

Esta exposición reúne a tres artistas de la provincia de Jujuy, cuyas obras, aunque muy distintas en lenguaje y enfoque, comparten una raíz común: el territorio como experiencia viva y en transformación. Ellos son Carolina Franco, fotógrafa; Miski Mayo Esquibel, escultor y dibujante; y Facundo Cañazares, pintor y dibujante.
Cada uno, con un vínculo singular con su entorno, nos invita a pensar una parte del arte contemporáneo de Jujuy no solo como geografía, sino como un lugar de sentidos múltiples.
El título que hemos elegido para nombrarla, Entre Dos Aguas, toma una de las interpretaciones posibles del nombre "Jujuy" -"caballete entre dos aguas"- proveniente de la expresión aymara Sipi-Sipi. Esta frase poética propone una evocación y una metáfora potentes: un espacio de cruce, y también de equilibrio inestable. Ese "entre" no remite únicamente a la geografía; nos habla, en este caso, de una zona simbólica.
Entre Dos Aguas es, quizás, la excusa que nombra ese espacio intermedio, imaginario y evocativo del tiempo donde habitan las obras de los tres artistas que nos acompañan. Ya sea en las fotografías de Carolina sobre el vibrante Carnaval o en las pinturas de Facundo, el cuerpo aparece como gran protagonista y porta consigo la noción de movimiento, que se vuelve una forma de hablar del tiempo. En tanto, en las esculturas de Miski, esta idea se concreta a través de otras metáforas y materialidades: la madera, expuesta de manera sincera, contiene fragmentos narrativos del paisaje y del tiempo.
Su convivencia sugiere un punto de equilibrio inestable, una tensión constante entre miradas que, desde experiencias singulares, se traducen en lenguajes personales y contemporáneos. Las piezas que integran esta exposición habitan, precisamente, ese espacio intermedio.

Las fotografías de Franco, centradas en el Carnaval, captan un tiempo suspendido donde la celebración popular se vuelve un archivo vehemente de emociones y visiones. Esta fiesta, producto del sincretismo cultural entre ritos de pueblos originarios -basados en ceremonias dedicadas a la fertilidad de la tierra- y tradiciones llegadas desde Europa, fue adquiriendo con el tiempo matices propios, y se convierte en materia y contenido de sus obras. Con una mirada sensible, crea fantasmas de humo como ecos de una antigua dimensión que se hace presente, resuelta en contraste de danzas, colores y cuerpos. Carolina nos confronta con la historia escrita y el tiempo actual desde un activo ejercicio estético de reflexión y memoria.
En sus esculturas, Miski transforma la madera en presencias y personajes que oscilan entre la descripción figurativa y la fantasía poética. Utiliza con frecuencia maderas nativas de la región, como el cedro, el pacará y el palo santo. Sus obras, construidas desde un lenguaje próximo al surrealismo, remiten a menudo a figuras zoomorfas y elementos de la naturaleza, que a veces representa en escalas distintas a las reales. En ellas, explora la íntima relación entre el ser humano y su entorno. Así, la memoria también se activa en el cruce entre la materialidad y el relato de lo reconocible, otorgando a sus figuras una dimensión tanto política como simbólica.
En tanto, Cañazares, desde una pintura gestual y descriptiva, representa cuerpos que remiten a objetos, figuras humanas o animales que adquieren protagonismo, atravesados por tensiones entre lo natural y lo onírico. Trabaja con elementos superpuestos o fragmentados, provenientes tanto de la realidad que lo rodea como de la propaganda masiva. En distintas ocasiones, incorpora también palabras que funcionan como denuncia frente a aquello que ha sido domesticado. Su mirada crítica se materializa en un gesto que, al mismo tiempo que denuncia, propone un universo propio, abierto a un discurso poético.
Entre Dos Aguas se configura como un umbral donde las prácticas artísticas se vuelven modos de conocimiento. La pluralidad da lugar a una noción de identidad en expansión. Así, cada obra actúa como una forma de lectura del territorio, no en términos de representación, sino como inscripción sensible y crítica.
En el cruce que propone esta exposición, como en las imágenes que Didi-Huberman llama sobrevivientes, es en ese "entre" que habitan sus obras, no hay respuestas cerradas, sino apertura. Sus fotografías, esculturas y pinturas no solo muestran: van más allá. Conservan huellas que se filtran en la trama lineal del presente y lo hacen vibrar, una y otra vez.
- Inauguración: 16 de julio de 2025.
- Cierre: octubre 2025.
- Lugar: UGallery, Buenos Aires . Posadas 1487
- Horarios: de lunes a viernes 12-19 hs. Sábados con cita previa


