Grupos locales y extranjeros compiten para vender al país aviones de vigilancia fronteriza
Cinco empresas presentaron las ofertas. Y es inminente la definición del proceso con el cual se busca poder controlar el contrabando y el narcotráfico
En los próximos días, el Gobierno va a definir la compra de dos aviones de vigilancia de frontera con tecnología de vanguardia para combatir el contrabando y el narcotráfico.
Las empresas que se presentaron, hace tres semanas, al llamado a Licitación Pública Nacional, fueron las locales Helicópteros Marinos; ATEC Aeronautics, Indra SI.S.A, y Transport & Services; más la alemana Grob Aircraft.
La compra está relacionada con la modernización que buscan en el Ministerio de Seguridad del equipamiento para controlar fronteras. En los últimos años, la agenda de la seguridad nacional e internacional ha estado signada por lo que ha dado en llamarse nuevas amenazas, incluyendo dentro de este concepto cuestiones relacionadas al narcotráfico; las migraciones ilegales; la trata de personas o el comercio ilegal de armamento. Expertos señalan que estas amenazas, dado su perfil y la dinámica con la cual se desenvuelven, además de con los métodos convencionales, deben tratarse con tácticas que aprovechen el uso de nuevas tecnologías y de herramientas de análisis de inteligencia.
Los países más desarrollados del mundo son lo que también presentan las propuestas más innovadoras y de vanguardia en el desarrollo de aviones para vigilancia de fronteras.
Existen ejemplos de la incorporación de esta tecnología en diversos países y programas de vanguardia desarrollados por organismos supranacionales como la operación Closeye, en aguas del canal de Sicilia; y el Sistema Perseus de la Unión Europea en aguas del mar de Alborán y del Mar Egeo.
Estos sistemas de vigilancia permiten el apoyo directo de la observación aérea y la coordinación de esta observación con las misiones terrestres. Es posible obtener el estudio ambiental del área de operaciones previo a la misión; realizar las tareas de relevamiento para inteligencia y recolección de datos del terreno; el mapeo previo y posterior a la misión de objetivos; categorizar y relevar por imágenes las zonas calientes; seguir y reconocer vehículos y relevar por imágenes las pistas clandestinas. En definitiva, combatir el narcotráfico u otras actividades ilícitas con identificación de blancos terrestres, aéreos o marítimos.
Las que se pretenden comprar son aeronaves pensadas y diseñadas como un avión de patrulla, cuya misión principal es localizar, realizar el seguimiento e identificar todo objetivo de interés dentro de la zona de patrulla. Deben tener buena autonomía y bajo costo de operación y mantenimiento, y contar con un radar a bordo de barrido electrónico; cámara visible e infrarroja de alta resolución; sistema de identificación y terminal que transmita la información recibida a tierra.
El radar es la herramienta fundamental ya que permite llevar a cabo la búsqueda de los objetivos en la zona de operaciones, y una vez detectado el blanco puede identificarlo. Lo ideal es que el radar cuente con una serie de funcionalidades, como imágenes SAR (Synthetic Aperture Radar, radar de apertura sintética) e imágenes ISAR (Inverse Synthetic Aperture Radar, radar inverso de apertura sintética). En ambos casos, se busca obtener imágenes del objetivo -que puede permanecer estático o en movimiento- mediante el uso de los ecos recibidos por el radar. Las imágenes que proporcionan este tipo de radares sirven para hacer una primera clasificación del blanco detectado mediante la identificación de ciertos elementos característicos del mismo.
Es decir, con el radar es posible obtener información para definir el blanco.
Incluso los más desarrollados incluyen terminales capaces de transmitir en tiempo real a una estación de tierra la señal radar, video visible e infrarrojo y datos AIS y datos de navegación del avión, de manera que sean monitorizados desde tierra en tiempo real.
Este tipo de aviones puede realizar una vigilancia más eficaz que los helicópteros medios y plataformas aéreas ligeras, que no cuentan con sensores. Sólo los helicópteros más avanzados cuentan con algún sistema electroóptico, que no es suficiente para el trabajo de vigilancia que se necesita encarar en las fronteras. No obstante, para no encarecer la operación, el avión debería volar con combustible convencional, para que su costo de vuelo sea muy reducido, y debería despegar y aterrizar en pistas no preparadas. Así el avión podría vigilar amplios territorios.