Cultura de integridad

Daniel Alonso, managing director de la firma Exiger, dedicada a investigación de compliance, analizó el mercado.

Antes de la vuelta al Fondo, antes de la disparada del dólar, nuestro país tenía en agenda el avance de las políticas anticorrupción, de la mano de la puesta en marcha de la ley de responsabilidad penal de las personas jurídicas. En medio de todo eso, Daniel Alonso, ex Jefe de los Fiscales Auxiliares de Distrito de la Fiscalía de Manhattan durante el primer mandato del Fiscal Cyrus R. Vance, Jr., hoy general counsel y managing director de Exiger, firma de referencia en consultoría de compliance y riesgo, visitó la Argentina para exponer en un seminario de BCS - Business Compliance Solutions, sobre prevención de lavado de activos y financiamiento del terrorismo, y para impulsar un acuerdo con Lisicki, Litvin & Asociados.

- Tenemos ley de responsabilidad penal de las personas jurídicas. ¿Qué más hace falta?

Incentivos para que se cumpla. En general, hay dos incentivos para que la ley penal se cumpla: el moral y el regulatorio, el castigo por el incumplimiento. La disuación es super importante. Las autoridades tienen que aplicar la ley. Entiendo que el sistema penal aquí funciona un tanto lento y que raramente los delincuentes de guante blanco terminan con una condena. Entonces, hay que ver si las empresas van a tener miedo de la justicia.

- La corrupción en la región, en general, se persigue con los cambios de gobierno. ¿Qué opinión le merece esto?

Es triste. No es lo ideal solo poder investigar a funcionarios corruptos si su partido está fuera del poder. Lo que es ideal, cuando hay evidencia de corrupción, es seguirla hasta donde llegue. Y las empresas son parte de eso.

- ¿Qué virtudes y oportunidades de mejora rescata de la ley de responsabilidad penal empresaria argentina?

No soy experto en asuntos legales argentinos, pero puedo decir que tiene una muy buena definición de lo que debe ser un sistema de integridad adecuado. Y tiene dos cosas muy importantes: habla directamente sobre el control de los terceros, que son muchas veces los que generan los problemas, y de la investigación interna.

- Tenemos una ley con aciertos, y un Poder Judicial desprestigiado ante la opinión pública. ¿Cómo credibilidad al sistema?

Hay poco que sea más fundamental que tener jueces honestos, y para eso hace falta una cultura de honestidad y un sistema de control. Los jueces, obviamente, deben ser independientes, pero cuando hay denuncias, debe haber alguien que las pueda investigar seriamente. La sociedad tiene que tener cero tolerancia a la corrupción. Si sos cómplice de un pequeño acto de corrupción, al día siguiente no te podés quejar de la corrupción de un político. No es una cosa "para los otros".

- Hay sectores más atravesados por la corrupción que otros. ¿Cómo romper con eso?

Se puede. Hace 80 años en la ciudad de Nueva York la mafia controlaba a las industrias, a los políticos, y eso ahora prácticamente no existe. El cambio se logró por una combinación de muchas investigaciones especiales, con agentes encubiertos, con vigilancia electrónica, con arrepentidos, informantes, con enjuiciar a quienes declaran falsamente. La cultura tiene que cambiar y eso empieza con el tone at de top, pero debe estar acompañado de investigaciones inteligentes, planeadas. Si "todo el mundo sabe que", eso es inteligencia, no evidencia. Es importante, pero no lo puedo llevar a un tribunal. Hay que hacer inteligencia para generar la evidencia.

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