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En el siglo XIX, cuando el destino de las mujeres de la alta sociedad parecía predeterminado por el matrimonio y las tareas domésticas, una figura femenina rompió el molde desde el corazón de Sudamérica y se proyectó hacia Europa con una mentalidad empresarial de millonarios adelantada a su época.

Nacida en Brasil, Eufrásia Teixeira Leite fue una multimillonaria que se convirtió en una pionera en el ámbito financiero global. Su historia, hoy recuperada por investigadores y académicos, revela una vida de decisiones estratégicas, independencia radical y filantropía estructurada.

La multimillonaria que desafió su época desde Sudamérica

Eufrásia Teixeira Leite nació en 1850 en Vassouras, en el estado brasileño de Río de Janeiro, en el seno de una familia millonaria y aristocrática vinculada al cultivo y comercio del café. Educada por un padre pragmático y visionario, Joaquim José Teixeira Leite, Eufrásia fue preparada desde temprana edad para dirigir los negocios familiares, recibiendo una formación atípica para una mujer de su clase en el siglo XIX: matemáticas financieras, logística comercial y conocimiento de los mercados.

Eufrásia Teixeira Leite, la primera mujer en invertir en la Bolsa de París. Foto: Wikimedia Commons.
Eufrásia Teixeira Leite, la primera mujer en invertir en la Bolsa de París. Foto: Wikimedia Commons.

Tras la muerte de sus padres, heredó junto a su hermana una cuantiosa suma de dinero y activos, que en manos de Eufrásia se convirtieron en una fortuna colosal. Estimaciones actuales sugieren que sus bienes alcanzaban un valor equivalente a 1.850 kilos de oro, lo que representaría hoy cerca de 193 millones de dólares.

Instalada en París, donde residió durante más de medio siglo, decidió no perpetuar el modelo económico de sus antecesores basado en la esclavitud y la producción agrícola.

En cambio, apostó por un incipiente capitalismo financiero, multiplicando su capital a través de inversiones en sectores clave como ferrocarriles, minería, energía y bancos tanto en Europa como en América. Todo esto lo hizo manteniendo el control de sus operaciones mediante intermediarios de confianza, como el corredor Albert Théodore Guggenheim, sin delegar la toma de decisiones estratégicas.

Eufrásia Teixeira Leite, de pie, con su prima y su hermana Francisca Bernardina Teixeira Leite. Foto: Wikimedia Commons.
Eufrásia Teixeira Leite, de pie, con su prima y su hermana Francisca Bernardina Teixeira Leite. Foto: Wikimedia Commons.

Rompió barreras al convertirse en pionera de la Bolsa de París

La entrada de Eufrásia en la Bolsa de París marcó un precedente insólito. En una época en la que la presencia femenina en espacios económicos formales era prácticamente inexistente, la brasileña logró convertirse en la primera mujer en operar en ese mercado financiero. Si bien no negociaba directamente en el parqué, su participación activa a través de agentes consolidó su reputación como una inversionista perspicaz.

La antropóloga Priscila Faulhaber, de la Universidad Federal del Estado de Río de Janeiro y del Museo de Astronomía y Ciencias Afines, subraya a la BBC que Eufrásia rompió "las barreras de género" al desempeñarse con destreza en un universo reservado exclusivamente para hombres.

Eufrásia Teixeira Leite, la multimillonaria que hizo historia. Foto: Wikimedia Commons.
Eufrásia Teixeira Leite, la multimillonaria que hizo historia. Foto: Wikimedia Commons.

El perfil de Eufrásia se distingue por su talento para los negocios y por su negativa a casarse, decisión poco común para la época. Esta elección le permitió conservar su independencia financiera y legal, condiciones que, hasta bien entrado el siglo XX, las mujeres casadas no podían garantizarse por sí solas. Su relación amorosa con el diplomático y abolicionista Joaquim Nabuco terminó sin boda, un gesto que ha sido interpretado como una declaración de autonomía.

El legado filantrópico de Eufrásia aún se siente en Brasil y en París

A su muerte, en 1930, Eufrásia no dejó descendientes. Su testamento benefició a instituciones educativas, asistenciales y religiosas tanto en su ciudad natal como en París, confirmando su visión de responsabilidad social. Entre los beneficiarios se encuentran la Santa Casa de la Misericordia de Vassouras, el Colegio Santa Rosa de Niterói y la Fundación Oswaldo Cruz, además de ex empleados y personas en situación vulnerable.

Aunque su testamento fue impugnado por familiares excluidos, una revuelta popular en Vassouras impidió que se revirtiera. Hoy, gran parte de los terrenos y edificios públicos de esa ciudad brasileña se levantan sobre propiedades que una vez pertenecieron a esta multimillonaria sudamericana, cuya figura sigue generando admiración por su determinación, inteligencia y visión de futuro.