EE.UU. festeja la muerte de Bin Laden pero hay alerta por posibles ataques terroristas

Seguidores de Al Qaeda prometen vengar la muerte de su líder, cuyo cuerpo fue arrojado al mar. Pakistán está en la mira de Washington y mundo refuerza las medidas de seguridad

La noticia anunciada por Barack Obama en la medianoche del domingo sobre el abatimiento en Pakistán del terrorista más buscado de todos los tiempos, Osama bin Laden, a manos de una elite de soldados estadounidenses, desató ayer la euforia de miles de estadounidenses que, con banderas y pancartas con la imagen del líder de Al Qaeda bajo el sello Killed, seguían anoche congregados en la Zona Cero de Nueva York donde hace diez años estaban erigidas las Torres Gemelas celebrando la muerte del responsable de los atentados del 11-S y símbolo más poderoso del extremismo islamisto. Pero no todo son festejos. También hay cautela ante el llamado desde la propia Casa Blanca y varios líderes del mundo a estar alertas ante la posibilidad de que la red terrorista inicie una campaña de nuevos atentados para vengar la muerte de su líder.
El mundo es más seguro ahora, declaró ayer Obama, quien seguramente vea repuntar su alicaída popularidad y abrazar con más certezas que dudas la posibilidad de una reelección en el 2012.
El asesinato de Bin Laden, de un tiro en la cabeza, se produjo en una operación digna de un guión de Hollywood que duró 40 minutos y se llevó a cabo en un complejo residencial en el que se alojaba el líder terrorista, valuado en un millón de dólares y ubicado a 60 kilómetros de Islamabad, la capital de Pakistán. Unos 20 soldados estadounidenses descendieron en helicóptero a la residencia en plena noche y mataron al líder de Al Qaeda en medio de un tiroteo. Obama había dado luz verde a la acción el viernes por la mañana.
Hasta ahora la Casa Blanca no difundió fotografías del cadáver, algo que estaría evaluando hacer en las próximas horas. Lo que sí se confirmó oficialmente es que el cuerpo de Bin Laden fue arrojado en el norte del Mar Arábigo desde un portaaviones siguiendo los ritos funerarios musulmanes. (ver aparte)
La muerte de Bin Laden, quien logró un estatus casi mítico por su habilidad para eludir su captura, cierra un capítulo amargo en la lucha contra Al Qaeda, pero no elimina la amenaza de nuevos ataques.
Las promesas de vengar su muerte aparecieron rápidamente en foros militantes islamistas, un medio clave de transmisión de información para los líderes de Al Qaeda.
La venganza de Dios sobre tí, perro romano, la venganza de Dios sobre ustedes cruzados, escribió un forista. El Movimiento Talibán Paquistaní advirtió por su parte a la cúpula del país de las consecuencias de la operación que acabó con la vida del líder terrorista.
A pesar de que celebremos este hito, no debemos olvidarnos de que la batalla para detener a Al Qaeda y su mafia del terror no terminará con la muerte de Bin Laden, dijo la secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton. La posibilidad de nuevos atentados llevó a EE.UU. y a varios países europeos y latinoamericanos a reforzar la seguridad, en especial en torno a las embajadas y otros centros estadounidenses.
El hecho de que Bin Laden haya sido encontrado en una lujosa residencia de tres pisos a pocos kilómetros de Islamabad, la capital paquistaní, y no como muchos habían especulado en una cueva en la impenetrable zona fronteriza entre Afganistán y Pakistán, coloca a este último país en la mira de Washington.
Aunque no lo dice abiertamente, está claro que la Casa Blanca desconfía de Pakistán, como quedó demostrado al no informarle a las autoridades sobre el operativo que iba a realizar. Ayer John Brennan, el principal asesor de Obama en anti terrorismo afirmó ayer que es inconcebible que Bin Laden no tuviera apoyo en Pakistán.
Obama, cuya popularidad venia en caída por los problemas económicos, probablemente vea una recuperación a corto plazo en su nivel de apoyo. Pero también estará más presionado por parte de los estadounidenses para acelerar su planeada retirada de las tropas estadounidenses de la impopular guerra en Afganistán.
Sin embargo, la muerte de Bin Laden probablemente no tenga impacto en la guerra en Afganistán, de casi una década de duración, donde las fuerzas de EE.UU. están enfrentando un récord de violencia por parte de los talibanes. Muchos analistas ven la desaparición física de Bin Laden como simbólica y no con consecuencias reales concretas, dado que se creía que ya no daba órdenes operativas a los muchos afiliados autónomos de Al Qaeda alrededor del mundo.
El sucesor de Osama bin Laden seguramente será el médico y cirujano egipcio Ayman al-Zawahri, de 60 años, segundo en la línea de mando de Al Qaeda y, según varios expertos, el verdadero cerebro de la red terrorista. En su último mensaje público, el mes pasado, Zawahri instó a los musulmanes a luchar contra la OTAN y EE.UU. en Libia.

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