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El cónclave que finalizó el pasado 8 de mayo con la elección del cardenal Robert Prevost como el nuevo papa de la Iglesia católica aún deja una estela de datos y anécdotas por contar y que muestran el lado B de lo que fue una de las fumatas blancas más icónicas del siglo XXI y de la cual, varias generaciones harán parte de ahora en más.

Una de esas anécdotas informativas es la del cardenal Giorgio Marengo de 49 años, convertido en cardenal por el propio papa Francisco el 27 de agosto del 2022. El cardenal Giorgio Marengo nunca fue una opción prevista por los medios para ser el nuevo papa, pero sí era un claro candidato a serlo por el solo hecho de hacer parte de los 133 cardenales electores en el cónclave que eligió al papa León XIV.

La Capilla Sixtina preparada para lo que fue el cónclave. Fuente: Archivo.
La Capilla Sixtina preparada para lo que fue el cónclave. Fuente: Archivo.

El nombre cardenal Giorgio Marengo resonó mucho en la prensa por ser uno de los tres cardenales más jóvenes del Colegio Cardenalicio, pero no es lo único llamativo que el misionero nacido en Cuneo, Italia, tenía para ser un punto estratégico de la prensa, no, el purpurado llegó al Vaticano con su afamada reputación de ser uno de los pocos cardenales que de forma abierta practica exorcismos.

Giorgio Marengo, el misionero en Mongolia que hace exorcismos

El cardenal Girogio Marego se ordenó como sacerdote en el año 2001, más adelante, reza su biografía en Cardinalium Collegii Recensio, estudió filosofía y teología, además, obtuvo el doctorado en misiología en la Pontificia Universidad Urbaniana en el 2016.

El cardenal Maregno tiene muy en claro la curiosidad y los problemas que atrae lo "oculto", lo "misterioso" y lo "severo" que es la práctica del exorcismo en un mundo hiperconectado como el actual.

Su vida misionera en Mongolia también lo ha llevado a tener una misión pastoral más empática, ayudando por más de 15 años a su comunidad en Mongolia, generando ayuda a problemas de salud mental y falta de espiritualidad.

La Iglesia católica y el exorcismo que hoy practica Giorgio Marengo

La Iglesia Católica mantiene una postura firme sobre el exorcismo, considerándolo un acto de caridad espiritual y una herramienta legítima contra la influencia demoníaca, en esa línea, el cardenal Marengo lleva sus prácticas misioneras en Mongolia entre la caridad, la cura y el exorcismo.

La Iglesia católica fundamenta esta práctica en los Evangelios, donde se relatan los exorcismos realizados por Jesucristo y sus discípulos. Si bien reconoce la importancia de descartar causas naturales mediante evaluaciones médicas y psicológicas, la Iglesia sostiene que existe una realidad espiritual donde el mal puede manifestarse de formas extraordinarias.

El exorcismo, realizado por sacerdotes específicamente designados y bajo estrictas directrices, busca la liberación de quienes sufren esta opresión, ofreciendo consuelo y esperanza a los afligidos dentro de su marco de fe.

Ilustración de un momento de exorcismo en la Iglesia católica. Fuente: Grok IA.
Ilustración de un momento de exorcismo en la Iglesia católica. Fuente: Grok IA.

Así vive su misión en Mongolia el cardenal exorcista Giorgio Marengo

El cardenal Giorgio Marengo, el más joven del Colegio Cardenalicio, vive su misión en Mongolia como un acto de profunda cercanía con el pueblo. "Intentamos susurrar el Evangelio, no gritarlo", explicó, subrayando que este estilo busca "una relación íntima" con las personas. Para él, evangelizar no es hacer marketing: "El Evangelio no se comunica como una idea ni como una opción de un menú".

Cardenal Georgio Marengo y el papa Francisco. Fuente: Archivo.
Cardenal Georgio Marengo y el papa Francisco. Fuente: Archivo.

Giorgio Marengo cree que la misión de la Iglesia debe mantener su especificidad: "No debe diluirse ni perderse en un discurso demasiado general". Su labor se centra en el diálogo interreligioso, especialmente con el budismo, y en encarnar el Evangelio mediante obras sociales.

"El verdadero fruto llega cuando el Evangelio toca el corazón de la cultura", afirma. En un país con apenas 1,450 católicos, su tarea es sembrar con humildad, confiando en que el amor vivido en comunidad será el testimonio más fuerte.