Triunfo conservador en Austria encabezado por el líder más joven de Europa

Sebastian Kurz tiene 31 años y es la cabeza prominente del Partido Popular austríaco. Obtuvo poco más del 30% de los votos que le permitió derrotar a los socialdemócratas y a la extrema derecha en las legislativas del país centroeuropeo. 

El conservador Partido Popular (OVP) ganó hoy las elecciones legislativas en Austria de la mano de su joven promesa Sebastian Kurz, por encima de los sociodemócratas y de la extrema derecha neonazi que quedó tercera.

Antes de que se conocieran los datos oficiales, el presidente Alexander Van der Bellen oficializó el triunfo de Kurz, el ministro de Relaciones Exteriores saliente y un dirigente en pleno ascenso con apenas 31 años, y sentenció: "Es el claro vencedor de esta jornada electoral (...) y tiene un claro mandato para realizar las reformas y los cambios queridos por los ciudadanos".

Poco después, el presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, se sumó a las felicitaciones a través de Twitter y le pidió a Kurz que forme un gobierno "proeuropeo" y "fuerte", un llamado velado a evitar una eventual coalición con la extrema derecha neonazi, que reclama más independencia de la Unión Europea (UE).

Según las primeras proyecciones no oficiales, difundidas por la televisión pública ORF, el carismático Kurz se impuso con el 30,2% de los votos, mientras que la fuerza neonazi Partido de la Libertad (FPO) quedó segunda con un 26,8%, técnicamente empatado con el oficialismo socialdemócrata SPO.

El canciller saliente Christian Kern pelea el segundo puesto con un 26,3% de los votos, según la proyección citada por la agencia de noticias ANSA. 

Los Verdes, en tanto, quedaron lejos, pero por encima del umbral electoral necesario para ingresar al Parlamento, con un 4,2% de los votos. 

La jornada electoral estuvo marcada por un clima de tranquilidad. Durante la mañana los principales candidatos votaron con sus familias e intentaron mostrarse optimistas. 

Tras depositar su voto en un colegio electoral en el centro de Viena, Kern, actual canciller y líder socialdemócrata, destacó ante la prensa que su campaña electoral "recobró fuerza en los últimos días", por lo que no se debe descartar "una sorpresa".

Acompañado por su mujer Eveline, Kern aseguró que su partido, el SPO, "se ha propuesto una larga fiesta" después de conocer los resultados de la votación en la que se eligen 183 diputados.

El favorito, Kurz, también votó en la capital y aspiró a conseguir ‘un cambio real‘ para el país.

"Espero que muchos austríacos hagan uso de su derecho a participar en estas elecciones. Además, espero conseguir un buen resultado para poder realizar un cambio real para Austria", aseguró ante la prensa, según la agencia de noticias EFE.

Poco después votó el líder del FPO, Heinz-Chrisitan Strache, quien pronosticó un ‘resultado histórico‘ para la fuerza fundada por un ex oficial de las siniestras SS nazis. 

Hace seis meses, la crisis dentro del conservador OVP provocó un cambio de liderazgo y el ascenso al poder de Kurz. Esta joven promesa, que encabezó la cartera de Relaciones Exteriores, consideró que ya no podía compartir gobierno con la socialdemocracia del SPO, rompió la coalición y pidió elecciones anticipadas.

El actual canciller socialdemócrata, Kern, no pudo contener más las crecientes diferencias por la política migratoria y otras iniciativas en materia social, y convocó a regañadientes a las urnas. 

Tras una campaña marcada por un giro de discurso generalizado hacia la derecha, su partido lucha por no quedar tercero y le pisa los talones a la extrema derecha.

De confirmarse las proyecciones, el ultraderechista FPO quedaría a un paso de su máximo histórico, obtenido en 1999, cuando empató con los conservadores con 26,9% y selló una coalición con ellos, que desató una crisis en la UE y una lluvia de sanciones por parte de Israel y varios miembros del bloque regional. 

Pese a las voces de alarma de los últimos días, el crecimiento de la extrema derecha neonazi no puede ser considerada como una sorpresa en Austria, un país de 8,7 millones de habitantes.

Hace menos de un año, el país evitó por apenas siete puntos porcentuales el ascenso de un líder del FPO a la Presidencia. Norbert Hofer perdió esos comicios, pero si definitivamente consigue el segundo lugar en estos resultados electorales, muchos analistas ya pronostican que tiene chance de convertirse en el próximo ministro de Relaciones Exteriores.

Ni el conservador Kurz ni el actual canciller Kern -los líderes de los partidos que gobernaron Austria durante la mayor parte de los últimos 70 años- descartaron claramente durante la campaña la posibilidad de formar gobierno con la fuerza neonazi FPO, como sucedió hace un mes en Alemania, cuando Angela Merkel y su rival socialdemócrata bloquearon esa opción desde el principio.

A diferencia de las otras grandes fuerzas de extrema derecha que crecen en Europa, como el Frente Nacional de Marine Le Pen en Francia y Alternativa para Alemania, el FPO en Austria tiene un vínculo directo con el nazismo. 

Fue fundado en la posguerra, en 1956, por Anton Reinthaller, un veterano dirigente que había sido miembro del Partido Nazi y oficial de las SS. El partido se renovó a través de los años, pero no tanto. 

Su actual líder, Strache, fue detenido hace casi 30 años por la policía alemana, cuando era un veinteañero y participó en una manifestación organizada por un movimiento neonazi declarado ilegal por las autoridades germanas. El veterano dirigente hoy evita hablar de su pasado y hasta repudia el antisemitismo, aunque no convence a todos.

Hace diez años, el FPO comenzó a modificar su discurso antimigratorio por uno principalmente dirigido contra el islam, una tendencia que marcó la evolución de muchos partidos de extrema derecha europeos en la última década.

En esta campaña, la fuerza de extrema derecha propuso en concreto negar cualquier beneficio del estado de bienestar a los inmigrantes, introducir referendos como en Suiza para definir políticas públicas específicas y prometió unir a Austria al llamado Grupo de Visegrado -Hungria, Polonia, República Checa y Eslovaquía- y a su desafío al ‘centralismo de Merkel y (Emmanuel) Macron‘, explicó Strache en referencia a los pedidos de Alemania y Francia de que los miembros de la UE se repartan los miles de refugiados que llegan constantemente a Italia y Grecia.

 

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