Pablo Filomeno apostó a las criptomonedas en 2016 y compró tres bitcoins a través de BitInka, una plataforma de negociación incorporada que permite comprar y vender Bitcoins en nueve monedas diferentes. Hoy, no puede retirar su dinero y pelea judicialmente con la firma para que le devuelvan sus Bitcoin.

El argentino compró por primera vez en 2016 y a finales de año la moneda digital cerró a US$ 753 y subió alrededor de 3% en diciembre. En 2018, Filomeno compró nuevamente y ese año la cotización del Bitcoin alcanzó los US$ 7.600 en el mes de julio para luego bajar casi un 35%.

"Cuando el Bitcoin estaba en US$ 7.000 compré un poco más de dos Bitcoins. Luego logré llegar a los 3,15 Bitcoins", revela. En total, calcula que invirtió alrededor de $482.000 en Bitcoin.

Luego, la criptomoneda llegó a US$ 10.000 en el mes de marzo de 2018 y Filomeno quiso "retirarse" del negocio para siempre. Por eso, decidió transferir todo su dinero a Ripio, una startup de criptomonedas que comenzó a operar en 2013 y ya es utilizada por más de un millón de personas en la actualidad.

Pero no pudo: "A mediados de 2019, cuando en la Argentina ya operaba la plataforma Ripio, quise pasar todo mi dinero a esa billetera virtual y no pude hacerlo. Tampoco pude traspasar los fondos a mi banco para luego hacer la extracción del dinero", cuenta.

Frente a la imposibilidad de transferir sus fondos, se contactó con BitInka para entender el porqué de la situación. "Esperé, esperé y esperé y seguía sin poder sacar el dinero. Me decían que luego de 90 días hábiles se iba a solucionar pero los plazos se vencían y seguía todo igual. Pero lo que más me llamó la atención es que desde el soporte técnico me dejaron de responder, cuando antes lo hacían de manera inmediata", dice el argentino.

Tiempo más tarde, Filomeno se enteró a través de Facebook que otros usuarios tenían el mismo inconveniente: "Éramos alrededor de 400 personas las que no podíamos retirar. La empresa empezó a borrar nuestras publicaciones", recuerda. Por tanto, el argentino decidió armar su propio grupo de Facebook y nuclear las personas estafadas por la plataforma.

El Exchange se defendió y aseguró que fue hackeado. Por esta razón, suspendieron sus operaciones y sus servicios de compraventa de criptomonedas por tiempo indefinido. 

El hackeo fue confirmado por la organización sin fines de lucro Bitcoin Argentina y aclararon que se trata de "un Exchange que empezó a operar mal".

En total, se calcula que BitInka retiene alrededor de US$ 1.500.000 en criptomonedas de usuario. Por su parte, Filomeno sostiene que hoy su balance en Bitcoin supera los US$ 178.000.

En un comunicado oficial de marzo de 2020, BitInka promete que "dentro de poco" se volverán a habilitar los depósitos y retiros de activos digitales. Sin embargo, todavía Filomeno no recibió nuevas -ni buenas- noticias.

"Ya van casi dos años. Vivo angustiado y en un estado de impotencia constante. Necesito que me devuelvan los 3,15 Bitcoin que tengo", reclama el argentino. Este año, Filomeno tomó cartas en el asunto y presentó una denuncia en el Departamento Judicial de Pergamino. Por el momento, no hay novedades y el argentino espera que la situación se conozca a escala mundial.

Cómo guardar mis Bitcoins de manera 100% segura

La buena noticia es que existen varias formas de resguardar criptomonedas y protegerse de las estafas. Por ejemplo, aquellos que especulan con el precio pueden preferir dejarlas en el mismo Exchange en el que fueron adquiridas para luego volver a venderlas cuando el precio suba.

Pero esto puede ser riesgoso: el Exchange puede ser vulnerado por hackers o podría llegar una posible regulación por parte del Gobierno argentino que limite su compraventa.

En un Exchange, el intermediario tiene en su poder las claves privadas de las billeteras de millones de usuarios. Por esta razón, es necesario elegir uno seguro.

En esta misma línea, los expertos recomiendan comprar una billetera fría, ya que permiten a los usuarios tener una cuenta en un dispositivo externo que está fuera de la red de internet, es decir, no necesitan conexión para funcionar.

Entonces, la diferencia entre una billetera fría y un Exchange radica en que este último no permite realizar operaciones y transacciones offline, es decir, siempre necesita conectividad a una red para intercambiar criptomonedas.

"Si alguien entrara a tu casa y se robara tu cold wallet, no podría hacer absolutamente nada con ella ya que todas poseen contraseñas y claves de recuperación. Un pendrive en un cajón, o un celular viejo con la pantalla rota, son excelentes billeteras frías que protegen tanto en el mundo virtual como en el real", explica Andrés Burecovics, abogado especialista en derecho interjurisdiccional y CEO de la consultora B&P oportunamente a Infotechnology.

Fintech

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En resumen, las billeteras frías son dispositivos que funcionan con contraseñas y actúan como llaves de seguridad de criptomonedas. Es posible comprarlos a través de los principales e-commerce como Mercado Libre y algunas de las marcas más recomendadas son Ledger y Trezor.

"Para transformar un celular viejo en una Cold Wallet, es muy popular la app ‘Exodus'. Por supuesto el usuario debe procurar la seguridad general de ese dispositivo y de las redes a las que se conecta. Para transformar pendrives o discos externos en Cold Wallets de BTC también es muy popular el software de 'Electrum'", enumera Burecovics.

QUÉ ES LA FRASE SEMILLA Y POR QUÉ ES OBLIGATORIA

Las billeteras de criptomonedas permiten a sus usuarios emitir una frase semilla (o conocida por su término en inglés seed phrase). Se trata de una serie de 12 a 24 palabras única que ayuda a respaldar el monedero digital.

La plataforma arroja una secuencia de palabras en forma de lista y se debe recordar cada una y su orden. Esta frase semilla permite recuperar y asegurar una cuenta.

La frase semilla sigue los estándares BIP-39, un método de generación de claves privadas. Se emiten palabras de forma aleatoria en inglés, formando un conjunto de palabras.

Los expertos recomiendan realizar varias copias de seguridad de la frase semilla. Pero no deben hacerse de manera digital sino que en un papel.