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La NASA reveló que encontró una “fábrica” de lunas y planetas más allá de nuestro sistema solar. Este fenómeno tiene expectantes a todos los científicos debido a que muestra la formación de cuerpo, como sucedió hace miles de millones de años.

Para este estudio, se utilizó el Telescopio Espacial James Webb (JWST) para dar a conocer este descubrimiento en septiembre de 2025. No solo captura la imaginación científica, sino que también abre puertas a preguntas sobre el origen de los satélites celestes.

Hallazgo del siglo: la NASA encontró una “fábrica” de lunas y planetas en nuestro sistema solar. Foto: NASA, ESA, CSA, STScI, Gabriele Cugno (Universidad de Zúrich, NCCR PlanetS), Sierra Grant (Institución Carnegie para la Ciencia), Joseph Olmsted (STScI), Leah Hustak (STScI).
Hallazgo del siglo: la NASA encontró una “fábrica” de lunas y planetas en nuestro sistema solar. Foto: NASA, ESA, CSA, STScI, Gabriele Cugno (Universidad de Zúrich, NCCR PlanetS), Sierra Grant (Institución Carnegie para la Ciencia), Joseph Olmsted (STScI), Leah Hustak (STScI).

¿Qué es esta “fábrica” de lunas y planetas descubierta por la NASA?

En el sistema estelar de CT Cha b, ubicado a 625 años luz de la Tierra, el JWST observó un disco giratorio alrededor de un exoplaneta joven, lleno de moléculas que actúan como bloques de construcción para lunas enteras.

Este exoplaneta, orbitando una estrella de solo 2 millones de años a una distancia de unos 46 mil millones de millas, está rodeado por un disco circunplanetario rico en carbono.

A diferencia del disco alrededor de la estrella anfitriona, que es pobre en carbono y rico en agua, este “taller cósmico” contiene siete moléculas carbonadas clave: diacetileno, cianuro de hidrógeno, propyne, acetileno (C₂H₂), etano, dióxido de carbono y benceno (C₆H₆).

Estas sustancias químicas sugieren un proceso de evolución rápida, donde el material se acumula para formar lunas, similar a cómo se cree que nacieron las cuatro lunas galileanas de Júpiter (Io, Europa, Ganímedes y Calisto) hace más de 4 mil millones de años.

Este descubrimiento, publicado en The Astrophysical Journal Letters, marca la primera medición directa de la composición química y las condiciones físicas dentro de un disco como este. No se detectaron lunas aún, pero el disco tiene todos los ingredientes necesarios para su formación.

Las observaciones del James Webb: un vistazo al nacimiento de mundos

El James Webb Space Telescope, con su instrumento MIRI (Mid-Infrared Instrument), utilizó espectroscopía de resolución media en luz infrarroja para penetrar el brillo cegador de la estrella anfitriona.

Los científicos aplicaron técnicas de alto contraste para extraer la señal tenue del exoplaneta, analizando datos de archivo durante un año entero. El resultado: firmas moleculares claras que confirman la presencia de este disco de formación de lunas.

Telescopio James Webb. Foto: NASA
Telescopio James Webb. Foto: NASA

“Podemos ver evidencia del disco alrededor del compañero, y podemos estudiar la química por primera vez. No solo estamos presenciando la formación de lunas, sino también la formación de este planeta”, explicó Sierra Grant, coautora principal del estudio e investigadora del Instituto Carnegie de Ciencias.

Gabriele Cugno, autor principal y especialistas de la Universidad de Zúrich, agregó: “Estamos viendo qué material se está acumulando para construir el planeta y las lunas”.

Este avance no es solo un logro técnico; es una ventana al “drama de la formación de lunas”, como lo describe Cugno. Futuras observaciones con el JWST explorarán la diversidad de estos discos en otros sistemas, ayudando a mapear cómo se construyen planetas y satélites en la galaxia.

¿Qué importancia tiene el hallazgo para nuestro sistema solar y la búsqueda de vida?

Este hallazgo en CT Cha b recrea las condiciones del sistema solar primitivo, donde discos similares alrededor de gigantes gaseosos como Júpiter forjaron lunas con composiciones de hielo de agua (50%) y núcleos rocosos de carbono o silicio.

Las lunas podrían superar en número a los planetas en la galaxia, y algunas incluso albergar vida, lo que hace este descubrimiento crucial para la astrobiología.

“Queremos aprender más sobre cómo nuestro sistema solar formó lunas. Esto significa que necesitamos mirar otros sistemas que aún están en construcción”, enfatizó Cugno.

Con el JWST, se están presenciando en tiempo real procesos que ocurrieron hace miles de millones de años en casa, desde la formación de planetas hasta la química orgánica que podría dar pie a océanos subsuperficiales en lunas como Europa.