Incendios en California: ya son 50 los muertos y hay 200 desaparecidos

El incendio destruyó cerca de 7.700 casas y desplazado a 52.000 personas. Las autoridades desconocen el número exacto de desaparecidos.

El incendio que arrasó el viernes y el sábado la localidad de Paradise, en el norte de California, es el más mortal de la historia del Estado desde que hay registros. En la búsqueda entre los escombros, fueron hallados este martes otros seis cadáveres, lo que eleva la cifra provisional de muertos a 50.

La búsqueda, sin embargo, no ha concluido. Hasta el lunes, cinco días después de comenzar el incendio, había unas 200 personas que estaban siendo buscadas por sus familiares

El fuego devastó 45.000 hectáreas y destruyó 6700 construcciones, la gran mayoría viviendas. La ciudad de Paradise, de 26.000 habitantes, ha virtualmente desaparecido. Decenas de miles de personas permanecen bajo orden de evacuación obligatoria.

Los primeros cadáveres identificados tenían entre 48 y 77 años, según informó la Policía. El patrón que se puede intuir en la tragedia de Paradise se parece al de la tragedia de Santa Rosa, el año pasado, cuando 22 personas murieron en otro incendio de características similares en una zona urbanizada en medio de la naturaleza. Como en aquella ocasión, la mayoría de las víctimas son personas mayores que no pudieron escapar a tiempo.

El lunes por la noche, las últimas cifras de los bomberos indicaban que el foco ígneo estaba controlado en un 30% después de cuatro días de avance sin control. Las labores se realizaban en medio de un pesimismo general porque el principal factor causante de estos incendios, los vientos fuertes y secos del desierto, se reavivaron el domingo y pueden durar hasta el martes.

Los vientos del diablo

Estos vientos son un fenómeno natural habitual en octubre y noviembre en California. Se llaman vientos de Santa Ana en el sur y vientos del diablo en el norte. Secan todo a su paso y hacen que las partículas del fuego vuelen kilómetros y expandiéndolo a toda velocidad. De los muertos en Paradise, cinco fueron hallados carbonizados en sus coches.

El llamado "Woolsey Fire" consumió las montañas de Santa Mónica y obligó a evacuar por completo algunas zonas privilegiadas como Malibú y Calabasas.

El sábado los equipos de emergencia rociaron con gas retardante las zonas clave del perímetro del incendio previniendo que las condiciones fueran a empeorar en cuestión de horas. Y así fue. El viento volvió a soplar desde el domingo. El fuego había consumido hasta el lunes 36.000 hectáreas de montañas y cañones llenos de mansiones y ranchos.

El fuego devastó 45.000 hectáreas y destruyó 6700 construcciones, la gran mayoría viviendas. 

Solo a última hora del lunes empezaron a levantarse las restricciones en algunas localidades para que la gente pudiera volver a sus casas, pero no en el centro de las montañas.

Los bomberos advirtieron el domingo de que estas no son condiciones habituales de un incendio. Puede cambiar en cualquier momento. Se calcula que 5700 casas están amenazadas por el "Woolsey Fire", entre ellas las mansiones de muchos famosos del mundo del espectáculo. El viernes, el fuego destruyó un rancho que sirve de escenario para películas del oeste desde 1927 y recientemente fue utilizado para la serie Westworld.

Fenómeno recurrente

Desde finales de 2017, California es escenario de incendios cada vez mayores y más destructivos. Los fuegos baten récords en pocos meses.

El gobernador del Estado, Jerry Brown, llamó a esta situación “la nueva anormalidad , que atribuye a que las temporadas estivales cada vez más calurosas y los vientos de otoño cada vez más fuertes.

El consenso científico es que California está sufriendo las consecuencias del cambio climático pero más a largo plazo. Estos fuegos se producen después de que hubiera cinco años de grave sequía, seguidos por un año muy húmedo, que dejaron el campo lleno de combustible de matorral, además de miles de árboles muertos.

El campo de California es una pira lista para arder en cualquier momento, a lo que se suma la sequedad extrema e inusual, más la actividad humana en zonas rurales, donde las urbanizaciones se extienden por la naturaleza e incrementan el riesgo de ignición por accidente.

Agencias Reuters y EFE

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