Entrevista

Jorge Drexler: "La tecnología es un medio para conseguir resultados estéticos"

El cantautor uruguayo explicó a Infotechnology.com cómo fue el desarrollo de "n", su último álbum lanzado en formato de aplicación que permite al usuario intervenir en la canción.




Hace ocho años describió a la computadora como una herramienta esencial del cantautor. Hoy Jorge Drexler tal vez podría cambiar a la notebook por una aplicación móvil. El músico uruguayo desarrolló “n”, una app para Android e iOS que presenta tres canciones – o "aplicanciones", como las bautizó – en las que el usuario puede intervenir, generando su propia versión de los temas como en una especie de “Elige tu propia aventura” musical y digital.

El proyecto podría resultar toda una rareza para varios músicos. Sin embargo, en Drexler esto parece darse de forma natural. Como si fuese el siguiente paso necesario para mezclar su fascinación por la métrica y el uso de la tecnología a favor de la canción.


De hecho, “n” tiene sus raíces ancladas en el mundo 2.0, ya que de la participación de Drexler en Twitter nació la idea madre que terminaría formando la aplicación. En la red social, el músico muestra su gusto por la poesía, twitteando casi siempre en versos. Esto generó un ida y vuelta con sus seguidores, quiénes también le escribían de la misma forma.

“Uso Twitter como un taller poético. Allí tengo un diálogo con una especie de taller donde se proponen escribir de forma poética con versos palíndromos y cosas que empiezan a rozar la combinatoria. Así surgió el primer ejercicio combinatorio con un tipo de verso: la sextina, que es un compendio de una estructura de 36 versos donde el final termina en palabras que van cambiando de lugar. Esa misma noche me encontré con unos amigos que hacen aplicaciones y me dijeron: ‘¿no te gustaría hacer algo con una canción?’ y les conté que estaba trabajando con unas canciones combinatorias”, relata el cantautor desde España a Infotechnology.com.

Según Drexler, lanzar está app “es una aventura estética”. “La posibilidad de decir que la tecnología en este caso no es un fin en sí mismo, sino que es un medio para conseguir resultados estéticos. Lo principal de este proyecto no es tanto el hecho de que sea una app, sino que es una canción líquida, mutable, que se puede intervenir por el oyente en su cotidianeidad al llevar el celular o tablet a todos lados, como lo era antes con un libro”, sostiene.

Un precedente clave del uso de una aplicación como formato para consumir música lleva la firma de la artista islandesa Björk, quién lanzó su álbum Biophilia para iOS. “La app de Björk fue una inspiración muy grande para las cosas menos importantes. Fue un referente importantísimo en la estética de diseño y en el modelo de negocio, en el sentido que se vende en el App Store y de manera seriada, de ir sacando una por una. Pero ahí terminan los paralelismos. Las de ella eran canciones previamente adaptadas para un app. Yo los temas los compuse bajo el concepto de 'aplicanción', de una canción intervenible”, explica.

- ¿Fue difícil darle al público poder de decisión a la hora de armar la canción?

- Nunca me molestó. El trabajo del artista está en el diseño de la máquina, en el diseño de la experiencia. Yo entrego una experiencia. Es como si inventaras un juego, como si inventaras el fútbol. No van salir de ese cuadrilátero, son once contra once. Las normas son como las ponés. Mi canción tiene una identidad muy clara. Ayer leí una crítica que decía que con la música no se juega. Yo siento que estas canciones están tan impregnadas de mí como cualquier otra canción fija.

- ¿Cómo fue convencer a la discográfica de hacer un proyecto así?

- La industria discográfica está en un momento tan malo que me sorprendió la rapidez con que todo el mundo se dispuso a invertir en este proyecto. Fue volando. Se lo mostramos a Warner (su compañía) y dijo que si, luego a Samsung y también nos apoyaron. Salió como un equipo de trabajo bastante rápido, la composición fue lenta, la edición de sonido fue lenta. Y el planeamiento fue nuevo en cuánto a modelo de negocio.

 
“Habitación 316” es el nombre del primer tema que compone “n”. A la misma se puede acceder de manera gratuita y permite combinar la letra de la canción a gusto del oyente. Al terminar la escucha, se puede compartir por las redes sociales pero para eso se debe realizar un pago in-app. La misma consta de 38 versos combinados con otros de 19 y cualquier opción que se elija mantiene el sentido de la canción. “Empecé a escribirla en septiembre de 2011 y terminé el último verso un par de meses antes de lanzar la app. En el medio estuvo mucho tiempo terminada con 24 versos y hubo que agregarle unos versos más por razones gráficas. El programador me pedía más versos porque quedaban espacios en blanco”, relata.

Bajo el mismo concepto de combinatoria se encuentra “Décima a la décima”, su tercer canción, pero en lugar de mezclar versos en este caso se eligen cantantes. “La canción tiene cien versos, la misma estructura que usan los payadores para improvisar y además es con rima. Con esa estructura y con diez cantantes en total empecé a escribirla en noviembre del año pasado y casi que no la terminé todavía (risas). Por más que ya la entregué, lo usamos en prototipos pero nunca la vi todavía en una tablet o en un teléfono”, cuenta.

 
De todas maneras, tal vez el tema que lleva al máximo el concepto de “aplicanción” sea “Madera de deriva”. Una canción grabada en conjunto con la Orquesta Sinfónica de Euskadi y que permite activar instrumentos del tema a partir de los datos de localización del celular. “Queríamos que la ‘aplicanción’ no sea solo combinatoria poética. Buscábamos desconcertar un poco, que las letras que puedan navegar en un caos. Por eso la segunda canción es todo lo contrario a las demás. La metáfora motriz es que la canción tiene que pasear para crecer, igual que la letra, que habla de derivar en la vida para ser quien uno es”, comenta.

En este caso, la letra se mantiene estática y el oyente es el que debe moverse para desactivar los instrumentos a través de la localización del celular. “Simplemente establecimos un sistema de coordenadas de GPS que cambia cada 500 metros. Ahí te da otra cifra de latitud y de longitud para ir activando instrumentos. Esto además obliga al oyente a paladear cada uno de los instrumentos”, señala.

- En el video de “Habitación 316” se ve que utilizan la app en vivo y canta lo que la gente va eligiendo, pero en un ambiente casi hogareño. ¿Cómo piensa llevar esta experiencia a sus recitales en vivo?

- No tengo idea (Risas). Y no me importa mucho porque yo no siempre presento lo que saco. Además, no me imagino en un Gran Rex al público pasándose un teléfono y tampoco me imagino parando un show para que todo el mundo se conecte a una red. Aunque ahora estoy pidiendo por Twitter que me manden capturas con las letras que forman de "Habitación 316", así que capaz ese podría ser un buen juego.

- ¿Piensa editarlo en formato físico o para descargar por Internet?

- Más adelante tal vez, no es una prioridad. El carácter combinatorio se pierde de esa manera. Es como una mariposa, ¿a mí lo que me interesa es verla en su hábitat natural o clavada en un alfiler?

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