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Emprendedoras

Las empresas tienen un rol clave para cerrar la brecha

Las expertas aseguran que invertir en formación es una herramienta fundamental. Además,las grandes corporaciones se vuelven escuela para nuevos perfiles emprendedoras.Los casos de éxito.

Las mujeres tienen menos probabilidades de ser emprendedoras y se enfrentan a más obstáculos para poner en marcha su negocio. En 2022, la creación de empresas por parte de mujeres se situó en el 10,1 %, una cifra que equivale al 80 % de la tasa masculina, que fue del 12,6 %. Sin embargo, en el caso de las empresas ya establecidas, la tasa del 5,5 % de las mujeres suponía el 68 % de la tasa de los hombres, que fue del 8,1 %. Eso significa que la brecha de género es mayor cuanto más avanza el ciclo emprendedor, lo que demuestra que las mujeres no solo se enfrentan a múltiples obstáculos para iniciar un negocio, sino que también les resulta más difícil mantenerlo, según datos del Global Entrepreneurship Monitor (GEM).

Agustina Michelena, fundadora de Flevo, junto con sus socios.

Sin embargo, a pesar de encontrar estos obstáculos, son cada vez más las mujeres que deciden lanzarse de lleno al mundo del emprendimiento. Y ocurre un fenómeno particular: según el análisis del GEM, lo países de menores ingresos son los que registran más mujeres interesadas en emprender, seguramente guiadas por necesidades económicas o búsqueda de progreso. En la Argentina, las motivaciones son variadas. Según una encuesta de la Asociación Argentina de Emprendedores (ASEA), el 26,5% de las mujeres elige emprender por vocación personal o por interés al rubro, mientras que un 14,7% lo hace por su desarrollo personal. Por otro lado, hay mujeres que comienzan su emprendimiento por necesidad económica (21,9%), necesidad de tener mayor flexibilidad horaria o administrar mejor los tiempos (13%) y hasta combinar con tareas de cuidado o domésticas (8,1%).

Sea cual fuera el motivo, aún queda mucho camino por andar en materia de equidad, en especial en rubros tradicionalmente ocupados por varones como la tecnología, donde aún persisten los sesgos. “Cuando digo que fundé una empresa de tecnología todavía me dicen que necesito buscarme un socio varón. El sesgo todavía está, y para que eso cambie necesitamos ver muchos más casos de éxito”, pone en primera persona Connie Ansaldi, fundadora de la plataforma de asistencia de salud mental CUX y representante de ASEA. 

Emprender es dar un salto de fe, un salto que, muchas veces, es más difícil de dar para las mujeres, ya sea por creencias culturales, sesgos propios y ajenos, pero también por el hecho de que en ellas aún recaen la mayor parte de las tareas de cuidado –la ENUT muestra que las mujeres dedican en promedio 6 horas y media por día a estas tareas, mientras que los varones solo 3 horas y media–. “Hay pocas mujeres que se animen a emprender porque implica resignar mucho de tu vida personal, a veces mucho más que un trabajo estable”, opina Florencia Williams, partner de Marea Venture Patners, una consultora de innovación corporativa y pública dedicada a colaborar con startups.

La escasez de mujeres en toda la cadena emprendedora lleva a un círculo vicioso del que aún es difícil salir. “La mayor parte de los asientos que entregan el financiamiento, tanto tradicional como de riesgo, están ocupados por varones. Hay estudios -como los que realiza WeInvest- que muestran que cuando el oyente es solo género masculino, tiende, por sesgo natural, a realizar preguntas más de estilo preventivo frente a una mujer emprendedora”, advierte Williams. 

Connie Ansaldi, fundadora de la plataforma de asistencia de salud mental CUX

“Solo el 3% del capital de los venture capitals va dirigido a fundadoras mujeres. El sesgo de está puesto en que solo el exitoso es el varón y se genera un sesgo de confirmación. Tiene que cambiar el modo en que comunicamos y contamos los casos de éxito”, suma Ansald

¿Qué hacer frente a este desafío? Para las expertas, una de las mejores acciones para acelerar los procesos va de la mano de la formación y capacitación. Según ASEA, nueve de cada diezmujeres emprendedoras quieren seguir ampliando y profundizando sus conocimientos en materia económica, a los que consideran uno de los principales obstáculos, mientras que para las emprendedoras de base científico-tecnológica es el primero.

“En América latina hay espacio para aprender mas sobre  pitcheo y darle herramientas a las mujeres para trabajar potenciando sus fortalezas y convirtiendo las debilidades en oportunidades: aprender a vender mejor la idea, aplicar la pasión de forma concreta e ir al punto. En el ecosistema vendría bien compartir y educar sobre qué buscan los VC”, opina Williams..

Generar un acompañamiento con otras emprendedoras mujeres que pasaron por situaciones similares ayuda en la gestión, generación de contactos y difusión de su emprendimiento: sietede cada 10 mujeres dicen pertenecer a alguna red o comunidad emprendedora y el 90% la considera útil, según ASEA.

“Creo que el cambio es desde el individuo hacia la cultura. Lo que hacen los individuos impacta en la cultura, hay que mirar qué está haciendo uno para que lo que pasa afuera cambie. Por eso hago mucho hincapié en motivar a mujeres a emprender o a estudiar carreras STEM, porque si no hay mujeres estudiando, va a ser muy complejo que cambien los números”, dice Ansaldi.

