ENVIADO ESPECIAL

Rutas cortadas, listas negras y violencia: la transición imposible de Lula da Silva

Con rutas cortadas en 25 Estados y un escenario de mucha incertidumbre sobre la transición con Jair Bolsonaro, Lula empieza a definir su Gabinete. En paralelo planifica viajar a la Argentina, a México, Estados Unidos y Europa, antes de asumir.

Rutas cortadas por miles de camioneros en 25 estados del país y desalojadas con la persuasión de una inyección directa de spray pimienta al rostro en San Pablo. Un Presidente ausente: Jair Bolsonaro, que sigue sin dar muestras en público de aceptación de la derrota y un mandatario electo, Luiz Inácio Lula da Silva, que activó la maquinaria de la transición por su cuenta, sin los recursos que le debería facilitar un rival. 

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Listas negras entre bolsonaristas y petistas. Este es el Brasil que debe esperar todavía dos meses para que asuma el nuevo gobierno del Partido de los Trabajadores (PT) aunque quizás no sea el actual mandatario quien le pase los atributos de mando al ganador.

Durante la jornada de ayer, mientras el Presidente Alberto Fernández se reunía con Lula da Silva en la capital paulista, más y más camioneros empezaban a cruzar sus vehículos en las carreteras de diversos estados del país como un gesto de apoyo a Bolsonaro. Por la tarde ya eran 18 estados afectados por estos cortes y en horas de la madrugada del martes ya había bloqueos en 25 de los 27 estados del país.

Luego de que varios vuelos fueran cancelados, la Justicia ordenó que desalojen a los manifestantes en todos los caminos, estaduales y federales, y la policía, persuasiva, liberó la avenida Hélio Smidt, en dirección al aeropuerto internacional de Guarulhos, en San Pablo, con una nube de spray pimienta. Los bolsonaristas abandonaron el lugar pero al rato regresaron y se apostaron a un costado de la ruta para llevar adelante una oración.

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Empezaron así los primeros roces con las fuerzas de seguridad. Mientras, su líder sigue ausente, sin dar curso a una transición democrática pacífica con su vencedor, Lula da Silva. Al contrario, los rumores apuntan hacia un intento de forjarse una salida fuerte del poder, con gestos hacia sus seguidores. Bolsonaro estudió mucho la salida de Trump del poder, en qué falló y cuáles fueron sus fortalezas. Y pretende superarla en lo que refiere a permanecer como cabeza indiscutida del anti-lulismo aunque eso no signifique hoy alterar el traspaso de poder.

Lula activa la transición y prepara viaje

En este escenario, Lula da Silva puso en marcha la transición de forma unilateral. Por ley, tiene un plazo de 72 horas que se vence mañana para presentar al equipo que asumirá la tarea y activar así el mecanismo institucional. Varios de los referentes del PT que se habían acercado a San Pablo para palpitar la elección recibieron ayer llamados para que no se vuelvan a sus estados. Nadie confirmaba nombres pero hay versiones respecto a quiénes pueden asumir roles en este gabinete de transición que no necesariamente sea el que permanezca en enero. Pero puede que algunos sí.

Por caso, dos de los nombres que suenan con fuerza son los de Fernando Haddad y Carolina Proner. Ambos tenían compromisos con el Grupo de Puebla la próxima semana pero dejaron trascender que es posible que no asistan. El foro de líderes y lideresas progresistas se convocó en Colombia y el marco de la actual victoria de Brasil constituye un fuerte impulso para su discurso político por haber sido de los primeros en denunciar el lafware contra Lula da Silva cuando estaba en prisión. La propia Proner se puso al frente de esa estrategia. Y pese a que más de uno sueña por estas horas con arropar al vencedor de la elección del domingo en esa cumbre, las posibilidades son escasas -por no decir casi nulas-, dicen en el entorno del Presidente electo.

De hecho, fue Puebla quien reunió a Fernández con Lula allá por 2019, cuando nada hacía pensar que los dos conseguirían reencontrarse en San Pablo, tres años más tarde, con la responsabilidad del mando sobre Brasil y la Argentina. Ayer, Lula da Silva le confirmó al Presidente que visitará el país antes de asumir en enero. También planea cumplir un compromiso público similar con Andrés Manuel López Obrador, en México, y seguiría rumbo a Washington. Por último, si el tiempo lo permite, viajaría a Europa donde ya cuenta con más de una invitación.

