

El lavarropas es un electrodoméstico imprescindible en prácticamente todas las casas. Los modelos actuales, incluso, incorporan programas inteligentes y diseñados para optimizar el uso de agua y energía.
Pero, entre estas propuestas, hay una que se destaca entre las que menos recursos consumen.
Lo habitual es que el programa que más utilice sea alguno muy concreto para ropa determinada, como en cuanto a los tejidos sintéticos. Pero hay uno que, en especial, se debe evitar: el de lavado rápido.
El peor programa del lavarropas: gasta mucha energía y no limpia bien
La ventaja del lavado rápido clara: permite dejar la ropa limpia en poco más de un cuarto de hora, algo ideal cuando hay más apuro. Pero su contrapartida es que dispara tanto el gasto de agua como el de electricidad.
En los casos de las máquinas que permiten visualizar el gasto de consumo, incluso, puede comprobarse fácilmente. Además, suele utilizarse con el tambor medio vacío, ya que el objetivo es lavar solo unas pocas prendas, lo que lo hace aún menos eficiente.

Además, en este programa no sepermite activar el modo "ECO". Este último está pensado para minimizar el gasto de agua y electricidad. Lava a temperaturas más bajas y regula automáticamente la cantidad de agua en función de la carga gracias a sus sensores.
Para compensar esa reducción de calor, el ciclo se alarga considerablemente, hasta puede durar entre hora y media y tres horas. Pero se asegura de que la ropa quede perfectamente limpia.
En ese sentido, como conclusión, el programa rápido permite un lavado completo en poco tiempo (unos 30 minutos).
El modo rápido en lavarropas reduce el tiempo de lavado, pero incrementa el consumo de agua y energía. Solo admite cargas pequeñas, no es compatible con la función ECO y resulta menos eficiente que los programas largos o ecológicos.



