Cuidado con los emojis: para la Justicia el "pulgar arriba" equivale a una firma
Un juez tomó esa postura y obligó a pagar más de u$s 60.000 a un agricultor que le respondió por WhatsApp a un comprador de lino que le había enviado un contrato. Conocé todos los detalles del caso que podría sentar jurisprudencia.
Aunque parezca increíble, un juez dictaminó que el emoji de la mano con el pulgar hacia arriba puede aceptarse como un medio válido para sellar un contrato, equivalente a una firma.
Su principal argumento fue que se trata de un "método de comunicación habitual", y los tribunales no deben "intentar detener la ola de tecnología y uso común". La polémica situación ocurrió en Canadá.
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Por qué un juez decidió equiparar un emoji a una firma
Los emojis se utilizan a diario en las conversaciones que se mantienen en aplicaciones de mensajería instantánea, como WhatsApp. Estos símbolos, que imitan gestos cotidianos o sirven para demostrar determinadas expresiones, forman parte del lenguaje "digital".
Sin embargo, un magistrado canadiense consideró que, en algunas ocasiones, pueden tener aún más peso del que imaginamos. El juez dictaminó en un caso reciente que el envío de un mensaje con el símbolo del pulgar hacia arriba puede interpretarse como un medio válido para sellar un contrato formalmente.
El magistrado Timothy Keene señaló que, a pesar de se trata de un "método novedoso", es una forma "válida" de transmitir los propósitos de una firma, ya que es un método común de comunicación y los tribunales "no pueden ni deben intentar detener la ola de tecnología".
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El caso del emoji que marcó un precedente en la Justicia de Canadá
El caso en cuestión enfrentaba a un agricultor y a un comprador de lino por un contrato incumplido. Los tribunales emitieron un fallo a favor del comprador, que deberá recibir 82.000 dólares canadienses (alrededor de u$s 61.500) por parte del agricultor.
Según se expuso, el demandado respondió con el emoji del pulgar hacia arriba a un mensaje en el que se enviaba un contrato de compra de lino. El comprador interpretó el mensaje como una validación del contrato, como respuesta afirmativa, pero el agricultor no estaba de acuerdo.
"Simplemente quería indicar que recibí su mensaje de texto", alegó. Luego de contemplar ambas posturas y analizar todas las pruebas pertinentes, el juez se expidió. "Este tribunal reconoce fácilmente que un emoji es un medio no tradicional para firmar un documento. Sin embargo, en estas circunstancias, esta era una forma válida de transmitir los dos propósitos de una firma y para transmitir la aceptación del contrato de lino", señaló en el fallo.
Frente a los cuestionamientos del abogado del agricultor, Keene respondió que esta parece ser "la nueva realidad en la sociedad canadiense" y, por tanto, los tribunales tendrán que estar listos "para afrontar los nuevos retos que puedan surgir por el uso de emojis y similares".
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