Coelsa

Los secretos de la empresa que mejoró la vida de los argentinos: inventó el Alias y el eCheq

Nació en 1997 con la compensación de cheques y es la encargada de procesar todas las transacciones del sistema financiero. El futuro de los pagos y las innovaciones que vienen con la interoperabilidad 3.0, según su CEO.

Por Pablo Ortega

El diseño del CBU, el alias de las cuentas bancarias, el eCheq y las millones de transacciones electrónicas procesadas cada día tienen una empresa detrás de la que no se sabe mucho: Coelsa (Compensadora Electrónica Sociedad Anónima). Nacida en 1997 con la creación de las cámaras compensadoras electrónicas, tiene a 19 bancos como accionistas y viene creciendo con fuerza traccionada por la inmediatez de las transferencias y la revolución digital en el segmento de las operaciones financieras.

"Somos un actor del back end y nos fuimos transformando", señala Atilio Velaz, CEO de Coelsa desde hace ocho meses. El ejecutivo tiene una larga trayectoria dentro del sistema bancario (pasó por Santander, Citibank, Interbanking y BBVA) y antes de asumir como principal ejecutivo era presidente del directorio de la compañía. En los últimos 24 años, Coelsa arrancó con la compensación electrónica de cheques -que bajó de los 10 días a 48 horas, tiempos que sorprenderían hoy- y estuvo detrás del débito directo y del diseño de todas las implementaciones que fueron agilizando las transacciones. La última de ellas, el cheque electrónico (eCheq).

"La liquidación final frente al Banco Central (BCRA) pasa por Coelsa en un 100 por ciento. Las redes, las tarjetas, todos los que interactúan como medio de pago en la Argentina liquidan al final del día a través nuestro", resume Velaz. "Las que no pasan son las operaciones de Mercado Pago. No ese flujo, aunque la transacción de alguna manera sí, porque el BCRA lo asocia a un CBU", agrega.

De las mesas de innovación que montó la autoridad monetaria y en las que participa la empresa surgieron en el último tiempo el CVU (Clave Virtual Uniforme, en colaboración con las fintech) y el cheque electrónico, cuyo crecimiento en el último año trepó más allá del 1000 por ciento empujado por la pandemia. "En marzo de 2020 las transferencias inmediatas por CVU eran un millón y hoy estamos en 20 millones, se multiplicaron por 20. Esto hace que hoy más del 30 por ciento de las transferencias inmediatas de todo el ecosistema sean virtuales (involucran una CVU), y las procesa Coelsa", destaca Velaz.

En total, la compañía maneja unas 80 millones de transacciones mensuales, lo cual incluye, además de las transferencias bancarias, los eCheq y los débitos inmediatos. "Administramos más de 100 millones de cuentas entre virtuales y bancarias, con los CBU, CVU y alias", resume. "Las CVU están creciendo muchísimo, hay casi 15 millones. Cada vez más argentinos tienen cuentas virtuales y eso integra lo bancario con lo no bancario. Queremos que Coelsa sea el núcleo de este ecosistema para facilitar las transacciones. Al Central le conviene que haya mayor integración financiera", destaca.

El ejecutivo apunta que la inclusión financiera no es solo de personas físicas, en el pago en los comercios: también se debe pensar en las empresas. "Hay mucho por hacer con las pymes para mejorar la integración", dice.

¿Cómo ve la batalla entre los bancos tradicionales y las fintech? ¿Hay lugar para todos?

No usaría la palabra batalla, sí disrupción desde el punto de vista de experiencia del cliente. Las fintech están concentradas en que la experiencia sea muy buena desde el inicio. Obviamente son mucho más flexibles y dinámicas porque tienen menos regulaciones. Los bancos tradicionales están muy regulados y eso hace que sean más pesados. Pero también tienen la capacidad de crear bancos digitales que son avalados por el Central y que terminan siendo una fintech. La disrupción es bienvenida por la transformación digital que está ocurriendo y para que los bancos trabajen mucho más fuerte en la experiencia del cliente. Todo colabora para que el ecosistema crezca y sea más maduro.

Coelsa administra 110 millones de cuentas en total y procesa en promedio unas 5 millones de operaciones por día

¿Cómo surgió el eCheq?

Se empezó a trabajar en 2018. En 2019 hicimos hincapié en el desarrollo y el diseño desde Coelsa y a fin de ese año salieron los primeros cheques al mercado, tímidamente. Todo fue en colaboración con el Banco Central, porque necesitamos de la normativa y el aval para que se sume todo el sistema financiero. Es algo único en el mundo: la Argentina es el único país donde el cheque electrónico es título ejecutivo y es idéntico al cheque físico, avalado por la ley de cheques. Es algo de lo que no se habla. Hay bancos centrales de otros países de América latina y Europa que nos preguntan ahora por el éxito de eCheq. 