El resultado ajustado de casi el 51% de los votos no dejó tranquilo a Lula ni a su círculo íntimo que en las horas del domingo, mientras la brecha de votos se desaceleraba en el tramo final del recuento, paseaban sus ojos de las pantallas en la pared a sus computadoras para buscar una explicación. La conclusión a la que arribaron es que la segunda vuelta no movilizó como esperaban y solo los salvó el haber retenido la diferencia de diez puntos en San Pablo en su contra y que no fuera mayor, así como achicar la fuga de votos en Mina Gerais hacia Bolsonaro. Caso contrario, todo se hubiera perdido.

Por todo esto, Haddad no es visto como un perdedor en esta elección, aunque no pudo conquistar San Pablo. Y pese a que desde afuera, entre aliados regionales, hubo lecturas muy críticas sobre su campaña. Pero la proporción de votos se mantuvo inalterable. A ojos de Lula, el exalcalde paulista y exministro sigue siendo un gran activo y podría cumplir un rol clave. Hay quienes lo ubican como potencial ministro de Economía si se impone la idea de un perfil político en lugar de uno técnico. Nada de eso es oficial y, sin dudas, ese será uno de los asientos más difíciles de llenar en las negociaciones internas con su coalición.

Según las lecturas petistas, 6 de cada 10 votantes de los partidos minoritarios optaron por el actual mandatario. Por eso el bolsonarismo creció proporcionalmente mucho más que el PT. ¿Qué dice esto? Que la resistencia a Lula sigue siendo un punto de reunión para la mitad del país que asistió a votar el domingo, no importa si eso implica votar un discurso tan extremo como el que enarbola Bolsonaro. La transición, por todo esto, se avecina accidentada y signada por la violencia.

La violencia latente en Brasil

La polarización en la que está sumergido el país no tiene antecedentes. En estados del sur de Brasil se hablaba en los últimos días de ‘listas negras' de comerciantes que apoyaban a Lula con un pedido de boicot por parte de simpatizantes bolsonaristas. Incluso otros comerciantes. Algo de eso se había escuchado en semanas pasadas también. Y en ese contexto, la naturalización de la violencia como herramienta política se acrecienta día a día: primero verbal, luego física.

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El último episodio explícito lo protagonizó el fin de semana la diputada bolsonarista Carla Zambelli, en un video que se hizo viral en el cual se la ve persiguiendo a un hombre a metros de la caravana de cierre del PT el sábado, en una de las zonas comerciales de San Pablo. Zambelli alegó que había sido agredida pero en las imágenes se la ve corriendo al hombre durante varios metros hasta introducirse en un local comercial.

En una campaña en la que hubo varios episodios de asesinatos de seguidores de Lula por parte de simpatizantes bolsonaristas, el encuadre de una diputada electa por este espacio empuñando su arma contra un hombre desarmado y aterrado no contribuye a la pacificación. Tampoco lo hará si el actual mandatario decidiera flexibilizar todavía más el acceso a las armas como lo hizo para quienes viven en los sectores rurales en el pasado. Otro de los rumores que circulan.

"Con un sector tan grande de la población que se siente legitimado no solo de portar armas sino de utilizarla patente a cualquier incidente alegando erróneamente legítima defensa eso ya es un cambio societal", comenta a El Cronista Dolores Gandulffo, directora del Observatorio Electoral de la Conferencia Permanente de Partidos Polítivos de América latina (COPPPAL), acreditada en esta elección por el tribunal regional electoral de São Paulo.

Para la observadora argentina, "el tribunal va a tener que sancionar de alguna forma a Carla Zambelli para no generar un precedente complicado". Lejos de mostrar remordimiento alguno, la legisladora bolsonarista se justificó. Al día siguiente, aunque su jefe político no había reconocido aún su derrota, ella tuiteó con tono épico sobre la caída de Bolsonaro y prometió encarnar "una oposición como la que Lula jamás se imagino".

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