Lejos de recuperarse, el vino pierde más consumo interno y exportaciones

Por los altos precios, la venta en botella se redujo 8,5%. Esperan que la liberación en junio de vinos de esta cosecha aporte nuevo equilibrio y mejoren así los precios relativos

Una cosecha más abundante este año, tras dos vendimias escasas, había traído cierto alivio al sector vitivinícola. Sin embargo, el año no empezó nada bien en cuanto a consumo y exportaciones. Marzo fue un mal mes en ambos frentes.

En el mercado interno, las ventas cayeron un 3,5% contra igual mes de 2017, a 680.798 hectolitros (hl). En el primer trimestre, los despachos para consumo en el país acumulan así una baja de 1%, a 1,84 millones de hl, según informó ayer el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV).

Las exportaciones no tuvieron mejor suerte.Cayeron un 5,7% interanual, a 154.113 hl., en marzo y acumulan una reducción de 1,8% en los tres meses.

Los datos son aun más preocupantes si se tiene en cuenta que 2017, año de base para la comparación, fue un año muy malo para el sector. Ese año, el consumo interno llegó a su piso histórico en términos de volumen, al caer a 8,91 millones de hl. O al menos eso se creía. Ahora, en función del primer trimestre, se teme una caída aún mayor. "Si la situación del país no mejora y nuestra industria no se equilibra, vamos a perforar el piso de 20 litros per cápita", advirtió Sergio Villanueva, gerente de la Unión Vitivinícola (UVA). Hace cinco años, era de 25 litros; en 2017, bajó a 20,3, según datos del Observatorio Vitivinícola.

Además, preocupa que en marzo retrocedió un 8,5% el consumo interno en botella, que capta el 50,7% del mercado, según el INV. La disminución general fue menor, gracias a un repunte de 4% ese mes del tetra-brik que aporta el 45,6%.

"Estamos cayendo sobre la base de un año malo; la menor venta de botellas da la pauta de la caída del consumo de la clase media. Evidentemente el precio del vino está lejos del bolsillo del consumidor, que sale menos a comer afuera y, si lo hace, no toma vino", comentó Villanueva. "El vino está caro por cuestiones endógenas, por el alto precio de la uva tras cosechas escasas en 2016 y 2017, y exógenas, por la inflación general", agregó. En 2016, el sector vivió la cosecha más baja en 56 años, por factores climáticos. En 2017, fue un 11,8% mayor pero continuó siendo insuficiente. Eso llevó a altas subas de la uva, de 100% a 150% en 2016 y otro tanto el año pasado, que impulsaron más los precios de los vinos que los del resto de bebidas, en un contexto de inflación. Así, los tetra-brik aumentaron 98% en 2016 y otro 80% en 2017, en tanto que los finos lo hicieron 65% y 55%, en ese orden.

En épocas de caída del poder adquisitivo, la ecuación fue letal para el vino, un producto que no es necesidad básica.

Este año, la vendimia será de unos 23 millones de quintales, cerca de un 20% mayor a 2017, lo cual traerá alivio al sector en cuanto disponibilidad y precio de la uva. "Los vinos de la nueva cosecha se liberan en junio; a partir de entonces habrá más stock y precios más equilibrados, lo que podría generar una mejor perspectiva en el segundo semestre, con un stock más holgado", explicó. Pero, al mismo tiempo, aclaró que los precios de los productos no bajarían, más en un contexto de inflación. "En el mejor de los casos puede haber una menor presión al alza y el vino quedar con mejor precio relativo, en comparación a otras bebidas", opinó.

En exportación no es fácil recuperar el terreno perdido por la pérdida de competitividad. Las cosechas de Francia, Italia y España fueron afectadas por el clima; perdieron producción y aumentaron sus precios, lo cual ayudaría a la Argentina. "Es una oportunidad, pero no es fácil volver; cuando se deja de vender otro te reemplaza", advirtió.

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