Las claves

- Investigar y conocer a la audiencia. Permite incorporar referencias que apelen a la emocionalidad para lograr conexión.
- Preparación. La improvisación puede jugar una mala pasada. Mejor si hay un guión completo (comunicación verbal y gestual) y exacto (palabra por palabra).
- Comunicación no verbal. "Incluir en el guión los momentos exactos para estos recursos permite enfatizar y mejorar la presentación. Los ojos están vinculados a la claridad y contundencia, es bueno emplearlos al brindar datos duros o relatar una situación. Las manos invitan a la acción; recomiendo emplearlas en la propuesta de trabajo y próximos al finalizar. La sonrisa es vital a la hora de expresar misión y visión de la organización", destaca Marina Giménez, del IAE.
- Storytelling. Utilizar historias reales. El contenido audiovisual impacta, atrae y descontractura la presentación. La clave es hallar esas historias dentro de la organización y llevarlas a la mesa del directorio o emplear anécdotas inspiradoras del mundo.
- Conocer el lugar. Fabián Nicoletti, CEO de 2LA, agrega que es fundamental saber "si el escenario es elevado, si se puede caminar o debemos permanecer quietos, si hay ventanas con luz exterior, y cómo es el equipo de sonido y de proyección".
- Estudio exhaustivo del contenido. "Debemos conocer con profundidad lo que estamos presentando. La proyección es un soporte visual", asegura Nicoletti.
- Diseñar un final. Hay que buscar un golpe de efecto visual o auditivo.
- Espacio para preguntas. Generar ese lugar y entender la voluntad de interactuar del público abre las puertas a un diálogo más personalizado.
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