De actriz a empresaria: la historia de Gachi Ferrari

Una charla con la mujer que dirige junto a su esposo Lando Simonetti la marca La Martina.

Gachi Ferrari, co-propietaria de la marca de polo La Martina -que dirige junto a su esposo, el empresario Lando Simonetti-, y exmodelo y actriz revela cómo fue convertirse en una mujer de negocios y perder popularidad local para ganar importancia mundial a través de su empresa.

¿Es parte de su nueva rutina el estar fuera del país?

Estamos mucho afuera, principalmente en Europa. Tenemos una oficina en Italia, donde nos instalamos gran parte del año, y Lando y yo vamos mucho a Londres. Todo esto para decirles a nuestros clientes que el señor que pasa por la puerta de su negocio y entra a comprar está por desaparecer, y no nos podemos quedar afuera.

Su carrera profesional no comenzó en este rubro. ¿Cómo hizo para aprender lo necesario para conducir La Martina?

Son muchos años. En la empresa siempre fuimos muy poquitos y fue una firma familiar muy chica. Lando, que ya había trabajado en esto en los Estados Unidos como 15 años y tenía todo ese know how a mano, me fue enseñando desde los cálculos a cómo medir kilos de telas. Lo primero que hicimos fueron las camisetas de polo, que eran un producto muy simpático de crear. Pero nunca estudié en ningún lado.

¿Cuál es su tarea en la empresa?

Tenemos un muy lindo grupo de gente que trabaja en la parte de Diseño, que se hace más que nada en Europa, y es allí donde participo. Tiene que ser algo comercial, atractivo y que responda a lo que uno espera de la marca. La gente joven te da un refresh de cosas que funcionan. Mi tarea es supervisar, dar el pantallazo de lo que va bien y lo que no. La gente que entra es nueva y no conoce los orígenes ni lo que buscamos o lo que queremos transmitir, por eso también controlo ese aspecto.

¿Cómo es ser mujer en un mundo como el del polo, con tantos protagonistas hombres?

Afuera las mujeres juegan muchísimo al polo. Obvio, nunca al nivel del hombre. Por otro lado, el polo a nivel mundial es mínimo, pero en cualquier lado al que vayas vas a encontrar a un señor que juegue al polo, un empresario riquísimo o algún príncipe. Esa mini elite existe en todos lados.

Después de mercados como el árabe y el europeo, ¿cuál es el próximo paso?

Seguimos invirtiendo en cosas que sabemos que no nos van a dar un resultado económico importante, como un casco, pero que hacen que la marca siga siendo líder en polo. Ahora estamos entrando en el e-commerce, que para nosotros, al ser una empresa global, no es tan simple. Después nos faltaría entrar en China, pero es algo muy complicado.

¿Cómo es trabajar con Lando?

Como dice él, estamos casados hace más de 30 años, ¡pero es como si estuviéramos juntos hace un siglo! Trabajamos, viajamos, vivimos y dormimos juntos. Es difícil, pero la llevamos. Terminamos hablando del trabajo en casa, no te queda otra. ¿De qué vas a hablar si no es de lo que hiciste en el día? Igual funcionamos bien como empresa familiar. Hacemos lo que los libros dicen que no hay que hacer: metimos a todos nuestros hijos y, si ellos tienen amigos que se quieren sumar, ¡mejor!

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