El reino del revés: una parrillada de verduras es más cara que la de carne

No sólo el tomate aumentó su precio de manera abrupta en el mercado local. Hacer una parrillada de verduras para dos puede salir casi 15% más que una de carnes para una pareja de comensales. A las subas en la verdulería, se suma la estabilidad del precio de la carne

En el país donde el culto a la carne asada no se pierde ni en momentos de crisis, y la demanda local del producto está en niveles históricamente altos, cocinar una parrillada de verduras para dos comensales es más caro que consumir el bien más preciado por los argentinos.
Contra todas las recomendaciones para combatir el colesterol incorporando más verduras a la dieta, la suba que tuvieron las verduras en la góndola no se limita al tomate, sino que alcanza también a los morrones y hasta algunas clases de zapallitos, para mencionar los casos más resonantes.
En este contexto, armar una parrillada para dos personas que contenga dos morrones, dos tomates redondos, dos berenjenas, una cebolla, una papa y dos zapallitos largos (zucchini), tiene un costo aproximado de $ 75. Se trata de una parrillada de verduras básica, sin agregados que pueden acompañar estos platos, como espárragos y champignones.
En paralelo, una parrillada para dos que contenga 300 gramos de vacío y la misma cantidad de asado de novillito, con un chorizo y una morcilla, 250 gramos de riñones y lo mismo de mollejas puede costar unos $ 65, es decir, 15% menos.
El kilo de tomates ya llega casi a la barrera de los $ 40 y se espera que siga subiendo, pese a los intentos oficiales de evitar que el precio del producto se dispare. Pero en los últimos días, la estrategia se enfocó a recomendar productos sustitutos del componente básico de la ensalada argentina.
El incremento del precio del tomare fue mayor al 70% en el último cuatrimestre, mientras que los morrones, por caso, subieron más del 50% y hoy se consiguen a un valor de hasta $ 60 por kilo.
Es cierto que la estacionalidad impacta en el precio de los vegetales como lo hace en pocos productos, pero también lo hicieron sequías y heladas este año.
En paralelo, la carne vacuna no acompañó la suba general de los precios, en primer lugar, porque la hacienda en pie se incrementó por debajo de la inflación medida por los privados. Según las estimaciones de la Cámara de la Industria de la Carne, Ciccra, el precio del novillo y el novillito subió en un año poco más del 10 por ciento, lo que implica un aumento menor al 50% de las mediciones de la inflación real.
En paralelo, si bien la demanda en el país es alta, no hay una competencia de las exportaciones que impulse los precios, lo que es otro argumento para que mantengan su estabilidad.
Si bien en el último año hubo un repunte del 10% en las cantidades exportadas de carne vacuna, en lo que va del año la población local consumió más del 93% de la carne que se produjo en el país.
El kilo de vacío de novillito se consigue en torno de los $ 55, mientras que el de asado del mismo animal ronda los $ 45. Ni siquiera agregando mollejas que en la parrillada común que se compra en un restaurante no suelen entrar por el impacto del precio a la hora de hacerla en casa el precio final sigue siendo más barato.
La cuenta recién podría desbalancearse si se agregan ensaladas. Sólo sumando medio kilo de tomates y algo de lechuga criolla (otro de los productos con fuertes subas) el asado para dos superaría en valor a la parrillada de vegetales.
Lejos de lo que sucedía hace algunos años y contra la tendencia mundial, lo más económico hoy es sumar carne a la dieta, y minimizar el consumo de algunas verduras.

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