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La península de Baja California, una de las joyas naturales de México, está experimentando un proceso geológico que, aunque imperceptible en la vida diaria, podría cambiar su destino para siempre.

A un ritmo de tan solo unos centímetros por año, esta vasta porción de tierra se está separando del resto del país, dirigiéndose inexorablemente hacia el vasto océano Pacífico. Este lento pero constante movimiento, impulsado por fuerzas tectónicas, está bajo la atenta mirada de científicos que advierten sobre las potenciales consecuencias que podría tener a largo plazo.

¿El territorio de México podría desaparecer?

Este fenómeno geológico, que podría transformar a la península en una isla dentro de millones de años, tiene su origen en uno de los sistemas de fallas más famosos del mundo: la Falla de San Andrés y las fallas asociadas en el Golfo de California.

La porción de tierra de Baja California se está desprendiendo del territorio de México. Fuente: ShutterStock
La porción de tierra de Baja California se está desprendiendo del territorio de México. Fuente: ShutterStock

Estas fracturas en la corteza terrestre marcan el límite entre dos de las principales placas tectónicas del planeta que son la Placa del Pacífico y la Placa Norteamericana. A medida que estas gigantescas losas se deslizan una junto a la otra, arrastran gradualmente a la península de Baja California en dirección noroeste.

Según especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el sistema de fallas del golfo tiene aproximadamente seis millones de años. Esta dinámica geológica no solo es la responsable de la separación de Baja California, sino que también es la causa de la constante actividad sísmica que se registra en la región.

¿Cuándo México se separará por completo?

Thierry Calmus, investigador del Instituto de Geología de la UNAM, ha enfatizado que este movimiento de placas tiene profundas implicaciones. Si la tendencia actual continúa, los modelos geológicos pronostican que Baja California se separará por completo de México, convirtiéndose en una isla.

Los cálculos más audaces sugieren que, con el paso de eones, podría desplazarse tan al norte como la latitud de Alaska. Aunque este escenario parece de ciencia ficción, los registros históricos son un recordatorio tangible de su progreso: desde el año 1500, la península se ha alejado cerca de 24 metros, un dato que subraya la lentitud pero la certeza del proceso.

La potencial separación de Baja California podría tener repercusiones significativas, no solo a nivel geológico sino también geopolítico. A medida que la península se aleja, la línea costera de México cambiará, lo que podría modificar las corrientes marinas locales y afectar a las industrias de pesca y navegación. Además, la delimitación de fronteras marítimas con Estados Unidos podría verse alterada, lo que añadiría una capa de complejidad a las relaciones diplomáticas entre ambos países.