

Los casos de CI Banco, Intercam y Vector Casa de Bolsa en 2025 no señalaron a las fintech, pero sí dejaron una advertencia para todo el sistema financiero: ningún sistema de prevención de lavado de dinero funciona cuando el problema se instala en la alta dirección, advirtió Michel Levien, abogado especialista en antilavado y anticorrupción.
“El riesgo más importante que tuvieron las instituciones sancionadas es que los malos estaban en la cúpula”, señaló.
A mediados de ese año, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos acusó a estas tres instituciones financieras mexicanas de fallas graves en la prevención de lavado de dinero, al señalar la presunta participación de altos directivos en esquemas ilícitos. Los señalamientos derivaron en sanciones y, posteriormente, en el cierre de operaciones, lo que encendió alertas en todo el sistema financiero mexicano.
Para Levien, el episodio marcó un punto de quiebre porque modificó la lectura tradicional del riesgo. A diferencia de otros casos en los que las instituciones fueron utilizadas sin saberlo por redes criminales, en estos expedientes el problema se ubicó en los niveles más altos de decisión.
“No hay un sistema de antilavado, ni de conocimiento del cliente, ni de debida diligencia que te proteja si es la alta dirección la que está ayudando a los malos”, afirmó.
Cuando el riesgo se concentró en la cúpula, explicó, la institución dejó de ser víctima y pasó a formar parte del problema, lo que volvió ineficaces los controles tradicionales y elevó de forma significativa la responsabilidad regulatoria.
Aunque las fintech no estuvieron bajo investigación, los casos funcionaron como una advertencia preventiva. La lectura fue clara: el cumplimiento no se limitó a procesos, tecnología o reportes, sino que dependió de la integridad de quienes tomaron las decisiones.
Este nuevo entorno detonó revisiones internas en todo el sector financiero, incluidas las fintech, que buscaron reforzar mecanismos de selección, supervisión y gobierno corporativo para no quedar expuestas en un contexto de mayor escrutinio internacional. Sin embargo, advirtió Levien, hacer mejor lo mismo ya no alcanzó.
Retos rumbo a 2026
De cara a 2026, uno de los principales retos para las fintech es blindar su integridad corporativa, especialmente en la alta dirección.
“Uno de los riesgos más importantes que van a tener las fintech es el de la integridad corporativa, incluso en la cúpula de sus directivos”, subrayó.
Este desafío coincidió con la reforma a la ley antilavado, que elevó el estándar regulatorio al exigir un enfoque basado en riesgos.
“Antes cumplir con la ley antilavado era algo sencillo y ahora ya se va a volver un poquito más complejo”, explicó.
Bajo este esquema, las instituciones debieron conocerse a fondo, identificar vulnerabilidades reales y documentar qué riesgos estuvieron dispuestas a asumir.
Aunque este enfoque ya aplicaba para la banca, se extendió a fintechs y otras entidades auxiliares del sistema financiero, lo que implicó un cambio profundo en la forma de entender el cumplimiento.
Ajustes a la Ley Fintech
La presión normativa también alcanza a la Ley Fintech, cuya actualización apunta a reglas más estrictas en la identificación de clientes, el registro de operaciones y el uso de datos biométricos.
La supervisión, anticipó Levien, se ajusta según el tipo de actividad, ya que no enfrentaron los mismos riesgos quienes operaron con criptoactivos que quienes ofrecieron financiamiento colectivo.
En este contexto, la digitalización no es el problema, sino un factor que sofistica riesgos ya existentes. Incluso, un exceso de control pudo empujar a los usuarios hacia mecanismos de anonimización difíciles de rastrear, lo que abrió nuevas ventanas para el lavado de dinero.
La lección de 2025
El aprendizaje que dejó 2025 fue claro: las leyes no fallaron.“Estas crisis no pasan porque tengamos malas leyes, pasan porque hemos fallado en cómo influimos en la conducta de las personas dentro de las organizaciones”, afirmó.
Así, de cara a 2026, el reto para las fintech ya no es solo innovar o crecer, sino demostrar integridad desde arriba. El verdadero blindaje, sostuvo Levien, comenzó en la alta dirección.





