Una vez más el color azul fue cosmopolita y el rojo campesino

El factor Trump no logró quebrar la tradición del voto norteamericano. Los demócratas se impusieron finalmente en la mayoría de las grandes ciudades y los republicanos volvieron a salir victoriosos en casi todos los poblados menos densos y en las zonas rurales.
En primer lugar, quedó una vez más claro que en los Estados del centro agrícola del país, la fuerza conservadora se impuso cómodamente. Pero, donde se volvió a notar con fuerza la tendencia es entre los distritos "oscilantes".
En La Florida, por ejemplo, el voto fuerte para Hillary se ubicó en las ciudades de Miami, Tampa y Orlando sobre todo. En cambio el resto del mapa de la península se tiñó del rojo del gran viejo partido.
Lo mismo sucedió en Ohio, donde la demócrata ganó en casi únicamente en los dos grandes centros urbanos: Cincinnati y Cleveland.
Lo interesante del caso es que se esperaba que la candidatura de Donald Trump, tan atípica y fuertemente disruptiva, afectaría el resultado general de la elección. Pero las tendencias, con las variaciones normales de una elección no cambiaron en en lo fundamental.
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