

La administración del presidente Donald Trump lanzó una directriz que marca un punto de inflexión en la política de defensa y seguridad global: Estados Unidos reanudará las pruebas de armas nucleares. La medida pone fin a 30 años de pausa en las pruebas nucleares. Según la Casa Blanca, se trata de mejorar el arsenal de Estados Unidos y tener más capacidad de disuasión frente a China y Rusia.
La última prueba nuclear realizada por Washington data de 1992. Estados Unidos volvió a realizar estas pruebas luego de 30 años, lo que indica que la superpotencia está a la expectativa de lo que planean sus rivales China y Rusia como así también Corea del Norte.
Estados Unidos vuelve a desarrollar pruebas para bombas nucleares
La justificación principal detrás de esta drástica medida es la percibida ventaja y agresividad mostrada por otras potencias nucleares.
- China y Rusia: El argumento central es que ambos países han estado desarrollando y probando nuevas tecnologías atómicas a un ritmo acelerado, poniendo en riesgo la supremacía estratégica estadounidense. La decisión busca enviar un mensaje claro sobre la capacidad de Washington para mantener su arsenal de última generación y su determinación en la carrera armamentística.
- Modernización forzada: Según analistas citados por el entorno de Trump, el país no puede permitirse quedar rezagado en la era de los misiles hipersónicos y las ojivas de baja potencia. La reanudación de las pruebas sería esencial para validar y certificar nuevos diseños de armamento atómico.
- Dato Clave: Las pruebas se llevarían a cabo, si se autorizan, en el Sitio de Pruebas de Nevada, una instalación que el gobierno estadounidense aún opera y que tiene la infraestructura lista para la detonación subterránea.

¿Qué significa esto para el mundo y para México?
La decisión de Trump tendrá severas repercusiones internacionales Es posible que las pruebas por parte de EE. UU. provoque una "reacción en cadena". China y Rusia podrían responder intensificando sus propios programas de prueba, desatando una nueva carrera armamentística atómica similar a la que definió la Guerra Fría.
La medida también debilita el compromiso de Estados Unidos con los esfuerzos internacionales de no proliferación, especialmente con el Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (CTBT), el cual ha sido firmado por Washington pero no ratificado.
Si bien México se mantiene históricamente como una voz líder en el desarme, cualquier aumento en la tensión entre potencias nucleares representa una amenaza a la estabilidad global y la seguridad regional, afectando economías y cadenas de suministro. Cabe recordar que durante la Guerra Fría, América Latina fue escenario de diversos eventos que escalaron las tensiones en el eje Rusia-Estados Unidos: tal fue el caso de la Crisis de los misiles en Cuba en 1962; la ocasión en que el mundo estuvo más cerca de una guerra nucelar.


