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Durante años, el Consejo de Asistencia al Microemprendedor (CAME) fue vista como una opción segura para el ahorro popular. Esa percepción se rompió en 2025, cuando la Sofipo desapareció de forma abrupta y más de 169,000 ahorradores quedaron sin acceso a su dinero, un episodio que culminó meses después con la revocación de su licencia y el inicio de su proceso de liquidación.

CAME, como se le conoce en la industria, se fundó en 1985, tras el terremoto de ese año, con el objetivo de apoyar a personas desempleadas y micronegocios.

Durante décadas operó con una vocación social, hasta que en 2009 se transformó en Sociedad Financiera Popular (Sofipo), figura que le permitió captar ahorro del público y ofrecer productos de inversión y crédito.

Ese cambio marcó un punto de inflexión en su trayectoria. A partir de entonces, la institución creció como intermediario financiero y amplió su base de clientes.

En 2018, la mayoría de sus acciones fue adquirida por Te Creemos Holding y, en 2022, se concretó una fusión que consolidó la operación bajo un mismo grupo.

Los primeros signos de deterioro aparecieron entre 2023 y 2024. Los estados financieros comenzaron a reflejar pérdidas durante al menos dos años consecutivos, un desempeño que inicialmente se atribuyó al impacto de la pandemia, pero que se profundizó con el tiempo. Aun así, hasta 2024 CAME figuraba entre las sofipos más relevantes del país y ocupaba el octavo lugar del sector, con activos cercanos a MXN$ 3,160 millones.

La caída de CAME

La situación se agravó en 2025. En abril, la financiera dejó de operar de forma súbita: oficinas cerradas, sucursales sin personal y clientes imposibilitados para retirar sus recursos. Para ese momento, más de 169,000 personas tenían inversiones comprometidas.

En junio de este año, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) intervino a la institución tras detectar irregularidades contables.

Un mes después, la propia entidad reportó pérdidas por MXN$ 532 millones y un índice de morosidad superior al 10%, señales claras del deterioro financiero.

Los datos regulatorios confirmaron la magnitud del colapso. Entre septiembre de 2024 y junio de 2025, el número de sucursales pasó de 186 a solo una, mientras que el activo total se redujo de más de MXN$ 5,360 millones a alrededor de MXN$ 2,812 millones. En ese mismo periodo, el número de clientes registrados aumentó, lo que amplió el alcance del impacto.

Adiós a su licencia

En septiembre de 2025, la CNBV revocó la licencia para operar de CAME y la colocó en proceso de liquidación.

El episodio también encendió alertas sobre la capacidad del fondo de Protección para Sofipos (Prosofipo), que al cierre de 2024 contaba con recursos por aproximadamente MXN$ 597 millones, una cifra limitada frente al tamaño del problema.

Aprendizaje sobre el cierre de CAME

La caída de CAME se convirtió así en uno de los casos más relevantes para el sector de las Sofipos.

Más allá de la institución, el episodio dejó una advertencia clara para los ahorradores: no todos los productos de ahorro tienen el mismo nivel de protección, y los mecanismos de respaldo pueden resultar insuficientes ante crisis de gran escala.

Para el regulador, el caso reabrió el debate sobre la supervisión y la solidez financiera de estas entidades.