Malvinas, entre brazadas y memorias

El 9 de noviembre de 2014, con 53 años tuve la oportunidad de unir a nado las dos islas Malvinas por el estrecho de San Carlos en poco más de dos horas y con el agua a dos grados de temperatura.

Al lugar elegido para mi cruce a nado se lo conoce como “el corredor de las bombas . Allí desembarcaron las tropas británicas en 1982 en medio de un escenario de sangre y fuego.

Las impresiones de esta experiencia fueron relatadas en el libro “Malvinas, entre brazadas y memorias , de reciente publicación.

En esta obra cuento cómo fueron sorteados los obstáculos para llevar a cabo la aventura en base a esfuerzo, pasión y el poder infinito de la amistad. Pero fundamentalmente pretendo rescatar acciones heroicas, muchas de ellas desconocidas, que sucedieron durante la guerra. Con documentación inédita y el testimonio de los protagonistas, el lector viajará a 1982 para conocer cómo y porqué se gestó la decisión de recuperar las islas por la fuerza, el infierno vivido durante la última batalla en el Monte Longdon, una acción conjunta entre militares y guerrilleros argentinos, y las increíbles hazañas del Batallón de Infantería de Marina Nº 5 y de los marinos mercantes. La obra contiene además 32 páginas en papel ilustración con imágenes tomadas en las islas por el fotógrafo Guillermo Luder, ex compañero del primario del colegio. Guillermo también filmó y produjo el video “Amaneciendo en Malvinas .

Otro compañero de la infancia que compartió esta gesta fue Pablo Lima, veterano de guerra de Malvinas que volvió a las islas por primera vez tras el conflicto bélico.

En el libro intento reflejar que la natación fue solo un vehículo que posibilitó conocer de cerca y amar aún más la gesta de Malvinas y a cada uno de los héroes que entregaron sus vidas a la Patria. 

Malvinas fue la última guerra convencional que se vivió en el mundo. Allí se combatió de noche, cuerpo a cuerpo y con bayoneta. El espectáculo dantesco que se vivió durante los últimos combates en el Monte Longdon fue tal, que en sus manuales de instrucción el Ejército británico define a esta contienda como “el ejemplo clásico del horror que representa la guerra para el combatiente .

Aún quedan en los campos de batalla, verdaderos museos a cielo abierto, armamento, trincheras, balas y demás rezagos de un conflicto bélico que nos marcará por siempre. Recorrer los lugares de combate, ver como los veteranos de guerra reconocían sus posiciones y escuchar sus historias fueron emociones incontenibles que también se reflejan en la obra.

Capítulo aparte mereció la visita al cementerio argentino. El Papa Francisco, enterado del cruce a nado, hizo llegar un rosario bendecido con el pedido de que sea colocado en la cruz más despojada del camposanto. Se estruja el alma al recorrer las tumbas de nuestros héroes, pero a pocos kilómetros también se encuentra el cementerio inglés y así se puede apreciar el horror de la guerra desde ambos lados.

En una isla alejada del mundo y en donde nunca sucede nada, el cruce a nado fue la noticia de la semana. Se generó así una notable empatía con los isleños quienes se acercaron a conocer más sobre esta aventura. La fructífera relación entablada muestra que quizá el camino sea el de multiplicar estos acontecimientos convocantes.  Ya se realiza por ejemplo la maratón de Malvinas y un partido de “rugby sin fronteras donde se genera un claro ida y vuelta en base a la magia y la camaradería que sólo el deporte puede crear.

En 2014, la Cámara de Diputados, declaró mi cruce a nado de interés nacional. El proyecto llevó las firmas de todo el arco político, desde Remo Carlotto hasta Alberto Asseff.

Este inusual consenso no se debió a mi logro deportivo. Su explicación se encuentra en un hecho infinitamente mayor: en un país como la Argentina, que hace quince años vive partido al medio por una grieta, el único tema que aglutina y sobre el que no hay discusión es Malvinas.

Nunca fui un nadador profesional ni de competición. Padre de cinco hijos, y a punto de cumplir 50 años, en 2010 decidí abandonar mi vida sedentaria. Con la ayuda del prestigioso entrenador Pablo Testa que también me acompañó a Malvinas, comencé un plan de trabajo con la mira puesta en el cruce a nado del estrecho de Gibraltar. La mayoría pensó que estaba loco. Pesaba casi 100 kilos, hacía más de 25 años que no realizaba actividad física y solo había nadado de niño en la pileta de mi casa. Durante los 19 meses de entrenamiento, nadé el equivalente a 2.300 kilómetros, es decir la distancia que separa Buenos Aires con la ciudad brasileña de San Pablo.

El 23 de octubre de 2011 logré unir Europa y África a nado en poco más de seis horas. Había logrado bajar 21 kilos y estaba en óptimas condiciones. Nadé junto a delfines y tortugas marinas, y tuve la visita de un tiburón. Esta aventura fue relatada en otro libro de mi autoría, “Hazaña en Gibraltar .

Ahora con el libro “Malvinas entre brazadas y memorias espero ofrecer una mirada diferente de un conflicto bélico que marca a fuego la historia argentina. Pero por sobre todas las cosas, la obra pretende erigirse en un homenaje al heroico combatiente. Si tienen la suerte de estar cerca de un veterano de guerra de Malvinas abrácenlo fuerte. Es lo más cerca que estarán de abrazar a la Patria.

 

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