“Hay que motivar las mujeres a emprender o a estudiar carreras STEM”

Connie Ansaldi, funadora de CUX.

Andrea Rochaix y Martina Scarone, fundadoras de Nutrix AI

Escuela para el cambio

Hay diversos caminos que llevan a emprender, pero un buen semillero es el que se forma dentro de las corporaciones. Aunque pueda sonar contradictorio, las grandes compañías pueden convertirse en centros de formación de futuras emprendedoras, siempre y cuando se anime a los talentos a “intraemprender”, es decir, que se les permita adueñarse de ciertos proyectos y desarrollarlos dentro del marco de la compañía.

Gracias a este tipo de culturas, más mujeres pueden experimentar cómo es emprender, pero con el amparo de una gran empresa, para luego estar listas a la hora de dar el salto propio. Ese fue el caso de Andrea Rochaix, fundadora de Nutrix AI. Esta nutricionista con ADN vendedor ingresó a Molinos Río de la Plata con apenas 22 años. Era una época en la que había poco espacio para este tipo de profesionales, pero Rochaix  se hizo su lugar y comenzó montando una revista especializada en alimentación. Su camino la llevó a trabajar durante 25 años como asesora del departamento de Salud y Nutrición de la alimentaria, donde, a la par, desarrolló otros proyectos como una iniciativa de actualización para nutricionistas basado en las investigaciones de Molinos, y hasta creó un programa de alimentación saludable para los equipos de la planta de la compañía. “Tuve que insistir mucho porque siempre primero te dicen que no. Hasta que los convencí de probar con un programa que fue tan exitoso que armamos un consultorio de nutrición y teníamos lista de espera”, recuerda Rochaix.

Un poco antes de que empezara la pandemia, Rochaix se mudó de Duggan a Buenos Aires. Muchos de los pacientes que recibía en su consultorio no querían dejar de atenderse con ella, así que diseñó un sistema de atención 24 horas. Nutrición24.com se convirtió en una suscripción mensual que combinaba videoconsultas y conexión por WhatsApp. Pero con la aparición de la IA y ChatGPT, Rochaix se inspiró a dar un paso más: Nutrix AI es un copiloto nutricional que se agenda como contacto de WhatsApp y funciona como un chat de asistencia permanente, personalizado, proactivo y en base a las necesidades y objetivos de cada paciente. Lo desarrolló en conjunto con Martina Scarone, y es capaz de leer imágenes: se le puede enviar una foto de un plato de comida para recibir recomendaciones para seguir una dieta equilibrada y hasta puede interpretar una foto del interior de la heladera para proponer recetas creativas. 

“Cada vez hay más mujeres que se atreven a dar ese salto y convertir sus ideas en negocios. Estamos en un gran momento: un momento de evolución, importante para el desarrollo. Es un momento clave para las mujeres”, opina la emprendedora, para quien la tecnología es un aliado clave en este avance, que “abre posibilidades” y anima a conectar con otros lugares del mundo para inspirarse.

Otro caso de éxito intraemprendedor es el de Agustina Michelena, cofundadora y COO de Flavo, un fintech cuya misión es acercar opciones de crédito y financiamiento a estudiantes de América latina. Economista, comenzó su carrera en McKinsey: “Allí siempre arrancaba un proyecto sin saber nada y me tenía que volver experta en poco tiempo y resolver problemas. Y lo que hacemos los emprendedores es eso: encontrar problemas y concentrarse en la ejecución para resolverlo”, reflexiona. Su carrera siguió en Glovo, donde desarrolló nuevos negocios para la región enfocados en la comida: encabezó los procesos de apertura de dark kitchens y llevó adelante la creación de marcas propias para delivery. El siguiente paso fue en MercadoLibre, donde lideró el área de créditos para empresas para Argentina, Chile y Colombia. 

“Me enfrenté todo el tiempo a problemas que no tenía idea cómo resolver y al final lolograba. Eso me dio confianza y es un ejercicio súper importante para las mujeres, así como tener mujeres líderes que te muestren el camino y te animen a arriesgar. Si lo encontrás, emprender te va a salir naturalmente”, aporta la emprendedora. 

El trabajo con Flevo surgió en 2021, luego de un llamado de Matías Cohen, excompañero de la facultad y actual socio. “Yo fui becada y tuve un crédito para acceder a Di Tella. Si no hubiese tenido esa oportunidad, no hubiese estado donde estoy hoy. Conecté mucho con la misión”, reconoce quien hoy lidera la operación de la compañía y se encarga de la relación con las instituciones educativas y con los alumnos.

En el último año la compañía creció 20X y su impacto se siente: el 70% de alumnos que accedieron a créditos asegura que no hubiesen podido pagar su educación si no hubiese sido por Flevo. La empresa está creciendo fuertemente en Colombia, y Michelena menciona como un diferencial el hecho de haber contado con un equipo diverso desde el inicio: “Hay diversidad de género, pero también de orígenes y formaciones. Que el equipo fundador sea diverso hace que el resto de la compañía crezca con diversidad también. Para armar una compañía uno busca gente de confianza, sumas conocidos. Pero si son todos hombres, normalmente la red que te rodea también está formada por varones. Entonces, sin darte cuenta, estás armando una red de personas todas iguales”, advierte la fundadora.