

La historia de evolución del Universo tal como lo conocemos hoy en día podría dar un giro inesperado respecto a uno de los temas que ha dado qué hablar desde tiempos inmemoriales entre los miembros de la comunidad científica: la expansión acelerada.
Un nuevo estudio publicado por la Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, sostiene que el cosmos no se está expandiendo tan rápido como se pensaba; por el contrario, el ritmo de crecimiento ha comenzado a disminuir, lo que despierta más dudas que certezas.
En este contexto de incertidumbre, se ilumina una idea que podría ser la explicación a la complejidad a la que se enfrentan los expertos: la “energía oscura”.
La energía oscura y la posible desaceleración del universo
El intento por comprender la energía oscura, una fuerza invisible que durante años se creyó responsable de empujar las galaxias cada vez más lejos entre sí, ha presentado grandes complejidades, hasta hoy.

Según el estudio, la energía oscura evoluciona con el tiempo y no se comporta de manera constante como se asumía.
“El universo ya ha entrado en una fase de expansión desacelerada en la época actual”, explicaron los autores del trabajo, quienes aseguran que el cambio observado supone un “nuevo paradigma” respecto al cosmos.
Hasta ahora, se creía que la expansión acelerada se debía a una especie de “antigravedad” generada por la energía oscura, que constituye alrededor del 68% del universo. Sin embargo, este trabajo sugiere que dicha energía podría estar perdiendo fuerza con el paso del tiempo.
El pedido expreso de los científicos que recorre el mundo
A pesar del impacto potencial de esta investigación, los especialistas piden prudencia. David Orozco, del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC), señaló que los resultados “podrían ser un terremoto para la cosmología”, pero que es necesario esperar más pruebas antes de aceptar un cambio de paradigma.
Tras el Big Bang, la expansión del universo fue ralentizada por la gravedad, hasta que en 1998 se descubrió que volvía a acelerarse, un hallazgo científico que valió el Premio Nobel de Física en 2011. Ahora, esta nueva evidencia reabre el debate sobre si esa aceleración fue temporal y si el universo, una vez más, comienza a desacelerar.