Fuga de cerebros: programadores se van afuera para cobrar en dólares

Pleno empleo y sueldos en monedas fuertes: un coctel difícil de resistir para los argentinos que se dedican a la tecnología

La Argentina tiene una ventaja digna de exportación, más allá del tango y la soja: cerebros. Hay un fuerte viento de cola a nivel internacional con hambre de mentes capacitadas para la economía que viene, la tan mentada economía del conocimiento o industria 4.0. Se trata de todos los nuevos trabajos, de fortísima raigambre tecnológica y científica, que son demandados por las nuevas industrias digitales. Programadores, científicos de datos, ingenieros informáticos e industriales -antes que civiles- entre otros tecnólogos de distintas especialidades. 

La demanda de estos perfiles, los obreros esenciales del software, no para de crecer en empresas de todo el mundo que encuentran en la Argentina el talento "BBB": bueno, bonito y barato. Ellos, por su parte, se ven tentados por sueldos en dólares (que ascienden, para la categoría junior, a más de u$s 2000) y beneficios extraordinarios en el mercado laboral más competitivo y dinámico del mundo.

Sucede que nuestro país es semillero de estos talentos del mañana. No solo hay tradición empresaria de empresas de tecnología exitosas, de la mano de Globant o Mercado Libre, sino que el sedimento donde crecen los nuevos talentos también es conveniente. 

Hay cultura informática y universidades de alto nivel que generan mano de obra World Class, de exportación. Hay otro factor que suma: por las restricciones sanitarias de la pandemia, muchos argentinos se volcaron hacia las especializaciones y los cursos, donde la programación y la tecnología se llevaron todas las miradas. Florecen, también, las escuelas de programación y con edades de ingreso cada vez más bajas.

Este escenario, de competencia fortísima, es además "glocal". Según la Cámara de la Industria Argentina del Software (Cessi), el déficit de programadores para las alrededor de 1800 empresas que representa no baja de los 5000 anuales hace al menos cuatro años. 

En 2019, faltaron 7800 y con el boom digital de la pandemia ese número aumentó. El vector de propagación más fuerte de la tendencia es la transformación digital en sí misma, que recorre lo largo y ancho de cada vez más industrias. Para no quedar otra vez a destiempo del compás de la economía del futuro, la Argentina tiene que poder competir con los mercados foráneos en la retención y adquisición de talentos, de lo contrario se perder una considerable ventaja diferencial de cara a los próximos años. 

Desde Infotechnology, intentamos entender hacia dónde se están movimiento estos recursos valiosos, qué falta en su propia tierra para que se quedan y cuál es la tentación que los hace mirar hacia afuera.

Esta edición además trae el clásico Quién es Quién, que releva los nombres más importantes del sector y oficia de guía de consulta de las empresas clave; como así también con una actualizada guía de Consultoría y Outsourcing, que mapea a fondo el mercado de proveedores de tecnología corporativa.

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