La Argentina, a la conquista del espacio: un negocio que ya recibió una inversión de US$ 200.000
Tanto el Estado nacional como un emprendimiento privado buscan conquistar "la última frontera".
El Saocom 1B llegó a la órbita terrestre, al igual que su gemelo el 1A, gracias a los servicios de un cohete Falcon 9 de la empresa SpaceX, fundada por el magnate Elon Musk. Este satélite permitirá obtener imágenes de alta calidad e información clave para el agro argentino, así como también detectar la presencia de buques en la zona del Mar Argentino.
Tronador-III y VLE.
A futuro, sin embargo, la Argentina buscará llevar sus cargas a la órbita del planeta madre a través de un nuevo lanzador, el VLE, siglas que significan Vehículo Lanzador Espacial. Este cohete será desarrollado por la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae) y la empresa estatal VENG S.A. Se trata de la reformulación del programa ISCUL (Inyector Satelital de Cargas Útiles Livianas) de la agencia espacial argentina, que ya tiene 20 años de ejecución. Este programa incluía el desarrollo de un lanzador satelital, el Tronador-II, que tendría capacidad para colocar satélites de hasta 250 kilogramos en una órbita polar de 600 kilómetros de altura. El ISCUL luego se reformuló y dio paso al proyecto Tronador-III, que podía llegar satélites de hasta 750 kg. con un perfil de misión de inyección directa o 1000 kg de inyección indirecta.
En su nueva versión, el VLE sería un microlanzador que le daría a la Argentina la posibilidad de acceder al espacio con una menor demanda tecnológica e inversión, como un paso previo al desarrollo del Tronador-III. "Es un lanzador incremental que usa tecnología del Tronador-III", dice Daniel Rocca, gerente de Acceso al Espacio de la Conae. Puntualmente, utilizaría la segunda etapa de este desarrollo y llegar de esta manera de forma más eficiente al "hito tecnológico primario, satelizar", en palabras de Rocca. "Es la llave para acceder al Tronador-III de manera incremental, con tecnología que se está desarrollando en simultáneo y un enfoque similar al de una startup."
Mucho más lentamente de lo que esperaban las empresas, se encamina hacia la sanción el proyecto que reforma la ley 27.506, que crea el Régimen de Promoción de la Economía del Conocimiento.
El empuje de un privado
"En los últimos 10 años se fundaron alrededor de 500 compañías en el mundo que están desarrollando satélites", dice Dan Etenberg (35), cofundador y CEO de LIA Aerospace. Es por esto que él junto con Federico Brito (47), COO de la startup y el otro cofundador, apuestan a desarrollar cohetes espaciales y aprovechar la ubicación de la Argentina para llegar al espacio.
La compañía, que nació de manera oficial hace poco más de un año, comenzó a gestarse hace cinco, cuando Dan y Federico se conocieron. El primero cuenta que su primer trabajo lo hice en el ITBA, donde desarrolló un propulsor para uno de los satélites de Satellogic, la empresa creada por Emiliano Kargierman. Brito, por su parte, desarrolla cohetes desde sus 15 años.
Para desarrollar la primera versión del cohete -el Zonda 1.0- , poder probar todo (aviónica, combustible, rampa de lanzamiento, etc.) a finales de este 2020, así como mantener un equipo estable, realizaron una pequeña ronda de inversión de u$s 200.000, que todavía sigue abierta. Destacan que el combustible es biodiesel, lo que reduce la huella de carbono en un 60%. Y, si todo sale bien, esperan llegar con una versión más grande de este mismo cohete al espacio en 2024 con una carga útil de 250 kg.
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