¿Qué nos permitió? Que al comienzo de la pandemia en marzo de 2020 se procesaban 20.000 cheques electrónicos por mes y hoy estamos en un millón. Hay bancos que lo tomaron como un desafío para procesar su manejo de cheques físicos y mejorar la eficiencia. Pudimos pasar la pandemia sin afectar la cadena de pagos. Hay que recordar que hubo un mes (abril de 2020) sin bancos. También se había cortado la negociación de cheques, una fuente de financiamiento clave para las pymes. En tres meses, se alcanzó la cifra que habíamos pensado para tres años.

¿Qué porcentaje representan los eCheq sobre el total?

Hoy más del 30 por ciento de la compensación de cheques entre físicos y electrónicos -que está toda integrada-, ya son eCheq. Y en el descuento de cheques, cerca de un 50 por ciento. Esto se da porque los bancos, por eficiencia de costos, están incentivando a las pymes a que descuenten eCheq a una tasa menor. Se beneficia el banco y el cliente, es win-win. En el caso de los cheques físicos, el 3 por ciento en promedio (medido en montos) son rechazados por no tener fondos. En los eCheq, en cambio, ese número no llega al 0,4 por ciento, porque la trazabilidad es mejor y todos los endosantes están bien registrados. El banco se ve muy motivado a usarlos, al tener menos rechazados. Además, se eliminó el 100 por ciento de los rechazos formales, por una firma que no se distinguía o el importe mal escrito.

Lo que viene

Las transferencias 3.0, con la interoperabilidad de los códigos QR, son lo último. ¿Qué puede esperarse para los próximos años y cómo se vincula ese escenario con los planes de la empresa?

En octubre del año pasado decidimos cambiar nuestra identidad para que sea más fresca y simple. Tenemos un plan estratégico para 2023. Queremos la integración y nos estamos posicionando como motor para facilitar que todos los actores -bancos tradicionales, digitales, la AFIP, los entes de recaudación- estén preparados para lo que viene. Habrá una evolución acelerada del uso de los medios digitales por parte de las personas y las empresas. Queremos que la gente tenga la libertad de elegir dónde y cómo operar y asegurar que el dinero llegue a destino. Trabajamos muy fuerte en nuestro sistema de seguridad y contingencias, porque cualquier problema puede generar un riesgo sistémico.

¿El plan hasta 2023 contempla nuevos medios de pago en el horizonte?

El plan que hicimos es a tres años, dado que las implementaciones llevan tiempo. Está prevista la creación de nuevas versiones de medios de pago y queremos avanzar con los entes gubernamentales que están digitalizando sus operaciones, para transformar sus pagos en pagos digitales. Hay una nueva versión en todo ese mundo. También avanzará la digitalización de la documentación. Acabamos de lanzar la factura de crédito electrónica, para que las pymes tengan financiación a partir de la factura y no solo a través del descuento de cheques.

¿El código QR será el gran motor?

El QR es una transformación fuerte, es el método por el que captás la transacción. Atrás puede haber cualquier medio de pago. Se confunde un poco eso: el QR es el método con el que levantás la transacción. Todo apunta a que en el celular estará todo y en poco tiempo dejarán de existir los plásticos. El QR vino para quedarse y expandirse, pero para captar la transacción. El éxito dependerá también de la aceptación en los comercios. La interoperabilidad 3.0 permitirá que una persona que no quiere usar o no tiene tarjeta de crédito hoy -un jubilado, por ejemplo- pueda pagar con su celular directamente sin usar efectivo. El gran desafío es ese: cómo bajar el uso de efectivo.

Mencionó que en poco tiempo van a desaparecer los plásticos de las tarjetas. ¿Y el efectivo?

Hace 20 años que se dice en la Argentina que el efectivo va a desaparecer. Pero más del 70 por ciento de las transacciones se siguen haciendo con efectivo. La pandemia contribuyó a su reducción. Los centros de pago (Pago Fácil, Rapipago) lograron ya que el 20 por ciento de los cobros sean electrónicos. Creo que el uso de efectivo irá disminuyendo con los años pero no creo que desaparezca. Tenemos que ver de qué manera el QR, el celular y la inclusión facilitan las operaciones de forma tal que la gente deja de usar efectivo. La AFIP y los entes reguladores deben trabajar también en la carga impositiva para que el comercio no se vea tentado a recibir efectivo. 

La versión original de esta nota se publicó en el número 330 de revista Apertura.

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