que van en contra de comprar sin sentido, la artificialidad o el desperdicio. Así, la moderación en el consumo surge como un nuevo valor. Con algunas diferencias, la tendencia también se observa hoy en la Argentina, donde la búsqueda de productos y servicios que muestren una conveniencia de precio-experiencia y la economía compartida van ganando más espacio.

"Para el argentino, la moderación oscila entre la limitación y la devaluación de su presupuesto", destacan desde la consultora Havas, que realizó un estudio global que incluyó 37 países y 12.000 entrevistados sobre relación de los consumidores con el dinero. "Antes estaba bien visto consumir por encima de nuestras posibilidades. Hoy hay moderación y menos artificialidad en el consumo. Desde los que eligen productos de la huerta o cambian las gaseosas por agua. En el caso de la Argentina, no vemos tanto un paso de la acumulación a la reducción, sino de la acumulación a la circulación, con objetos que cada vez más sobreviven a la tiempo de uso de sus dueños", explicó Martín Pietragalla, director de estrategia de Havas.

El especialista citó ejemplos, como el intercambio de bicicletas, las plataformas online de venta de productos usados, como OLX o Letgo, y el mayor uso de servicios de transporte del tipo Uber o Cabify o de alojamiento como AirBnb. En este contexto, la "economía compartida" gana espacio.

La encuesta que a nivel local incluyó 250 personas puso foco en los llamados "prosumidores", líderes de opinión de la vida cotidiana, que sin ser necesariamente conocidos ni famosos influyen en el resto. "Son personas que están pendientes de las novedades del mercado, sus opiniones son pedidas por sus pares, y contemplan el impacto social y ambiental de las marcas. No tiene que ver con una edad o con un nivel de educación", explicó Pietragalla.

Para el 60% de los argentinos, la economía compartida está ayudando a más personas a convertirse en emprendedores. Al consultar a los "prosumidores", el número asciende a 72%.

Con todo, la principal diferencia entre los consumidores de la Argentina y el resto de los países es su temor por la situación económica local. Al 97% de los "prosumidores" argentinos les preocupa que el país quiebre. A nivel global, el porcentaje es de 63%. "Más del 90% tiene miedo de que sus hijos cuando lleguen a adultos no puedan mantenerse y necesiten de su ayuda financiera. Hay temor de que no puedan mantener su nivel socioeconómico", señaló Victoria Capellini, analista estratégica de la consultora.

Otra muestra del desánimo del consumidor argentino es su poca confianza en el efecto del trabajo para lograr una mejora en su economía: sólo el 40% cree que mientras más duro trabaje, más dinero ganará.

A la hora de pedir un préstamo, aparecen dos grandes temas: la vivienda (87% versus 60% a nivel global) y el negocio propio (63% versus el 43% a nivel global). "Para las grandes causas, no hay capacidad de ahorro. Hay una necesidad de ayuda externa", destacó Capellini. "Mientras que para vacaciones, viajes, bodas o educación, los porcentajes son muy bajos. La gente rechaza endeudarse por cualquier cosa, hay mucha conciencia", agregó la analista.

Otros datos del estudio muestran a los argentinos como solidarios (85% se siente bien al compartir su dinero con los que más necesitan, frente a un porcentaje global del 75%). También esperan un Estado presente para regular y fomentar el desarrollo de emprendimientos gracias a las economías compartidas.

 

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