EN EL RANKING MUNDIAL, EST EN EL PUESTO 17 ENTRE 25 PA SES

La Argentina, el mejor país de América latina para asimilar a los robots

Según un informe de The Economist y ABB, rankea bien en educación. Pero está al final de la tabla en  inversión en Ciencia y Tecnología como porcentaje del PBI

La creciente incorporación de Inteligencia Artificial a los procesos productivos, y la capacidad de los algoritmos y máquinas de aprender y reemplazar a los humanos en cada vez más tareas, plantea enormes desafíos, especialmente en el mundo laboral. Se estima que para 2030, casi el 50% de los trabajos actuales serán ejecutados por robots, y quienes hoy ingresan al sistema educativo, trabajarán en empleos que aún no existen. La pregunta es cuán preparados están los países para enfrentar esta revolución digital, y para esto, la revista The Economist y la firma tecnológica de origen sueco ABB elaboraron, por primera vez, un ránking de "Preparación para la Automatización" en base a una muestra de 25 países.

Corea del Sur, Alemania y Singapur ocupan este podio, en base a sus políticas educativas, su gran inversión en Ciencia y Tecnología, y sus planes de capacitación permanente de la fuerza laboral. Según el trabajo, los llamados países emergentes de ingresos medios, como la Argentina, serán los más afectados por el impacto de la automatización -especialmente en cuanto a la reducción transitoria de empleos-, y necesitan implementar políticas activas para preparar a su población para los trabajos del futuro.

Argentina se ubica, según el ránking, en el puesto 17 en cuanto a su preparación general para la robotización. Si bien no es un puesto para destacar, lidera el grupo latinoamericano por encima de Brasil (19°), Colombia (20°) y México (23°).

El informe mide la preparación en tres ejes: entorno de innovación, políticas educativas y políticas del mercado laboral. En el primero, la Argentina se ubica en el puesto 19, en el segundo en el 12 y en el tercero, en el puesto 24.

Sin embargo, aparece casi al final de la tabla (en el puesto 21°) en cuanto a su inversión en Ciencia y Tecnología como porcentaje del PBI (era del 0,63% en 2015, fue del 0,59% en 2016, y viene cayendo en los últimos 3 años). Su vecino Brasil lo supera, con 1,17% del PBI invertido en Ciencia en 2016. El líder, Corea del Sur, invierte más de 4 puntos de su PBI en Ciencia, y le sigue Japón con 3,28% y Alemania, con 2,88%.

La economía argentina presenta algunos sectores en los que la automatización está más avanzada. Para José Paiva, de ABB, estos son: la industria Automotriz, Alimentos y Bebidas, y Petróleo y Gas. "También se han registrado avances en Siderurgia y Minería, y en el sector de Servicios, especialmente en Telecomunicaciones ", destacó el ejecutivo.

El país también conserva una fortaleza importante en su sistema educativo, que la ubica en el puesto 12 en cuanto a "políticas de formación para la economía automatizada". Sin embargo, la escasez de estudiantes y profesionales en las disciplinas STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemática, por sus siglas en inglés), generará un cuello de botella que ya se siente en algunas industrias, como la del software, en la que cada año quedan unos 500.000 puestos sin cubrir, según datos de la Cámara Argentina de la Industria del Software (CESSI).

La enseñanza de programación y los talleres de robótica desde la escuela son un común denominador en los países que lideran el ránking de preparación para la automatización. Se trata de una iniciativa que en la Argentina se había implementado a partir del plan Program.Ar, creado a mediados de 2015.

Pero además de las competencias técnicas, el sistema educativo debería enseñar "habilidades interpersonales que ningún robot pueda reemplazar", recomienda el informe. Por otra parte, la educación debería dejar de ser considerada en una etapa de la vida, sino desarrollarse a lo largo de ella, como un reentrenamiento constante. Países como Alemania y Singapur establecieron la flexibilidad de la jornada laboral que permite utilizar parte del tiempo en capacitación, así como los seguros preventivos de empleo financiados en parte por el estado y en parte por los trabajadores para invertir en su reconversión laboral o para iniciar sus propios emprendimientos, mientras están en actividad.

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