“Uno encuentra similitudes entre un desafío y otro y lo bueno ha sido potenciar algo sin perder mi identidad”.

Su niñez fue, para él, un gran recuerdo: “Las infancias en provincias son siempre muy lindas. Lo cierto es que Mendoza siempre es un bálsamo. Recuerdo mi infancia como algo feliz, como algo de permanente placer”, cuenta.

De familia trabajadora, su padre comenzó a ganar su propio dinero a los 13 años y Alonso siguió sus pasos. “Mi padre fue siempre un gran trabajador y estaba obsesionado con que yo tenía que estudiar. A los 15 años empecé a trabajar. Fui a pedirle a un tío que tenía una empresa de turismo y mentí un poco con la edad, pero fue la primera vez que me paré de frente a la gente para tratar de comunicarme, fue muy lindo y muy divertido”, recuerda. Sus pasos como guía de turismo le sirvieron para luego emprender los desafíos que le tocaron en el exterior.

Para Alonso, Dinamarca lo cambió todo. Estuvo cinco años en Haldor Topsoe, y en Repsol en España. “Fue como un salto al vacío; una experiencia alucinante. Conocí gente maravillosa, con la que aún hoy tengo una relación de amistad muy profunda. Nos llevaron para que absorbiéramos la cultura de otras regiones y al final se llevaron más cosas nuestras”, recuerda.

En 2008, regresó al país para continuar en la industria petrolera, esta vez en YPF, donde ocupó la posición de director de Ingeniería y Obras de la empresa y lideró a un equipo de más de 400 profesionales. “YPF me educó profesionalmente, me transmitió valores increíbles”, detalla.

“Me conformaría con que mis hijos lleguen a promediar su vida como yo estoy promediando la mía y vean a su papá como alguien valioso”.

Además del rol de CEO, hay otros roles clave en su vida, como la paternidad. Para Alonso, la etapa más linda es cuando los hijos creen que uno es un superhéroe, esa mirada entrañable que se genera en la niñez. “Yo personalmente admiro mucho a mis hijos, son seres alucinantes. Las generaciones más jóvenes han aprendido el sano equilibrio entre el desarrollo profesional y el bienestar familiar y amistades, cuestiones que hacen al crecimiento de lo humano. Terminan aleccionándote a vos”, dice.

“Un verdadero líder es alguien que se pone al final, alguien humilde que se dedica a su gente y a su equipo de trabajo, hace que todos se sientan bien para sobresalir como conjunto”.

Su historia en Mirgor comienza en 2016, cuando desembarcó como CEO de la empresa. “Es una compañía que se trata de reinventar todo el tiempo, tenemos un desarrollo regional súper relevante, estamos con presencia en 12 países además de la Argentina”, cuenta.

Además explica que el desarrollo regional es clave: Samsung invitó a Mirgor como socio en República Dominicana, donde tienen los puntos de venta y canales online. También apuestan al desarrollo en Guatemala. ¿La clave? En todos los países tienen a argentinos y locales trabajando en conjunto. “No se puede desembarcar en ningún país sino tenés además su cultura”, explica. 

Además, la inspiración en el equipo es un punto central en la estrategia de Mirgor. El promedio etario es de 28 años y el 53 por ciento de la planta de la empresa son mujeres. “Tenemos negocios muy complejos liderados por gente extremadamente joven y la realidad es que desde que comenzamos este proceso en todo momento intentamos convencer a nuestros profesionales de que pueden conseguir lo que piensan imposible. Esos son los logros que uno valora después de todos estos años”, finaliza.