

Serendipia: Hallazgo valioso que se produce de manera casual, define el diccionario. Y esta impresionante tumba colectiva del Imperio Romano es sin dudas un ejemplo de ello. El descubrimiento, que revela una cara oculta de la antigua civilización se produjo en Viena, Austria, en el marco de la construcción de un campo deportivo.
La fosa común con más de 150 esqueletos humanos, junto a objetos militares, dejó sin efecto el proyecto original deportivo para dar lugar a una investigación arqueológica que permitió profundizar en la vida militar de los romanos.
Una tumba colectiva en el corazón de Europa central

La clave del hallazgo está en su ubicación. Lo que en la actualidad es Viena era en la época del Imperio Romano la ciudad de Vindobona, un asentamiento militar estratégico en Europa central.
Los arqueólogos del Departamento de Arqueología de la Ciudad de Viena y la empresa Novetus GmbH -que se hicieron cargo del descubrimiento- creen que los esqueletos podrían ser de legionarios que murieron en combate o durante algún episodio aún no registrado por la historia oficial.
Las primeras investigaciones apuntan a que los restos corresponderían a soldados o gladiadores del Imperio Romano. La magnitud del hallazgo sorprendió a los especialistas, no solo por el número de cuerpos, sino por su estado y la forma en la que fueron enterrados.
La arqueóloga Kristina Adler-Wölfl, quien lidera parte de la investigación, calificó el descubrimiento como "extremadamente dramático". Esto se debe a que, por la forma en que los cuerpos fueron inhumados todo parece advertir que no se siguió con ellos el protocolo funerario típico, lo que sugiere una situación extraordinaria.
En efecto, hasta el siglo III d.C., la cremación era la forma predominante de entierro en la cultura romana. Los cuerpos encontrados sugieren diversas explicaciones: ¿se trató de una batalla olvidada, una epidemia o una masacre? Por ahora, no hay una respuesta definitiva.
Qué se sabe hasta ahora del hallazgo histórico en Viena

Por el momento, la hipótesis con mayor fuerza sugiere que los cuerpos hallados pertenecieron a jóvenes luchadores. Y es que, de acuerdo con los análisis preliminares, los esqueletos corresponden a jóvenes de entre 20 y 30 años en buen estado de salud al momento de morir.
En cambio, sí se encontraron múltiples heridas provocadas por armas como lanzas, dagas y proyectiles. Esto refuerza la posibilidad de que murieran en combate. Junto con los restos humanos, los investigadores encontraron también un puñal ornamentado, fragmentos de cascos y armaduras, y partes de calzado militar.
De hecho, uno de los objetos fue fechado entre mediados del siglo I y principios del II d.C., un periodo de gran actividad para las legiones romanas en la región.
Los investigadores ya comenzaron estudios de ADN para determinar el origen geográfico de los individuos, sus posibles vínculos familiares y su pertenencia a unidades específicas del ejército romano. Cada dato extraído será clave para reconstruir lo que ocurrió hace casi dos mil años.


