Dividida, la Unión Europea acordó un embargo parcial al petróleo de Rusia y hay temor por una escalada de precios
El objetivo es eliminar el 90% de las importaciones de crudo ruso en el bloque, exceptuando a Hungría, Eslovaquia y República Checa.
Los líderes de la Unión Europea (UE) acordaron un bloqueo a la mayoría del petróleo que se importa de Rusia. La medida forma parte del sexto paquete de sanciones económicas de la UE, luego de que el gobierno de Vladímir Putin -que ahora está llevando una feroz ofensiva en Lugansk- lanzara la invasión a Ucrania.
El embargo empezará aplicarse a fines de este año y se hará de manera progresiva: el objetivo es reducir el 90% de todas las importaciones de petróleo ruso por vía marítima para fines de 2022. Además, Polonia y Alemania se comprometieron a dejar de importar petróleo ruso vía oleoductos para esa fecha. Hungría, Eslovaquia y República Checa -todos países sin salida al mar- quedaron exentos.
La prohibición de las importaciones por vía marítima se impondrá con un periodo de introducción de seis meses para el petróleo crudo y ocho meses para los productos refinados, dijo un vocero de la Comisión Europea (CE), el Ejecutivo de la UE.
La Unión Europea no se puede poner de acuerdo sobre un embargo total al petróleo ruso
El acuerdo es menos ambicioso que la propuesta inicial que había presentado la CE hace un mes, cuando Ursula Von der Leyen anunció un plan progresivo para prohibir totalmente la importación del petróleo ruso tanto de crudo como productos refinados, por vía marítima y oleoductos.
El sexto paquete de sanciones también contempla la exclusión del mayor banco ruso, Sberbank, y otras dos instituciones del sistema internacional SWIFT, y el congelamiento de activos de varias personas y entidades.
Ahora el debate pasa por cuáles serán los próximos pasos de la UE, que antes ya había embargado las importaciones de carbón. El presidente francés Emmanuel Macron, dijo que no se debe descartar una prohibición a las importaciones de gas ruso, un esfuerzo mucho más agresivo que el embargo de petróleo. Europa necesita "mantener su credibilidad" al tratar con Moscú, ya que nadie sabe cómo evolucionará la guerra.
El primer ministro de Letonia, Krisjanis Karins, coincidió con Macron pero, como sucedió con el bloqueo al petróleo, no todos están en la misma sintonía. El primer ministro belga, Alexander De Croo, dijo que era el momento de hacer una "pausa" en las sanciones contra el Kremlin: "El impacto de una prohibición del petróleo es mucho mayor para Rusia que el gas. El gas es mucho más complicado, así que este es un paso importante", señaló.
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En la misma línea, el canciller de Austria, Karl Nehammer, dijo que "el gas no puede formar parte de las próximas sanciones". "El petróleo ruso es mucho más fácil de compensar. (...) El gas es completamente diferente, por lo que en el próximo paquete de sanciones no se incluirá un embargo de gas", advirtió.
Europa importa cerca del 40% del gas que consume desde Rusia -y en algunos países como Alemania el porcentaje asciende a 50%-, lo que explica que hasta ahora haya quedado fuera de las sanciones. La UE aprobó este mes una ley que exige a los países que llenen los depósitos de gas hasta alcanzar al menos el 80% antes del próximo invierno, en un intento de crear un colchón contra las interrupciones del suministro. El almacenamiento de gas de la UE está actualmente lleno en un 46%.
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Mientras tanto, Rusia cortó el suministro de gas de Dinamarca y Países Bajos, luego de que se negaran a cumplir con un nuevo decreto de Putin que exige el pago de las importaciones en rublos. Según la UE, la orden de Putin -que contempla la creación de dos cuentas en el Gazprombank, una en rublos y otra en divisas extranjeras- va en contra de las sanciones económicas del bloque. Bulgaria y Polonia habían sido desconectadas del suministro por la misma razón a fines de abril.
El embargo petrolero de la UE se produce justo cuando el precio del crudo -tanto el Brent, de referencia internacional, como el West Texas Intermediate, de Estados Unidos- se encuentra en máximos de dos meses. Es probable que el embargo parcial de la UE obligue a los países europeos a buscar otras fuentes de suministro, lo que podría provocar un aumento de precios en un contexto de por sí inflacionario.
En mayo, la inflación de la eurozona se disparó hasta alcanzar un nuevo récord del 8,1% interanual, sumando presión sobre el Banco Central Europeo para que suba las tasas y acelere el ritmo de su salida de la política monetaria ultralaxa.
Por otra parte, en China -paralizada por el brote de Ómicron y la estrategia de Covid Cero del gobierno-, los nuevos casos diarios de coronavirus cayeron a menos de 100 por primera vez desde marzo y las autoridades están comenzando a relajar las restricciones en Shanghái y Beijing. La recuperación de China podría reactivar la fuente más importante de crecimiento de la demanda e impulsar más los precios del petróleo.
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