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La guerra Rusia-Ucrania, continúa y mantiene en alerta al mundo. Mientras se cumple el 15 día de conflicto, hoy se supo que fracasó la cumbre, se reanudaron los bombardeos y continúa el éxodo de ucranianos que buscan un lugar seguro.
Desde lo táctico, el clima puede jugar un papel decisivo con la prevista llegada de la "raspútitsa", un fenómeno estacional que convierte la tierra firme en un barrial poco favorable al avance de vehículos militares.
Según informó la agencia Deutsche Welle (DW), esta palabra rusa que significa "tiempo de las malas rutas" es una realidad bien conocida en Ucrania, en Rusia y en Bielorrusia, donde la subida de temperaturas y el derretimiento de la nieve en la primavera y las fuertes lluvias en otoño se traducen dos veces al año en varias semanas de barro.
"Ya ha habido muchas situaciones en las que tanques rusos y otros vehículos pasaron por campos y quedaron bloqueados. Los soldados se vieron obligados a abandonarlos y continuar a pie", afirmó a AFP el analista militar ucraniano Mikola Beleskov. "Este problema existe y va a agravarse".

Este fenómeno ocurre en las famosas "tierras negras" de Ucrania, un tipo de suelo conocido como "chernozem", a las que debe su riqueza agrícola este país y las regiones rusas vecinas entre los ríos Don y Volga.
Según informaron desde la agencia, la raspútitsa podría llegar a partir de mediados de marzo. Para las tropas rusas, la situación podría empeorar a medida que el tiempo se caliente y que las lluvias empiezan. El fenómeno dura entre tres y cuatro semanas y comienza cuando se inicia el deshielo, camino al otoño.
Napoleón y la Segunda Guerra Mundial
Las tropas de Napoleón ya sufrieron esa experiencia que retrasó su retirada de Rusia a finales de 1812 y las dejó expuestas al rigor del invierno.
Más de un siglo después, en el frente oriental de la Segunda Guerra Mundial, "las grandes operaciones mecanizadas estuvieron casi completamente paralizadas durante las grandes lluvias del otoño o en los deshielos de primavera a causa de la célebre raspútitsa, el lodo de las llanuras rusas, y se reanudaban en invierno cuando el suelo se había endurecido", explicó el historiador Laurent Henninger en la revista francesa Défense Nationale en 2015.
"Fue con la llegada del invierno de 1941 que Hitler pudo lanzar su gran ofensiva, fracasada, destinada a tomar Moscú", señaló en un artículo sobre el impacto del factor climático en las guerras.
En el sentido inverso, la raspútitsa frenó la contraofensiva soviética en 1943.


