Ok, Glass

Usamos Google Glass, la experiencia en primera persona

Un desarrollador argentino, Maximiliano Firtman, es uno de los poseedores de los pocos equipos que la empresa de Brin y Page dejó salir de sus oficinas. Infotechnology.com habló con él y los probó.




Sólo 2000 desarrolladores del mundo tuvieron acceso a comprar por 1500 dólares un equipo Google Glass. El argentino en esa lista es Maximiliano Firtman, developer enfocado en mobile y fundador de ITMaster, e Infotechnology.com logró sentarse con él para conocer su experiencia de varios días con el primer prototipo que sale de las paredes de la compañía de California y, a su vez, poder probar en primera persona unos minutos los “anteojos”.

Antes de nada las comillas en anteojos tienen un sentido: Google Glass se puede usar con lentes de sol o tradicionales, pero también está pensado para no tener ningún tipo de cristal sobre el ojo, posiblemente, si logra ser un producto masivo, de lentes tengan sólo el diseño del marco. A su vez, muchos de los conceptos que tomamos prestados del ecosistema de los smartphones no son exactos para este equipo: las apps, la interfaz, la lógica y la “pantalla”, son diferentes.



Firtman remarca que el equipo es un prototipo sobre el que seguramente Google irá sumando funciones con el tiempo. Las pruebas son contundentes: trae un sensor enfocado en el ojo que hoy por hoy no se usa para nada. Algunos hacks que pueblan los foros prometen, por ejemplo, sacar fotos con tan solo pestañear.

Aun siendo un prototipo el usuario siente que el primer contacto con el equipo es similar a lo que debe haber sido usar aquel primer celular en una valija que inventó el grupo de trabajo de Martin Cooper. Es decir, seguramente en unos años el modelo que hoy probamos se vea rustico y tosco, pero nadie podrá negar que es disruptivo y le abre la puerta a un mundo nuevo de experiencias, productos y, como ya se está viendo, regulaciones.

Los lentes cuentan con una batería que dura aproximadamente cuatro horas, la misma se carga vía USB. Entre los otros datos técnicos destacamos los 12 GB de memoria y la cámara de 5 MP. Ambas especificaciones seguramente serán mejoradas a futuro.  El equipo se maneja con la interfaz ubicada en una de las “patillas” de una manera similar a algunos comandos touch de las pantallas de los smartphones. Por ejemplo: se puede pasar de pantalla (que se ve en el miniproyector) moviendo los dedos de atrás hacia adelante, y viceversa, sobre la superficie de la ya mencionada patilla.

Otra rareza, salvo para los audiofilos: Glass no tiene auriculares tradicionales, el audio nos llega a través de la tecnología de conducción ósea. Firtman nos da un buen ejemplo de la utilidad de esta idea: al manejar, el GPS -una función clave que ya está habilitada en los lentes- no molesta con sus direcciones al resto de las personas que se encuentran en el auto, pero a la vez no aísla al conductor.

Los Glass son cómodos. Salvo por el peso de la patilla de la derecha, en la que está el control, la batería y el miniproyector, que puede resultar incómodo para la oreja, el resto prácticamente no se siente.

Al probarlo unos minutos, y contar con la experiencia de varios días de Firtman, queda en claro que estamos ante un prototipo de una idea que si llega a ser masiva va a cambiar la manera en que vivimos como lo hizo la computadora personal o el Smartphone. Los próximos meses son claves para ver cuál es la estrategia de Google, y sus competidores, en este terreno.

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Maximiliano Firtman dará una charla gratuita sobre Google Glass para desarrolladores este miércoles 12 en la Universidad de Palermo.

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