Bolsonaro menosprecia ayuda alemana para la Amazonia
El presidente dijo que su país no precisa la plata de Alemania para preservar la Amazonia y apuntó que hay naciones extranjeras que quieren "apoderarse" de Brasil. El gobierno alemán aclaró que sólo restablecerá la cooperación cuando haya una reducción sostenida de la deforestación en la Amazonia brasileña.
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, afirmó hoy que su país no precisa los recursos de Alemania para preservar la Amazonia, tras la decisión del Gobierno alemán de suspender algunos fondos destinados a su preservación por el aumento de la deforestación.
"Pueden hacer un buen uso de ese dinero. Brasil no necesita de eso", desafió el mandatario.
Incluso, el jefe de Estado brasileño reiteró que algunos países extranjeros buscan "apoderarse" del país suramericano. "¿Usted cree que los grandes países están interesados con la imagen de Brasil o en apoderarse de Brasil?", cuestionó.
El sábado, el Ministerio alemán de Medio Ambiente anunció que -en una primera instancia- prevé bloquear unos u$s 39 millones del fondo destinado a la protección de la Amazonia brasileña.
"La política del Gobierno brasileño en Amazonia plantea dudas en cuanto a la continuación de una reducción sostenida de la tasa de deforestación", declaró la ministra alemana de Medio Ambiente, Svenja Schulze, al diario Tagesspiegel. Agregó que sólo cuando ese punto se aclare, continuará la cooperación.
Deforestación 278% mayor a un año atrásEn julio de 2019, la deforestación en la Amazonia brasileña alcanzó los 2254,8 kilómetros cuadrados, un volumen un 278% superior a la del mismo periodo de 2018, según los últimos cálculos del Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (INPE).
Una semana antes de que las cifras del INPE fueran publicadas, el jefe de la institución Ricardo Galvao fue despedido y el ministro de Medio Ambiente, Ricardo Salles, acusó al instituto de que las cifras fueron publicadas siguiendo "interpretaciones sensacionalistas" y dirigidas a conseguir "más donaciones de ONG extranjeras".
Gestión BolsonaroBolsonaro, que asumió la presidencia de Brasil el 1 de enero de 2019, fue acusado de favorecer a sus partidarios en los sectores maderero, minero y agrícola.
En los primeros siete meses de 2019 la deforestación en la selva tropical de Brasil aumentó alrededor del 67%, también habían reseñado los datos iniciales de la Agencia de Investigación Espacial de Brasil, que el Gobierno brasileño calificó de engañosos.
Brasil tiene aproximadamente el 60% de la cuenca del Amazonas, que se está deforestando cada vez más rápido para crear nuevas tierras de cultivo.
El líder ultraderechista es escéptico respecto a los problemas ambientales y es favorable a una menor fiscalización de las normas medioambientales en el gigante sudamericano.
El INPE capta datos mensuales a través de un sistema de alertas de alteraciones en la cobertura forestal de la Amazonia y según este registro, la deforestación saltó de los 596,6 kilómetros cuadrados en julio de 2018, a los 2254,8 kilómetros cuadrados del mes pasado.
La Selva Amazónica es una de las regiones más ricas del planeta en biodiversidad y recursos naturales, concentrando cerca del 30% de las especies conocidas de la flora y de la fauna del planeta en sus 5,5 millones de kilómetros cuadrados.
Su preservación es clave para el equilibrio ecológico e importante en el cuadro de cambios climáticos que el planeta viene enfrentando, sostiene el Banco Nacional de Desarrollo de Brasil (Bndes) que gestiona el Fondo Amazonia, al que aportan Noruega y Alemania. Incluso, Berlín no recortará esa contribución
ONU: crisis climática y desertizaciónLa semana pasada, los 195 signatarios del Acuerdo de París aprobaron el informe del Grupo Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático (IPCC) que fija por primera vez la relación directa entre crisis climática y fenómenos como la degradación del suelo o la desertización.
Esa relación es recíproca (la emergencia climática degrada el suelo, y viceversa), por lo que es urgente reducir la deforestación, y con ello la sobreexplotación agrícola y ganadera, en un mundo donde el hombre afecta a la 70% del suelo y 500 millones de personas que viven en zonas áridas son cada vez más vulnerables.
Esto, unido al aumento de la población mundial (que podría alcanzar los 10000 millones de personas hacia 2060), exige repensar y planificar mejor la producción alimentaria, y por tanto cambiar los modelos de consumo global, con 2000 millones de personas sufriendo sobrepeso mientras otros 800 millones están malnutridas.
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