

El papa Francisco envió una carta a los miembros del colegio cardenalicio antes de fallecer a sus 88 años. En ella les pidió respaldar las reformas de la Curia Romana, haciendo especial hincapié en la necesidad de disminuir el déficit financiero que enfrenta el Vaticano.
En septiembre del año pasado, el pontífice señaló que en los últimos años se adquirió una mayor conciencia sobre las limitaciones de los recursos económicos disponibles para la Iglesia católica, por lo que deben ser administrados con responsabilidad y disciplina, a fin de no desaprovechar el esfuerzo de quienes contribuyó al patrimonio de la Santa Sede.

Lo cierto es que el pontífice argentino hizo un llamado especial para impulsar nuevas vías de recaudación de fondos. Dicho proyecto económico será analizado por la Santa Sede.
¿Cómo está la economía del Vaticano?
El déficit operativo actual de la Santa Sede asciende a 83 millones de euros, cinco millones más que el registrado el año anterior. A este panorama se suma una proyección poco alentadora, dado que se estima que la cifra seguirá creciendo en los próximos años debido a la disminución progresiva de las donaciones por parte de los fieles.
Ante esta situación, el papa Francisco comunicó a los cardenales su intención de retomar la reforma financiera del Vaticano y los instó a actuar con austeridad y dar el ejemplo.
"Estamos ante decisiones estratégicas que debemos asumir con gran responsabilidad, ya que se trata de garantizar el futuro de nuestra misión", expresó el pontífice. Su mensaje puede interpretarse como un intento por evitar recortes drásticos, aunque también deja entrever la posibilidad de medidas más firmes para estabilizar las finanzas.
¿Cuál fue el proyecto del papa Francisco para mejorar la economía del Vaticano?
Dentro de los ajustes contemplados, se incluyen disposiciones que generaron malestar entre algunos líderes religiosos, como el incremento en los alquileres a miembros del clero o el traslado de viviendas a edificios no habitables para destinarlos a embajadas u organizaciones religiosas dispuestas a pagar por su uso.
Los planes impulsados por el papa y el Vaticano combinan tres ejes:
- Atraer financiación externa
- Aplicar recortes
- Fomentar la solidaridad entre las entidades con déficit
Cada institución de la Santa Sede deberá esforzarse por generar recursos propios, más allá de los fondos aportados por el organismo central.
Además, se hizo un llamado a priorizar los gastos vinculados a la difusión del mensaje religioso y a evitar inversiones en iniciativas que no sean esenciales.




