

Como nubes oscuras sobre la nación del arco iris, los sudafricanos y el mundo mantienen la respiración. Partió Nelson Mandela, quien forjó el destino de una nuevo pueblo, sin racismo.
Mandela inspiró el nacimiento de nuestra sociedad multicultural y cosmopolita de 41 millones de personas de todos los colores y creencias. Este es el legado único que tenemos que preservar para el futuro de la tierra amada.
Luego de la partida del padre de nuestra nación, no puedo evitar recordar la primera vez que lo ví. Fue en el Welcome Home Rally en Durban en 1990, cuando el ex presidente lanzó un profundo discurso sobre la paz y el no-racismo. Tres años más tarde, estaba en plena campaña electoral como candidato presidencial del Congreso Nacional Africano (CNA) y estreché su mano. Más tarde, votó por primera vez en mi provincia natal, KwaZulu-Natal, el 27 de abril de 1994. Fui testigo del dramático cambio de guardia en el parlamento sólo para blancos cuando el nuevo presidente declaró una democracia constitucional en el mundo.
Pero sería en 1995 mi gran oportunidad de vivir una experiencia inigualable: tuve el honor de viajar con él hacia la India, en el segundo viaje que nuestro líder realizaba a ese país. Allí, Madiba ( como se lo llama por el nombre del clan Xhosa) fue agasajado como un verdadero ícono de la reconciliación.
’’Visitar la India, para nosotros, es un regreso a casa, una peregrinación a los santuarios de los grandes líderes y el reconocimiento a un gran pueblo que siempre vamos a admirar.”, dijo en la Fundación Rajiv Gandhi,en la ciudad de Ahmedabad, uno de los primeros puntos en nuestra recorrida por el país asiático.
Camino a la ciudad del Norte, descubrí algunas intimidades de Madiba, como el “Sueño de Mandela”, una siesta que siempre tomaba para recargar su energía y poder reflexionar tranquilamente.
Ya en Ahmedabad, recorrimos las pobladas calles de esa ciudad histórica donde Ghandi pasó años trabajando en su rueda de hilado y tejido de algodón, un instrumento que se convirtió en un símbolo emblemático de la productividad y de la cultura de la ética de trabajo en la industria artesanal.
El viaje de Mandela a la India trajo varios frutos: gracias a su gestión,logró restablecer los vínculos con ese país después de 40 años de la prohibición del comercio debido a la disputa sobre el apartheid. Allí, los medios indios compararon al ex presidente con Ghandi, por su reverencia estadista, gracia y dignidad. Pero, fiel a su estilo, Mandela afirmó: “Yo nunca podría llegar a la norma de moralidad, la sencillez y el amor por los pobres establecidas por el Mahatma.(Ghandi)’’. Fue entonces cuando los periodistas lo describieron como un’’ santo’’.
La visita fue definida por una mezcla única de herencia común, la historia y el patrimonio. Tanto la India como Sudáfrica, son países diversos culturalmente, pero todavía atados al mismo cordón umbilical de la lucha por la libertad y los derechos humanos, las batallas heroicas contra el imperialismo, el colonialismo y el apartheid, y conectado a dos soldados de la paz y la reconciliación, como Mandela y Ghandi.
Misión cumplida. Era tiempo de volver a casa. Recuerdo cuando abordamos el avión de nuevo, Mandela abrazó a nuestro grupo de periodistas, como era su costumbre, de manera jovial y fuera del protocolo.
Pero esa no sería la última vez que vería a Madiba. Luego de nuestro simbólico viaje a la India, el ex presidente se encontraba de visita en Casa del Rey, en un enclave exclusivo para presidentes del apartheid donde también logré entrevistarlo.
Más tarde, en otro encuentro, logré que me autografiara su libro: “El largo camino hacia la libertad”. Un recuerdo que voy a atesorar por siempre, al igual que el haber podido compartir un viaje ese viaje con un gigante de la política de la resistencia.
No caben dudas que durante los 27 años que estuvo prisionero y presidente, Mandela lideró con el ejemplo. Yo estaba en el Parlamento cuando se hizo eco de estas palabras:’’ Hoy estamos entrando en una nueva era para nuestro país y su gente. Hoy no celebramos la victoria de un partido, sino una victoria para todo el pueblo de Sudáfrica ‘. Ahora, con su ausencia, nos queda defender su legado.


