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En los últimos años, el acceso de niñas, niños y adolescentes a dispositivos tecnológicos ha crecido de manera acelerada, generando nuevas inquietudes en las familias sobre cuál es el momento adecuado para introducir el uso del teléfono móvil y la psicología tiene respuestas para todas ellas.

La disponibilidad de smartphones, junto con el entorno social digitalizado, ha vuelto común que la infancia interactúe con pantallas desde edades cada vez más tempranas. Frente a este panorama, especialistas en psicología y desarrollo infantil han comenzado a abordar el tema desde una mirada integral que considera la edad, el nivel de madurez, responsabilidad y contexto familiar.

Psicología infantil y el uso del celular: una decisión más compleja de lo que parece

Desde el enfoque de la psicología, otorgar un celular a un menor no debería reducirse a cumplir una edad específica. Clara Paritsis, psicóloga infanto-parental consultada por el medio Psicología y Mente, sostiene que la pregunta clave no es cuántos años tiene el menor, sino para qué necesita el dispositivo. Según la especialista, si la finalidad es meramente práctica, como comunicarse durante traslados o ante emergencias, un celular básico -conocido como "dumbphone"- puede ser más que suficiente.

La psicología indica que la edad adecuada para que los niños tengan un smartphone con acceso a redes es a los 16 años. Foto: Freepik.
La psicología indica que la edad adecuada para que los niños tengan un smartphone con acceso a redes es a los 16 años. Foto: Freepik.

Sin embargo, cuando se busca que el dispositivo permita conexión a internet, redes sociales o mensajería instantánea, la recomendación es esperar hasta los 14 años para un smartphone, y hasta los 16 para permitir el uso de redes sociales, siempre bajo el acompañamiento de una persona adulta.

Esta postura se basa en el desarrollo neurológico de los menores: la corteza prefrontal, que regula funciones como el juicio, la toma de decisiones y el autocontrol, aún se encuentra en formación durante la adolescencia. Por lo tanto, aunque un niño o niña sepa manipular con facilidad un teléfono inteligente, eso no garantiza que tenga las herramientas necesarias para afrontar sus riesgos.

Hay ciertos factores que indican que los hijos pueden tener un celular, según la psicología. Foto: Freepik.
Hay ciertos factores que indican que los hijos pueden tener un celular, según la psicología. Foto: Freepik.

¿Qué factores indican que los hijos o adolescentes están listos para tener un móvil?

La médica pediatra Silvina Pedrouzo, especialista en desarrollo infantil y uso de pantallas, también aporta al citado medio una visión importante al debate.

Para ella, no existe una edad universal para otorgar un teléfono móvil a los hijos o adolescentes, ya que cada caso debe evaluarse según la madurez y contexto particular. Entre los aspectos clave que deben observarse se encuentran la responsabilidad general, la capacidad de autocontrol y la habilidad para tomar decisiones conscientes.

Cifras preocupantes: en Argentina, el 83 % de los niños de entre 9 y 11 años recibió su primer móvil antes de los 10 años. Foto: Freepik.
Cifras preocupantes: en Argentina, el 83 % de los niños de entre 9 y 11 años recibió su primer móvil antes de los 10 años. Foto: Freepik.

A pesar de las recomendaciones de los especialistas, muchas familias ceden ante la presión social, creyendo que todos los demás niños ya cuentan con un celular. Esta percepción, en ocasiones exagerada, lleva a tomar decisiones más por miedo a la exclusión que por convicción propia. Frente a ello, Paritsis destaca que posponer el uso de tecnología puede convertirse en una oportunidad para fortalecer la autoestima de niñas y niños, enseñarles a defender sus valores y hablar sobre la importancia de ser diferentes.

En Latinoamérica, el uso de celulares por parte de menores ha incrementado de manera notable. Por ejemplo, un estudio de UNICEF Argentina reveló que el 83 % de los niños de entre 9 y 11 años recibió su primer móvil antes de los 10 años, y que más de la mitad ya usa redes sociales todos los días. Estos datos reflejan una tendencia regional que, pese a las advertencias, sigue avanzando sin un consenso claro sobre sus implicaciones a largo plazo.