Para Adrià, "No hay que obsesionarse con la vanguardia"

El multipremiado chef del restaurante El Bulli, considerado como el mejor del mundo, está de gira por Buenos Aires. El jueves dará una charla sobre creatividad en el Gran Rex.

Habló de creatividad, de negocios y, por supuesto, de gastronomía. Pero Ferran Adrià, el cocinero más famoso del mundo e hincha del Barcelona, eligió a Lionel Messi para comenzar su charla con periodistas. “Es una inspiración”, dijo.

El multipremiado chef, que pasará cuatro días en Buenos Aires en medio de una gira internacional que auspicia Telefónica, está en plena etapa de puesta en marcha de su fundación, un ambicioso proyecto al que se abocó luego de cerrar las puertas de su mítico restaurante El Bulli en julio pasado. “Todo lo que se haga en la fundación se va a divulgar. Es una revolución social compartir la creatividad”, señaló. Y este mes lanzará un libro de platos sencillos, llamado “la comida de la familia”. Ayer, en una breve pausa dentro de su apretada agenda, charló con El Cronista:
 
¿La crisis que está atravesando España afecta en algo al proyecto de su fundación?
Desde luego. Pero como es un proyecto internacional, es diferente. La crisis de España es sobretodo un tema de confianza. Hay una psicosis en general. No lo entiende nadie. No entendemos que está pasando. La confianza es el motor de la economía.
 
Estará cuatro días en Buenos Aires, ¿tiene previstas muchas cenas y almuerzos?
Pocos. Cuando trabajo no como mucho. Vendré otra vez en plan gastronómico. El jueves tenemos una reunión con gente de gastronomía y será la puerta abierta para que vuelva el año que viene para conocer más el sector gastronómico.
 
¿Tiene algún conocimiento de la gastronomía argentina?
Han pasado muchos chicos argentinos por El Bulli. Y lo que sí sé es que está pasando algo. Y es el momento crucial para la búsqueda de la identidad.
 
¿Por qué la gastronomía argentina no ha logrado posicionarse internacionalmente?
A la argentina no. Le ha costado hacerlo a la gastronomía mundial. Hasta el año ’94, con El Bulli, y hasta el 2003, con la famosa portada de El Bulli en The New York Times. Nadie se planteaba que la alta cocina no fuera francesa. No te extrañe de que esto empiece ahora aquí.
 
¿Cómo ha pasado con la gastronomía peruana?
Lo que está pasando. A veces, con la velocidad de las cosas, nos confundimos. Una cosa es la gastronomía y la vanguardia. Otra cosa en que en Perú han hecho los deberes desde hace 8 o 10 años. Cuando yo llegué la otra vez a la Argentina (hace 10 años por vacaciones) veía que estaba pasando algo y vino la gran la crisis. Con una gran crisis es imposible lograr creatividad en la cocina. Cuando vine dije ’van a pasar cosas’. Hay mucha gente creativa, con ganas de hacer. Os paró el tema de la crisis.
 
¿Qué deberes hizo Perú?
Contextualizar, buscar una identidad, una buena explicación, ordenar. Esto se puede hacer. No hay que obsesionarse con el tema de la vanguardia. No soy nadie para decir, yo vengo a aprender aquí. Lo que sé es que hay talento y si hay talento se pueden hacer muchas cosas. Me han dicho que Mendoza es un vergel con tierra de mucha calidad. Es un poco ver qué pasaba hace 100 años. Tenés que buscar y ordenar todo. Que la gente joven tenga respeto por la gente que ha hecho cosas y que la gente que ha hecho cosas tenga respeto por los más jóvenes.
 
¿Cuándo va como comensal a un restaurante, qué es lo primero que observa?
Si voy como comensal normal, poca cosa. Como cualquiera. Normalmente soy bastante positivo
 
¿Y si va como profesional?
Depende lo que vaya a ver, si voy a un restaurante japonés, veré una cosa; y si voy a un italiano, veré otra. Lo que me interesa más es una normalidad. Tiene que ser normal, tener una cierta ética. Si es de vanguardia, lo que quiero es que haya vanguardia.
 
¿Qué pecados son imperdonables en un restaurante?
La falta de ética, de respeto. Que te tomen el pelo. No digo sólo en la comida. Hablo de otras cosas, que te hagan esperar mucho tiempo, que piensen que no sabes.
 
¿Cuál fue la decisión de negocios más arriesgada que tomó?

Continuamente las tomo. La decisión de crear una fundación. Al final no es negocio, pero tiene que funcionar como negocio.

 

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