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La Iglesia católica conmemora hoy, miércoles 10 de abril, la festividad del profeta Ezequiel, una de las figuras más importantes del Antiguo Testamento.

Su vida y mensaje siguen siendo recordados por su profundo significado espiritual y su papel como guía del pueblo de Israel durante tiempos difíciles.

¿Quién fue el profeta Ezequiel?

Ezequiel fue uno de los cuatro grandes profetas del Antiguo Testamento. Nació hacia el año 600 a.C. en Sarara, una localidad de Palestina, y pertenecía a la tribu de Leví.

Hijo de sacerdote, él mismo también ejercía como tal. Vivió en una época marcada por la crisis y la opresión del pueblo judío, cuando Babilonia era gobernada por Nabucodonosor y Roma por su quinto rey, Lucio Tarquinio Prisco.

¿Por qué fue deportado Ezequiel a Babilonia?

En el año 597 a.C., Ezequiel fue deportado a Babilonia junto con aproximadamente 10.000 personas. Esta deportación marcó profundamente su vida.

En tierras extranjeras, desempeñó trabajos agrícolas, pero también fue allí donde vivió experiencias espirituales extraordinarias: Dios le habló por medio devisiones proféticas, que más tarde compartiría con su pueblo.

¿Cuál fue el mensaje profético de Ezequiel?

Las visiones de Ezequiel no solo predecían acontecimientos, sino que tenían un propósito claro: invitar al pueblo a la conversión. Primero anunció la caída de Jerusalén como castigo por la idolatría y el pecado.

Luego, ofreció un mensaje de esperanza y restauración, consolando a los exiliados con la promesa de un regreso a su tierra natal. Tal como señala el santoral digital del Vaticano, "no deja de hacer maravillas y milagros, y cada gesto que realiza tiene un objetivo preciso".

¿Cómo murió el profeta Ezequiel?

Según la tradición, Ezequiel murió mártir. Fue asesinado por un líder del pueblo que lo acusó de idolatría. A pesar de su trágico final, su legado continúa vivo como símbolo de fe, perseverancia y esperanza.

Oración al profeta Ezequiel para tiempos de dificultad

En medio de la incertidumbre y las pruebas, fieles de todo el mundo elevan su voz al profeta Ezequiel, cuya vida fue testimonio de fe y esperanza en el exilio.

"Oh profeta Ezequiel, mensajero de Dios en tiempos de destierro, tú que supiste escuchar la voz divina en la adversidad, guíanos con tu sabiduría. Inspíranos a confiar en las promesas de Dios, incluso en medio del dolor. Intercede por nosotros para que, como tú, sepamos mantenernos firmes en la fe y abiertos al consuelo del Señor. Amén."