En otoño e invierno

Proponen atrasar el reloj para ahorrar energía igual que Alfonsín: los antecedentes y el insólito caso europeo

La propuesta llegó a la Legislatura de Mendoza y podría tratarse pronto. A nivel nacional no se implementa hace más de una década, mientras que en la Unión Europea debaten sobre un punto no menor.

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Con el objetivo de ahorrar electricidad, en Mendoza surgió una propuesta que lleva más de una década apagada: atrasar los relojes una hora. El proyecto presentado en la Legislatura provincial asegura que los costos podrían optimizarse entre un 16 y 20%. Además, en caso de que no prospere la idea, también propone una alternativa ante la posible crisis energética de la próxima temporada de invierno.

El proyecto lleva la rúbrica del diputado Jorge Difonso, miembro del bloque Unión Popular-Frente Renovar, y podría tratarse en las próximas semanas en la Cámara Baja mendocina. En sus fundamentos explicó: "Los pronósticos y estimaciones de datos económicos para este año 2022 expresan que será necesario importar energía para electricidad en el orden de los U$S 600 millones".

El objetivo detrás de la propuesta es aprovechar la luz de la mañana y, de esta manera, reducir el costo energético en particular en escuelas, empresas y administraciones públicas. Este cambio de horario regiría durante el otoño y el invierno hasta el 21 de septiembre de 2022, por lo que recién el 22 de ese mes se volvería a la hora habitual.

"Nuestra provincia no es la excepción en esta problemática, por lo que a través del presente proyecto proponemos comenzar a diagramar un Programa de Eficientizacion energética, de modo tal de garantizar el uso racional y eficiente de la energía", indicó Difonso.

Por otro lado, si su propuesta de aprovechar la luz de las 7 y 8 de la mañana no llegara a prosperar, tiene otra opción bajo la manga. El plan B implica aplicar el cambio de horario solo en la administración pública, es decir todos los organismos del Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial de la provincia.

Antecedentes en Argentina

El cambio de horario durante la época de frío no es una novedad en la Argentina. El último antecedente ocurrió a fines de 2007 cuando se estableció el huso UTC-2 para el verano y el UTC-3 para el invierno. La modificación se cristalizó al año siguiente y en 2009 se decidió unificar el horario a nivel nacional, aunque San Luis lo mantuvo durante más tiempo en soledad.

En 2004 varias provincias también habían optado por tener horarios separados para invierno y verano, una de ellas fue Mendoza con el UTC-4. Anteriormente se había producido en 1988 durante la presidencia de Alfonsín. Ante la crisis de electricidad, el Gobierno había tomado varias decisiones, como los cortes de luz programados, reducir el alumbrado en un 50% y, entre ellas, adelantar 60 minutos la hora oficial.

El increíble debate en Europa

Hoy en el mundo existen alrededor de 70 países que utilizan el daylight saving time (DST). Fue establecido por primera vez en 1916 por Alemania e Inglaterra durante la Primera Guerra Mundial para ahorrar carbón. Los siguió Estados Unidos en 1918 y hoy continua implementándolo en 48 estados.

Durante muchos años Europa formó parte del bloque que cambiaba su horario, sin embargo el Parlamento Europeo votó para cancelarlo en 2018. La decisión pasaría a ser efectiva en 2021, pero se retrasó no solo por la pandemia sino también porque los países no se ponen de acuerdo sobre qué huso horario adoptar

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